Una humana para el rey romance Capítulo 73

Fue un impulso lo que ocasionó que Junior se levantará agitado, sintió un leve pinchazo en su corazón.

Algo malo ocurría.

Trato de olvidarlo así que decidió darse un baño de agua fría, quería quitarse aquel malestar.

Dejó que el agua corriera por todo su cuerpo, cerró sus ojos.

Pero el dolor continúo.

Era una fría mañana, el reloj marcaba las 6:17. Pudo sentir la frescura del día, pero era un día que traería muchas sorpresas.

Tomo un libro y comenzó a leerlo, quería esperar para poder despertar a Yanet.

Su Yanet.

Entre sus manos poseía una antigüedad de la humanidad, el título era "Cien años de Soledad" de Gabriel García Márquez.

Uno de sus libros favoritos.

"Llegaron a sospechar que el amor podía ser un sentimiento más reposado y profundo que la felicidad desaforada pero momentánea de sus noches secretas".

Soltó un suspiro al leer aquella frase, cerró el libro y observó nuevamente el reloj.

Marcaba las 8:00 am.

Era hora de despertar a Yanet, camino por el pasillo, todo estaba en silencio.

Al llegar freno frente a la puerta, alzó su mano para tocar la puerta, pero se quedó ahí inmóvil por unos segundos. En sus pensamientos la idea de abrazarla era su deleite.

Un toque.

Dos.

Tres.

Cuatro.

No había respuesta.

-Yanet - susurró suavemente, pero el silencio fue su respuesta

Tocó otra vez.

Una.

Dos.

Tres veces.

Y no hubo ninguna respuesta.

A toda prisa abrió la puerta de una patada, todo estaba oscuro. Arrugó su nariz por el putrefacto aroma que este desprendía.

Observó la habitación con detenimiento, la cama estaba intacta, como si nadie hubiera dormido ni movido nada de aquella cama.

Las cortinas cerradas.

Y en el piso, cenizas.

Como si alguien hubiera quemado papeles.

Pero ¿Quién?

Yanet no pudo haber quemado nada ahí, ella no era así.

Entonces como una rápida imagen, Beatriz apareció. Con una sonrisa malévola, vestía de negro. Parecía una diosa, pero su aura mostraba toda la maldad.

Vio su reflejo en el espejo.

Está sonreía.

"Junior"

"Ven conmigo"

"Ven Junior"

"Estaremos juntos"

Bajo la mirada al suelo, no quería seguir escuchando aquella voz.

"Por siempre"

Pero al escucharla nuevamente, alzó su mirada. Y ahí estaba, frente a él Yanet.

Su Yanet.

-Junior - tapo sus oídos por aquella voz, era chillona y ronca.

No, no era su Yanet.

Esa mujer no era su Yanet.

Salió a tropiezos de la habitación, seguía cubriendo sus oídos. Bajo las escaleras rápidamente.

No era su Yanet.

¿Dónde estaba ella?

¿Donde?

Para sorpresa de todos Junior llegó desesperado, asustado. Dejaron de tomar su desayuno y prestaron atención al hombre que estaba frente a ellos, con los ojos llenos de miedo y sus manos cubriendo los oídos.

-Junior ¿Qué ocurre? - pregunto Jazmín quien se acercó a él, pero Junior seguía en shock - Junior - lo volvió a llamar

-Y ¿Yanet? - pregunto Aleckey, Junior levantó la mirada, observó a todos. Aleckey y Jazmín yacían frente a él, Minesa y Erthe estaban detrás de Aleckey

-Ella se la llevó - susurró débilmente Junior - en su alcoba estaba Beatriz, ella me dijo que fuera junto a ella, luego apareció Yanet y no era ella. Beatriz le hizo algo, le hizo algo

Todos observaron pasmados la confesión de Junior.

-Eso es imposible, ella no pudo llevársela - susurró Minesa

-Ella regresó - una fina voz resonó en el lugar, era Casandra quien entro al lugar dejando pasmados a todos - regreso y viene por venganza

-Eso no puede ser posible - murmuró Minesa asustada

-Si es posible mi reina, anoche despertó y regreso para matar a cada persona que se interponga en su camino - Casandra observó a Aleckey fijamente - debemos matarla

Aleckey asintió.

-Madre encargarte de Junior por favor - Jazmín asintió ante el pedido de su hijo

Minesa se acercó su amado, lo abrazo fuertemente. No quería perderlo, lo amaba mucho y solo quería vivir en paz de una vez. Pero aún había peligro.

-Ven con cuidado Aleckey - él al escuchar la dulce voz de su esposa acarició su cabeza suavemente, dejó un casto beso en la mejilla de su esposa y susurró

-Cuida a nuestros hijos

Pronto Aleckey, Casandra y Doroteo conversaban en su despacho. Debía encontrar a Beatriz pronto.

Pero había alguien que con desesperación se vestía a escondidas de todos, Leopoldo tenía un plan en mente y era encontrar a su madre.

No quería que la matarán, él podía convencerla de acaba con todo eso y vivir en paz.

En paz.

Sin ningún título, ni reino, solo ellos dos. Alejados de todos, siendo felices y en paz.

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