NARRA ERICK
Todavía seguía contento, ¿y cómo no estarlo? Si siempre quise formar una familia con Raquel y ahora por fin eso estaba haciéndose realidad; y aunque por lo momento no estemos juntos, como me gustaría, sé que más pronto que tarde lo estaremos.
...
Me encontraba ahora en la empresa, era martes y desde hace una media hora estaba en una reunión con mis padres y con algunos ejecutivos importantes de la empresa; pero no lograba concentrarme, en mi cabeza solo había espacio para pensar en Raquel y en nada más.
Xx: ¿Está de acuerdo, señor Erick? —habló Roberto, el contador, haciéndome salir de mis pensamientos.
—¿Ah? ¿De acuerdo con qué? —hablé desconcertado, y arqueé una ceja.
Xx: Con la idea de crear una guardería dentro de la empresa para que aquellas madres que trabajen aquí puedan llevar a sus niños y trabajar sin preocupaciones de con quién dejarlos.
—Eh sí, por supuesto que lo estoy —respondí de inmediato.
Daysi: Erick, cariño, ¿todo bien? —murmuró mi madre quien estaba sentada a mi lado.
—Sí, todo bien —le sonreí para que no se preocupara.
Seguimos con la reunión, minutos después, la dimos por terminada y todos nos levantamos de nuestros asientos para seguir con nuestro trabajo, pero la voz de mi madre hizo que no saliera con el resto.
Daysi: Cariño, ¿podemos hablar un minuto? —me preguntó ella poniéndose de pie.
—Si, claro mamá, pero vayamos a mí oficina
Ella asintió y cuando salimos del salón de juntas caminamos hasta mi oficina, y antes de entrar le dejé dicho a Alondra que estaría ocupado, que no me pasará ninguna llamada ni nada.
—Dime madre —hablé en cuanto entramos a la oficina, y camine hasta mi escritorio. —¿De qué querías hablar conmigo? —pregunté mientras tomaba asiento en la silla de mi escritorio frente a ella.
Daysi: De ti cariño. —Habló mientras tomaba asiento. —Te note demasiado pensativo en la reunión y por lo usual nunca estás así, ¿ocurre algo que no sepa? —levantó una ceja.
—No mamá, no ocurre nada, o bueno si. —hablé y suspiré profundo.
Daysi: Si quieres, puedes contarme.
—Es sobre Raquel, ella está embarazada mamá, tendremos un hijo —hablé con una sonrisa de lado.
Daysi: ¿Cómo? —ella abrió sus ojos, claramente sorprendida. —¿De verdad hijo?
—Si mamá, es verdad. —hablé sin quitar la sonrisa de mi rostro. —Está embarazada, y tiene a penas cinco semanas.
Mi madre no dijo nada, solo se levantó de su asiento y camino hasta a mí, yo también me levanté y ella me dio un abrazo.
Daysi: Felicidades hijo —murmuró, todavía abrazándome. —Me siento muy orgullosa de ti, y feliz también al saber que seré abuela otra vez —habló separando se de mí, y me miró con una dulce sonrisa.
—Gracias mamá, y lo sé —dije sonriendo también.
Daysi: Cuando tu padre se entere se pondrá contento, todos en la familia se pondrán contentos. —hablo recalcando la palabra todos
—Si, de eso no tengo dudas
Daysi: ¿Y qué piensan hacer tú y Raquel? —preguntó. —¿Piensan volver cariño? Eso sería lo ideal, ustedes dos se aman, de eso no tengo dudas y lo mejor para ese bebé que viene en camino es nacer con sus padres juntos, no separados.
—Tienes toda la razón, por eso lo estuve pensando desde anoche y... —hablé, e hice una pausa para luego seguir hablando. —Quiero pedirle que se case conmigo.
Daysi: ¿Estás seguro de eso? —preguntó arqueando una ceja.
—Sí, totalmente seguro madre —hablé seguro de mis palabras, y con una sonrisa en mi rostro.
[×××]
NARRA RAQUEL.
Desperté temprano, alrededor de las ocho de la mañana; me estire en la cama y me levanté de la misma luego, pase al baño donde hice mi rutina diaria y me di una corta ducha para quitar la flojera que traía encima.
Termine de bañarme, con una toalla limpia seque mi cuerpo y después la enrolle a mí cuerpo desnudo para salir a la habitación, ahí me vestí con lo primero que saque del closet y luego salí del cuarto directo a la cocina.
Joel todavía no se despertaba; preparé el desayuno, hice arepas para él y para mí, cuando se hicieron las rellene con queso blanco y metí la de Joel en el microondas.
Me senté en la pequeña mesa para cuatro que había en la cocina con mi desayuno y un vaso de jugo, y comencé a comer.
Joel: ¡Buen día! —habló el ruloso entrando a la cocina.
De inmediato se dirigió a la nevera y buscó algo que comer o tomar, hasta que sacó la leche.
—Buen día —hablé después que trague mi comida. —Tú comida está en el microondas —le indique.
Joel: Oh, gracias —hablo destapando la leche, y bebió desde el envase, cosa que solía hacer con frecuencia.
—¿No crees que es mejor beber desde un vaso? —le pregunté sin quitar mi mirada de el.
Joel: No —hablo cerrando la leche, luego la guardo en su lugar y fue por su desayuno. —Así se le pierde el sabor —río mientras sacaba el plato del microondas, luego camino hacia mí y se sentó al frente mío
—¡Claro que no! Sabe incluso mejor si bebes desde un vaso, créeme
Joel: Como sea —habló, y le dio una gran mordida a su arepa. —Lo estuve pensando, y no iré a casa de Jimena —habló cambiando el tema después que trago.
—¿Ah no? —fruncí mi ceño.
Joel: No —habló sonriendo. —O sea, si le pediré disculpas, pero de una forma especial, que sé que le encantará.
—¿Cómo? —pregunté arqueando una ceja.
Joel: Le pediré matrimonio —habló como si fuera algo normal, y le dio otro mordisco a su arepa.
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