ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 22

Alaia

Termino de revisar los esquemas y mapas de interconexión del proyecto en mi Tablet, los trabajos ya han comenzado, los ingenieros están yendo al edificio de los Garnett, este queda fuera de la ciudad y toma una hora de viaje desde aquí.

Hoy mis bebés se quedaron en casa, así que hay mucho silencio por aquí.

Suspiro extrañando a mis pequeñines, ellos me dan vida.

—Cielo, diseñé este vestido de noche, pero no estoy segura —Ash entra y camina hacia mí.

Dejo lo que estoy haciendo presto toda mi atención a mi prima. Me muestra un hermoso y elegante vestido azul con brillos.

—Está precioso —digo y ella comienza a describir el detalle del que no está segura y debatimos acerca de él.

El teléfono de mi oficina suena y es Ignacio.

—El señor Kurt Russell está aquí —me informa y volteo a ver a Ash con los ojos bien abiertos.

Silencio la llamada.

—Ve al cuarto de los niños —hablo en tono bajo y ella asiente.

—Haz que pase —digo cuando ya Ash ha cerrado la puerta de la sala de juegos.

Apoyo mi espalda en la silla y espero a que entre, considero que, si me niego a recibirlo, será sospechoso, así que me desharé de él pronto.

—Alaia —dice entrando como un rayo seguido por sus guardaespaldas, mis ojos van al rubio, quiero verlo mejor, ya que nunca lo he visto de cerca.

Tino tiene razón, es atractivo y es muy alto, además de que tiene cara de pocos amigos, como le gustan a Tino.

—En que puedo ayudarte —digo y noto como los tres miran a todos lados.

—Vengo a buscar a mi hija —habla y me fija—ha decidido desaparecer y sospecho que tú y ese amiguito Gay la ayudaron —me acusa.

—La última vez que vi a mi prima fue en el aeropuerto, donde ella se despidió de nosotros y volvió a su casa —digo con gran tranquilidad.

—Eso es lo que parece, pero no regresó a su casa, me suena increíble que no esté contigo —parece preocupado, pero no puede engañarme, no le importa su hija.

—Pues no está conmigo, tendrá que seguirla buscando o retractarse para que ella pueda regresar y vivir la vida que elija —me cruzo de brazos.

—No lo entenderías —dice.

—No, no entiendo como un padre puede obligar a un hijo a hacer su voluntad, sin importarle lo que pueda sentir —espeto y él me mira casi con enojo.

—Seguramente estas en contacto con ella, solo dile que regrese o cerraré sus tiendas —se da media vuelta

—¿De verdad cerrará un negocio que genera tanto dinero al mes? Solo por soberbia y orgullo —digo y se detiene, sin embargo, no dice nada y continua su camino.

Les hace una señal a sus hombres y salen de mi oficina.

Cuando me aseguro de ver su recorrido por el edificio desde las pantallas de mi oficina, pedí que las instalen hace poco, los veo salir y es cuando finalmente voy por Ash.

—Es un viejo zorro, no tardó en llegar hasta aquí —Ash mira a través de la ventana en lo que cierro la puerta y llego hasta ella.

—Al menos esto nos ha servido para saber que el traje de chico está siendo muy útil, no han notado que eres tú —digo y Ash asiente.

—Estaremos bien por ahora.

—Lo estamos Ash, ¿qué te parece si vamos a la casa hogar saliendo de aquí?, quiero conocer el lugar donde viven y ver si puedo comprarla, pero antes iremos de shopping.

—Me encanta la idea y quisiera ayudar —dice Ash—, pero mi padre ha congelado las cuentas de las tiendas y no me arriesgaré a hacer movimientos desde mis cuentas bancarias.

—No te preocupes, cuando recibas la herencia vas a pagarme —sonrío y ella ríe negando con la cabeza.

Salimos directamente al centro comercial, buscamos ropa para niños de todas las edades y para las chicas, hacer esto me llena el corazón.

De paso, entramos a una tienda de diseñador que a Ash le ha llamado la atención.

—Mira estas telas —habla de ellas con conocimiento y yo aprendo, no está de más.

Damos un recorrido y tomo unas cuantas prendas que me han encantado y definitivamente, compraré, son muchas cosas, así que tenemos la atención de las mujeres que trabajan en la tienda.

—Disculpe, alguien puede atenderme —escuchamos a una mujer y una de las chicas con quien hablamos va hacia ella.

—Este te quedaría perfecto, Garce —dice la recién llegada.

—No lo sé, Barbie —responde la mujer y ellas pasan a nuestro lado, es cuando veo que son Bárbara y a la madre de Nick.

Ash las mira y frunce el ceño, después voltea a verme y es cuando me doy cuenta de que las ha reconocido.

Continuo con mis compras restándole importancia a la presencia de Bárbara, realmente la madre de Nick nunca supo de mí, así que tampoco es de mi interés.

Vamos a la caja para pagar las prendas, busco mi tarjeta y mi identificación en mi cartera.

—Alaia Russell—lee la chica que está detrás del mostrador y otra me entrega unas bolsas de compras.

—¿Alaia Russell? —definitivamente esa no es la voz de Ash, es Bárbara.

Mis ojos van a Bárbara y hago de cuenta que no la conozco.

—Tú eres Alaia, la chica de la universidad, la ex de…—se detiene al ver que su acompañante se acerca.

Los niños nos saludan con ánimo, al igual que las mujeres.

Hay varias habitaciones divididas entre las chicas y sus hijos, vemos que faltan muchas cosas, apoyo psicológico, la comida no es mucha.

—Quisiéramos una lista de todo lo que hace falta, también el contacto encargado de la venta de la casa, si es posible —digo cuando llegamos a la oficina, es muy sencilla.

—Son unos Ángeles, nadie se había interesado en nosotras como ustedes lo están haciendo, tenemos algunos recursos, no son muchos, pero podrían ayudar con la compra.

—No, claro que no, úsenlo en lo que consideren urgente, por favor —pide Ash y la sonrisa de Alicia se hace más grande.

Pasamos más tiempo con ella hasta que decidimos ir a casa.

Subo a la camioneta y marco el número de mi asistente.

“Alaia”

—Ignacio, te envío el contacto de la persona encargada de la venta de una casa, quiero que averigües el precio y todo lo que requiere el estado para comprarla, llámame, apenas tengas esa información.

“Entendido”

Corto la llamada y subimos al auto para volver a casa.

—¡Mami! —mis hijos corren hacia mí, apenas llego a la puerta y me pongo a su altura para abrazarlos y llenarlos de besos.

—¿Cómo están, mis bebés?

—Ien —responden con esas vocecitas que amo.

Entramos tomados de las manos y saludo a mi familia, mi padre no está, solo están las chicas y Aidan, cuando estoy hablando con ellos suena mi teléfono, me pongo de pie y me alejo un poco para tomar la llamada.

“Ali”

—Ignacio —digo.

“La casa, no pertenece al estado… pertenece a los Garnett”

Me siento confundida al principio.

Me dice el costo del inmueble.

—Haz una oferta anónima, quiero esa casa —digo.

“Bien, te veo mañana” dice y corta la llamada.

Pongo mi teléfono sobre mi mentón y pienso en que el jodido mundo es un pañuelo.

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