NARRA RAQUEL
Duramos en carretera hasta que después de unos treinta o más minutos llegamos a aquel restaurante. Joel detuvo su automóvil al frente del lugar, me bajé y él también lo hizo.
— Gracias por traerme — le regalé una sonrisa una vez que estuvo frente a mí.
Joel: No hay de qué — me sonrió de vuelta. — ¿Te paso a buscar luego?
— No, tranquilo, no hace falta. — le sonreí.
Joel: De acuerdo, bueno, nos vemos más tarde — dejo un beso en mi mejilla. — Suerte al contarle a Erick de tu bebé
— Desear suerte, es de mala suerte ¿Sabías? — hablé mirándolo arqueando una ceja
Joel: ¡Suerte! — soltó una carcajada rodeando su auto, y se subió en el puesto de piloto.
— Quieres que me vaya pésimo
Joel: ¡Claro que no! — hablo conteniendo su risa. — Mejor ya entra, Erick debe estar esperándote adentro
— Claro, ¡adiós! — me di la vuelta, y escuché como encendió su auto y se marchó.
Antes de cruzar miré a los lados, no pasaba ningún automóvil o alguna motocicleta así que crucé y me dirigí al restaurante.
Me sentí nerviosa, mis manos me sudaban y era de esperarse que estuviera así, tenía miedo a que Erick reaccionara mal o que se yo.
Entre al restaurante y busque entre todas las personas a Erick hasta que, después de unos segundos pude verlo sentado en una mesa al fondo, este tenía puesto unos lentes y revisaba unos papeles que tenía en su mano.
Me detuve e inconsciente sonreí al mirarlo, y rodeé con mis dos manos mi vientre.
Hoy, de una vez por todas, tú padre sabrá de ti mi pequeño o pequeña. — Pensé sin dejar de mirar a Erick
Me acerque hasta él sin quitar la pequeña sonrisa de mi rostro, pero está se desvaneció al ver quién se acercó hasta su mesa y se sentó a su lado derecho.
¿Que mierdas estaba haciendo Alondra aquí?
¿Por qué estaba ahí con Erick?
¿Acaso él la invitó a almorzar con nosotros?
Seguí mi camino hasta su mesa, cuando estuve a solo pocos pasos de ellos Erick notó mi presencia y me sonrió, pude ver que recogió los documentos de su mesa y los coloco dentro de una carpeta, se levantó de su asiento y al tenerme frente a él beso mi mejilla.
Erick: Hola — hablo con una sonrisa.
— ¿Hola? — hablé desconcertada, sin quitar mi expresión seria.
Erick: ¿Estás bien? — preguntó frunciendo levemente su entrecejo.
— Si, no te preocupes — lo mire, y mi vista se desvió hacia Alondra.
Alondra: Raquel, qué gusto me da verte — hablo con una sonrisa hipócrita, solo le rodé los ojos y miré a Erick.
— ¿Que hace ella aquí? — le susurré.
Erick: Oh, ella… — rasco su ceja mirándome. — Ella vino a traerme unos documentos que son parte de tu sorpresa y la invite a comer con nosotros.
Oh, maravilloso
Mi plan de contarle sobre mi embarazo fracasó, una vez más; supongo que aún no era el momento para decirle y esto tal vez era una señal.
Erick: No te molesta, ¿cierto? — volvió a hablar
¡Oh, pero claro que me molesta! Por Dios, ¡¿En qué pensabas cuando la invitaste a quedarse con nosotros?! — Grito mi subconsciente.
— No… Para nada — Fingí una sonrisa, y me senté en la silla frente a ellos.
Erick: Bien — también tomó asiento. — ¿Pedimos algo de comer? — preguntó.
Si claro — respondimos nosotras al unísono.
Erick llamó a un mesero y este se acercó a nosotros, a cada uno le dio una carta con el menú del restaurante, y mientras Erick pidió lasaña y Alondra una simple ensalada yo pedí tres platillos diferentes, entre ellos algo dulce.
Erick: Tienes mucha hambre, eh — bromeó mirándome
— Sí, es que no desayune en la mañana — reí apenada, y claramente mentí; gracias a mis antojos de mujer embarazada había pedido toda esa comida.
El mesero se retiró y, minutos más tarde, regreso acompañado de otros dos meseros quienes en sus manos traía la comida y al dejarla en la mesa les agradecimos, después se fueron.
Empezamos a comer, y los únicos en nuestra mesa que hablaban eran Erick y Alondra, yo sólo comía en silencio, sin prestar atención a su aburrida plática, todavía sin entender para qué diablos la invito.
Alondra: Si sigues comiendo así te pondrás como puerca — comentó ganándose mi atención, e hizo una mueca de asco mirándome.
Erick: ¡Alondra! — la reprendió.
Alondra: ¿Qué? Solo digo la verdad — se encogió de hombros.
— Erick déjala, sus comentarios no me afectan en lo absoluto. — dije, y era así; por más que intentara ella no me haría sentir mal o insegura, para nada.
Quería decir algo más, pero sentí náuseas y no pude; sin decir absolutamente nada me levanté rápido y corrí hasta el baño de damas, por suerte no había nadie.
Cuando entré vomité en uno de los retretes/inodoros todo lo que había comido hace un momento, minutos después acabe, le baje al inodoro y me levanté del suelo donde había estado arrodillada segundos atrás.
Caminé hacia el lavabo, lave mi boca con agua y me comí el último caramelo de menta que tenía en mi bolso. Me mire en el gran espejo un segundo y suspiré, de pronto, alguien quién al parecer tenía rato aquí habló
Xx: Por fin solas — una voz femenina habló, miré a mi derecha y mi rostro se tornó serio.
— ¿Ahora qué quieres, Alondra? — pregunté cansada de todas sus amenazas absurdas.
Alondra: En realidad nada, sólo quiero charlar contigo — habló con una sonrisa.
Erick: Por cierto, ¿qué era lo que quería decirme ayer? — pregunto el ojiverde ganándose mi atención, y me miró sonriendo.
— Ahm, era que... — hablé, y mi vista viajo de él hacía Alondra quién también me miraba. — No, mejor olvídalo, no lo recuerdo. — hablé, y me recosté del espaldal de la silla restándole importancia a eso.
Erick: ya veo — hizo una mueca
Alondra: Oye Erick, ¿puedes servirme una copa de vino? — le pregunto de la nada.
Erick: Si claro — hablo agarrándome aquella botella de vino tinto del centro de la mesa, y sirvió un poco en la copa de la rubia. — ¿No quieres tú también? — me preguntó, y él también se sirvió un poco vino.
— No, gracias, pero no suelo tomar días de... — Me excuse, pero Alondra me interrumpió.
Alondra: Oh vamos, sólo será una copa, no te hará daño, a menos que estés... — me miró, y antes que terminara de hablar la interrumpí.
— A menos que nada, simplemente no quiero; prefiero seguir tomando de mi jugo. — hablé seria, y a la vez un tanto nerviosa.
Alondra: de acuerdo
(...)
Erick: Bien, ya creo que es hora que te diga cuál es tu sorpresa. — me dijo con una sonrisa.
— La verdad sí... Me tienes intrigada con eso, quiero saber de qué se trata — dije un tanto emocionada, y pudimos escuchar como sonó un celular.
Alondra: Oh, disculpen. Debo atender esta llamada — hablo levantándose de su asiento.
Erick: tranquila, ve. — le sonrió.
Ella asintió, contesto la llamada y salió del restaurante.
— ¿Y bien? — hablé arqueando una ceja. — ¿De qué se trata la sorpresa? — pregunté sonriendo.
Erick: Oh, cierto. — río. — Bueno, ¿recuerdas que después de la muerte de tus padres todo, sus propiedades, incluso su empresa tuvieron que ser vendidas para pagar muchas de sus deudas? — él pregunto, y con confusión asentí con la cabeza, y prosiguió. — Bueno, desde hace un mes estoy reuniéndome con el abogado que trabajaba para tus padres, quería saber más del caso y hace poco confirme que todas sus propiedades fueron vendidas, excepto una.
— ¿ah no? — fruncí mi ceño, todavía más confundida que hace un momento. — ¿Cuál?
Erick: Su empresa; al parecer está a tu nombre, por eso no la vendieron y aquí — habló agarrando la carpeta que estaba en la silla vacía a su lado izquierdo. — Aquí tengo los documentos de propiedad, son tuyos, aquí tienes — hablo entregándole aquella carpeta, y la agarré.
— ¿Me estás hablando en serio? — pregunté algo sería, pero a la vez contenta.
Erick: Si, nunca había hablado tan en serio en mi vida — dijo sonriendo.
— Oh, por Dios, no sabes cuánto te agradezco todo esto Erick, me ha encantado tu sorpresa
Erick: Lo sé, y no debes agradecer nada — me sonrió. — Pero algo debes saber, por ahora hay un arquitecto haciéndose cargo de la empresa, pero de manera temporal hasta que tú aprendas todo lo referente a como manejar una empresa. En la última hoja hay una nota con su número si quieres comunicarte con él — Habló, sin más abrí la carpeta y leí aquella nota en la última hoja.
— Arquitecto Christopher DeLuca — leí en voz un poco baja, y ví por encima su número telefónico.
Tiene bonito nombre — Pensé.
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