VENDIDA (COMPLETA) romance Capítulo 63

NARRA RAQUEL

 

Cerré la carpeta y miré a Erick con dulzura.

 

— ¿Puedo darte un abrazo? — pregunté dudosa por su respuesta.

 

Erick: Si — asintió con una sonrisa de lado. — Por supuesto que sí. — se levantó de la silla.

 

Le sonreí y me puse de pie, él se acercó a mí acortado la distancia que había entre nosotros y me abrazó; me enrollo entre sus brazos y el olor de su perfume invadió mis cosas nasales, e inconsciente cerré mis ojos para disfrutar de este momento

 

— Muchas gracias Erick, esto significa mucho para mí y nunca tendré como pagarte esto que has hecho por mí — hablé todavía abrazándolo, sin ninguna intención de separarme de él

 

Erick: Basta princesa, no me agradezcas más — me pidió, y río por lo bajo — Si hice esto es porque todavía te sigo queriendo y sabía cuándo te encantaría recuperar algo de tus padres — habló y se encogió de hombros, mientras apoyaba su barbilla de mi cabeza. — No para que me estés agradeciendo por ello cada segundo.

 

— Si tú lo dices — Murmuré.

 

Tan solo tenerlo cerca de esta manera hacia que me aferrara más a su cuerpo, y me olvidará de todo el mundo que estaba a nuestro alrededor; ahora solo éramos él y yo.

 

Nos separamos y alcé la mirada, él me miraba y estábamos solo a unos centímetros de distancia, varios pensamientos se cruzaron en mi mente; este era el momento perfecto para contarle sobre mi embarazo, era ahora o nunca.

 

— Erick — hablé mirándolo a esos hermosos ojos verdes. — Hay algo que debo decirte — hablé decidida a contarle todo.

 

Erick: Adelante, te escucho pequeña — me miró con atención lo cual me puso algo nerviosa.

 

— No se cómo decírtelo, ahm... — rasque mi ceja, y suspiré profundo. — Hace poco me hice un examen y en este salió que... — hablé, pero la voz chillona de Alondra me interrumpió.

 

Ya me parecía extraño que no había vuelto a arruinarlo todo; la odio, de verdad la odio.

 

Alondra: Erick, necesito un favor tuyo — hablo, se le escucho preocupada por lo que creí que algo le había pasado.

 

Erick: El qué quieras, ¿qué ocurre? — pregunto confundido, al parecer no solo yo creí que le había pasado algo a esa estúpida.

 

Alondra: Llévame a mi casa, por favor. Mi madre se ha puesto mal, necesito ir con ella. — Dijo, tenía los ojos cristalinos y no sé por qué rayos, pero sentí justo ahora esa sensación de cuando una persona te está mintiendo.

 

Erick: Si claro — respondió en seguida, y me miró. —  ¿Vienes con nosotros? O, ¿te quedas aquí y me esperas? — me preguntó arqueando una ceja.

 

Sin duda, prefería mil veces la segunda opción que seguir viéndole la cara a la estúpida de su secretaria.

 

— Me quedo aquí — hablé, y me senté en la silla.

 

Erick: de acuerdo, vendré rápido por ti

 

Dicho eso fue a pagar la cuenta del restaurante, y después se marchó con la insoportable de Alondra.

 

(...)

 

Paso una hora; una larga y aburrida hora.

 

Yo seguía sentada en aquel restaurante esperando a Erick quien no aparecía por ningún lado, ni siquiera atendía su celular y ya me estaba empezando a molestar. Saqué mi celular del bolso y por milésima vez miré la hora, solo faltaban veintinueve minutos para las cinco de la tarde.

 

Minutos después, me cansé de esperar, a leguas de notaba que Erick prefirió quedarse con la estúpida de su secretaria; furiosa me levanté de la silla y salí de ese sitio. Antes de caminar miré a todas partes, aún con esa mínima esperanza de que Erick apareciera, pero no lo hizo.

 

Crucé la calle cuando ningún automóvil o motocicleta paraba y camine hasta la parada de autobús en la esquina de la calle donde estaba; era una de las primeras en la cola así que me iría de inmediato en el próximo autobús que llegara.

 

No dije nada; sólo abrí la puerta del auto y me bajé, luego Erick hizo lo mismo y rodeo su carro hasta acercarse a mí.

 

— Gracias por traerme — hablé seria. — Ahora adiós, debo subir — me gire sobre mi propio eje, y comencé a caminar.

 

Erick: ¡Espera! — Habló haciendo que detuviera el paso y volteara a verlo, esperando que siguiera hablando.  — ¿Que te sucede? — pregunto confundido.

 

— ¿A mí? — fruncí mi ceño. — Absolutamente nada.

 

Erick: Oh vamos, sé que mientes. Te conozco demasiado bien y sé que te ocurre algo, dime.

 

Suspiré profundo, y hablé; — ¿En serio eres tan estúpido para no darte cuenta? — arqueé una ceja sería. — ¿Acaso no notaste lo que me hiciste? O sea, que me dejaste durante una estúpida hora sola en ese restaurante sólo por irte con la zorra de tu secretaria — resalté la palabra una, estaba bastante enojada.

 

Erick: Oh, perdóname por eso, es que había mucho tráfico y... — habló, pero no me interesaban sus estúpidas excusas, por eso lo interrumpí.

 

— Pero no solo eso hiciste, también cometiste la idiotez de invitarla a comer con nosotras sabiendo que no la soporto Erick

 

Erick: Pero creí que eso no te importaba.

 

— ¡Claro que me importó! — eleve un poco la voz. — Invitaste a la estúpida que más odio, la misma que me ha estado insinuando todo este tiempo que hará todo lo posible para estar contigo y... Diablos Erick, ¡tú no entiendes nada! — hablé molesta todavía, pero ahora lo estaba por mi plática en el baño del restaurante con Alondra

 

Erick: Pero, ¿que debería entender? — pregunto, era claro que mis palabras lo confundieron.

 

— Carajo, ¡que estoy embarazada! — solté sin previo aviso, quise retractarme por lo antes dicho por mí persona, pero era muy tarde para eso.

 

Del enojó no sabía ni siquiera que era lo que decía o no.

 

Erick solo abrió sus ojos en forma de sorpresa, sin duda esperaba que le dijera cualquier cosa menos eso, eso podía saberlo con solo mirar su rostro.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: VENDIDA (COMPLETA)