Una humana para el rey romance Capítulo 8

Su mente proyectaba aquel momento, en donde su corazón latió fuertemente la primera vez que conoció a Minesa.

Su dulce aroma de avellanas y miel lo enloquecía, sus labios lo provocaban a besarlo sin fin y quería que aquella tristeza ya no se reflejara en sus bellos ojos.

Aún podía sentir el aroma de Minesa.

La puerta fue abierta dejando ver a Josek.

-Mi señor - hizo reverencia - Yated ya ha sido llevado junto a Erthe Lompo al salón real, lo esperamos.

El joven rey se paró de su sillón y salió de ahí seguido de Josek.

En el salón real yacían los 5 derkis, eran jueces, daban la decisión y la publicaban por todo el pueblo.

En medio del salón Yated se encontraba encadenado y arrodillado en el piso, sus manos y pies llevaban cadenas, y a su lado Erthe estaba parado mirando el suelo con una clara decisión en su mente.

Todos hicieron reverencia al ver al rey.

Aleckey se sentó en su trono y habló.

-Yated sabes ¿por qué estás aquí? – Aleckey miraba con furia al hombre encadenado

-Sí, mi señor – respondió Yated mientras temblaba levemente

-Muy bien, señores Derkis digan la condena.

-Yated Fith, por haber mentido al rey y haber acusado falsamente a Erthe Lompo serás condenado a muerte - el derkis de cabellera dorada habló con su fría voz - ¿aceptas tu condena?

-Sí, la acepto - su voz salió débil

-Mi rey no lastimé a Yated, él cometió un grave error, pero ya se disculpó - Erthe pidió en susurro

Aleckey negó rápidamente.

-Mentirle al rey es un grave delito, así que morirá - hablo el rey mientras escuchaba a Yated llorar

-Mi rey… - Erthe intento hablar, pero Aleckey se puso de pie bruscamente acallando al hombre

-Erthe - se acercó a Erthe a paso lento - te llamó ladrón ¿Por qué eres bueno con él?

Agarró con fuerza el mentón de Erthe, ambos se miraron.

-Perdone su vida - habló Erthe en un ruego temeroso

-Sabes cómo salvarle la vida – afirmo el rey dándole una mirada a Erthe

-A cambio de mi vida - Yated levantó la mirada y la posó en Erthe.

-Er…- Erthe miró a Yated - ¡No me salves! Yo mismo me condene, todo cae sobre mí

Despertó al escuchar los pájaros cantar, se asomó a su ventana y miró a la gente caminar de un lado al otro.

Jóvenes de su edad llevar unos vestidos coloridos, llevaban peinados cómodos y zapatos nuevos. Mostraban sus bellos rostros plasmando sonrisas coquetas, algunas se sonrojaban ante las miradas y otras seguían su paso ignorando los murmullos.

Minesa bajó su mirada hacia sus pies y vio con curiosidad sus zapatos negros sucios que Dukak le había regalado hace 1 año.

En su corazón no deseaba riquezas, pero se sentía oprimida al no poder ver a su padre feliz, su corazón tan puro aún no entendía cómo funcionaba el mundo y la cruel que rondaba la vida.

Como había muertes, asesinatos, violaciones e injustas guerras, ella a través de los libros se sumergía en cuentos bellos, de amor, de misterio, de ciencia ficción, soñaba con ser una de esas mujeres que en sus libros leyó, aquellas que se aventuraban en viajes y descubrimientos maravillosos.

Personajes extraños, pero únicos ante los ojos de la joven.

Ella soñaba.

Quería salir al mundo, pero temía ser rechazada.

Se quedó ahí mirando a la gente pasar con curiosidad.

Mientras su padre la miraba desde el arco de la puerta, tocó su pecho con un dolor instalándose ahí.

-Mereces una vida mejor, pero… – susurró en voz baja con la voz entrecortada - ya tomé una decisión – decidido giro sobre sus talones y en silencio se alejó de ahí

Erthe ya tenía una respuesta para el rey.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una humana para el rey