ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 32

Alaia

Mi teléfono suena y lo busco en la casa, no recuerdo donde lo deje, el sonido me lleva al recibidor, me apresuro a tomarlo antes de perder la llamada otra vez, es de un número privado, por lo cual contesto rápidamente, debe ser alguien importante.

—Buenas tardes, señorita Russell, estoy llamando del despacho del Ministro Lander, debemos confirmar su presencia en la cena de este viernes, la invitación fue enviada la semana pasada y no hemos recibido ninguna respuesta de su parte —habla el asistente del ministro.

—Cena, este viernes —repito sin recordar esa cita, camino hasta el despacho, donde seguramente está mi correspondencia.

Busco en los papeles hasta que encuentro la tarjeta que imagino es la invitación de parte del ministro de la cual no tenía idea.

—Si, la recibí—respondo intentando no demostrar que no tenía idea de la invitación.

—Perfecto, el ministro está interesado en conocer más de cerca a las compañías con las que se asocia, por lo tanto, esta invitación no tendrá nada que ver con aspectos relacionados con el proyecto, más bien se va a tratar de conocerlos en el aspecto personal y familiar, el ministro es un fiel creyente de los valores familiares; por esa razón la invitación está dirigida hacia usted y al señor Cedric Van Holt quien tenemos entendido, es su prometido.

Leo levemente los detalles de que están escritos, hora, lugar, el Dress Code; y pienso en que Cedric pesaba irse un día antes de que esto suceda.

—Estaremos ahí, agradezco la invitación —digo con simpatía.

El chico termina de darme algunos detalles y corta la llamada, observo unos segundos la invitación y supongo que seguramente habrá personas que no deseo ver ahí, con aquello de las familias, entonces salgo del despacho y busco a mi prometido.

—Ali, Noah no me permite ver la grabación de mi clase —dice Aidan y veo a mi hijo a su lado mirando la pantalla, parece que su pequeña cabeza cubre las imágenes reflejadas.

—Cielo, te he dicho que veas las clases en el despacho y en las mañanas cuando ellos están conmigo o en las clases con Loli —digo caminando hacia mi hijo.

—Lo sé, pero no me gusta estar solo en despacho —alza los hombros.

—Estos niños —Niego con la cabeza y tomo a mi hijo en brazos.

—Vamos, pequeño curioso —digo haciéndole cosquillas y él suelta una pequeña carcajada que me da vida.

—Bye, bye —dice a su tío y mueve su manito, Aidan se despide y vuelve su atención a la pantalla.

Voy al patio de la casa donde vi a Cedric, llegó hace unos minutos antes de que recibiera la llamada del despacho del Ministro, encuentro que tiene el celular pegado a su oreja manteniendo una conversación y camina de un lado a otro.

Espero a que termine la llamada mientras siento el viento de la tarde y pienso en todo lo sucedido con Nick, sé que estoy caminando en una cuerda muy delgada; este viaje ha traído sucesos y encuentros inesperados, es como si el destino insistiera en ponerme frente a él y no solo a mí.

Miro a mi hijo quien tiene su cabecita en mi hombro mientras acaricia mi rostro y beso sus cabellos castaños.

—Princesa —Cedric camina rápidamente hacia nosotros y me saca de mis cavilaciones.

—¿Cómo estás? —cuestiono, él besa mi frente y acaricia el cabello de Noah.

—Bien, visité a algunos amigos y un cliente importante de la compañía —menciona en lo que entramos a casa.

—¿Todo bien? —pregunta y me fija.

—Sí —respondo poco segura.

—Sé que ese sí, es un no —me abraza por los hombros.

—Nick sabe de los niños —explico entrando a la sala de estar y nos sentamos en uno de los muebles.

Noah baja de mi regazo y camina hacia unos libros didácticos que hay en una mesa esquinera.

—¿Cómo pudó saberlo? —pregunta extrañado.

—No lo sé, hoy fue a la oficina a reclamarme, dijo que me fui contigo hace dos años y que mis hijos son tuyos, al parecer solo sabe que existen, pero no los ha visto.

—Estás de broma, ¿no? —Cedric niega con la cabeza.

—No —exhalo.

—Qué pedazo de imbécil —dice incrédulo.

—Le haré creer que son tuyos, por ahora, sé que estoy hilando muy fino, pero… —tomo su mano.

—Seré lo que tú quieras que sea, será un honor —mi prometido sonríe y besa mi mano.

—Ya que estás tan dispuesto —menciono recordando la invitación del ministro—. Este viernes, habrá una cena con el ministro Lander y tu nombre está en la invitación —comento y él asiente con rapidez.

—Solo cambiaré la fecha de mi vuelo, pensaba quedarme un par de días más, puedo revisar las pruebas de los equipos desde aquí durante estos días.

Voy a agradecerle cuando su teléfono anuncia una nueva llamada, él mira el teléfono y se pone de pie, me pide disculpas antes de tomarla y vuelve al patio para tener privacidad, entonces tomo a mi pequeño para ir por mi diseñadora favorita, debo encontrar un nuevo vestido para esta cena.

—¡Helloooo! —digo abriendo la puerta de la habitación de mi prima.

—Louuu —mi hijo me imita y sonrío.

—Se habla español —dice Ash desde el espacio que ha adecuado como su estudio.

—Pero que delicada estas, creo que te está afectando, no recibir mantenimiento —entro y busco a mi pequeña, quien había huido con su tia ñitos hace una hora.

(***)

Arreglo la corbata negra del traje, esta noche tendremos la cena con el ministro, reviso que mi aspecto sea impecable y salgo de mi habitación, bajo las escaleras y es cuando escucho que detrás de mí viene Barbie, sus tacones resuenan en el brillante mármol.

Llega a donde estoy y veo que utiliza un vestido rojo con un abrigo de piel de algún animal supongo.

El conductor abre la puerta para ambos y espero que ella suba, en el camino Barbara se ve en el espejo una y mil veces.

Solo observo por la ventana mientras la imagen de Alaia junto a Cedric y los bebés me persigue.

Una vez llegamos al restaurante, bajamos del auto, donde Bárbara me toma del brazo, lo que me hace voltear a verla.

—Debemos parecer una pareja feliz, cariño —sonríe y bufo en silencio.

—Por aquí —nos guía la hostess hasta una mesa privada ubicada al fondo del restaurante.

—Nick—dice el ministro, apenas me ve y se pone de pie.

—Ministro —digo apretando la mano que me ha ofrecido.

—Solo Bill, esta reunión es extraoficial —dice con simpatía a lo que asiento.

—Mi esposa, Hillary —me presenta a una mujer rubia de sonrisa amable.

—Un placer —la saludo con cortesía.

—Ella debe ser tu esposa —menciona el ministro y miro en dirección a donde está Bárbara.

—Lo es —digo omitiendo que he olvidado que también está aquí.

—Bárbara Garnett —se presenta a sí misma y ambos corresponden a su saludo.

—Tomen asiento, por favor —Un mesero arregla la silla para Bárbara.

Hablamos un poco de cosas triviales.

—Que esperamos para comenzar —dice Bárbara después de varios minutos.

—Aún no llegan todos nuestros invitados —dice Bill, mira su reloj y después se vuelve hacia la entrada —, oh, ahí están —sus ojos están en el pasillo que recorrimos para llegar hasta aquí y todos vemos en esa dirección, donde puedo ver a Alaia caminando, se ve como una jodida diosa.

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