ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 33

Alaia

Están terminando de peinarme para la cena y descanso al saber que esto no sucede muy seguido porque prefiero estar en casa con mi familia en lugar de estas reuniones sociales obligatorias.

Retiro la fina bata de seda de mi cuerpo y me pongo el hermoso vestido largo en color negro de espalda descubierta y tiras de cristales blancos, la tela tiene una caída hermosa y se adhiere a mis curvas perfectamente, Ash y yo salimos de compras ayer para buscarlo; mi cabello está peinando en ondas y los zapatos altos en el mismo color del vestido.

Reviso mi aspecto en el espejo una vez estoy lista.

—Preciosa —dice Ash sosteniendo a Noah, están listos para bajar a cenar.

—Mami linda —Noah sonríe y me derrite.

—Y tú eres un niño muy guapo —me acerco para darle muchos besos.

Salimos de la habitación para bajar y despedirme de todos.

—¿Dónde está mi padre? —cuestiono al no verlo en la mesa junto a todos los demas.

—Tenía una cena también —Explica Elise y es evidente el disgusto de mi madre, pero es ella quien se ha negado a darle una oportunidad de acercarse, es muy orgullosa y puedes ser que mi padre se canse de ir tra ella.

—Ya veo, espero la cena no nos tome mucho tiempo, las veré más tarde —digo despidiéndome de ellas y dejando muchos besos en mis hijos, quienes tardan un poco más que de costumbre en dejarme ir, entre tanto escucho los pasos de Cedric.

—Wow —Cedric viene acomodándose el gemelo de la camisa —estas para matar —menciona caminando hacia donde estoy y una sonrisa es mi respuesta.

—Tú te ves muy guapo, chico rubio —me toma de la cintura después de despedirse de los demás.

—Serán la envidia del lugar —Ash me guiña un ojo y sonrie con complicidad.

Salimos de la casa y vamos a la camioneta donde los guardaespaldas nos esperan.

Llegamos al restaurante y me doy cuenta de que nunca he venido aquí, es un sitio muy exclusivo.

Seguimos a la chica que nos ha recibido y en el fondo logro ver al ministro Lander junto a una señora Rubia y a su lado está Bárbara y por supuesto Nick quien observa en mi dirección sin pestañear.

—No me habías comentado que Nick estaría aquí —Cedric me presiona contra él y habla a mi oído.

—Lo imaginaba, pero no estaba segura —digo de la misma manera, Cedric sonríe de lado y entrecierro los ojos hacia él.

—Bienvenidos —dice el ministro y sonrie con amabilidad, apenas llegamos a la mesa.

Un mesero toma mi abrigo y puedo sentir la mirada de Nick a cada segundo y con cada movimiento que hago.

Saludamos a Bill como nos ha pedido lo llamemos y él nos presenta a su esposa Jackie.

—Imagino que conocen a Bárbara y ustedes a Cedric —menciona Bill señalándolos.

—No conocía a Cedric, pero sí a Alaia —Bárbara sonríe con hipocresía.

—Así es, todos tuvimos la fortuna de conocernos mientras estábamos en la universidad —dice Nick con ironía mientras fija a Cedric.

—Perfecto, nos encantaría escuchar esa historia en algún momento —Bill mira a su esposa y ella asiente.

—Oh, es una historia muy interesante, Bill, de cómo algunos imbéciles dejaron ir lo mejor que pudo llegar a sus vidas —Cedric voltea a ver a Nick.

Y es evidente su molestia.

—Espero hayan podido recuperarlo —Menciona Bill.

—Imposible, ese barco ya zarpó —Cedric me mira y besa mi nariz..

—¿Podemos ordenar? —gruñe Nick.

—Por supuesto, adelante —dice Bill e inmediatamente nos traen las cartas.

Leo el menú para decidirme por alguno de los platos que ofrecen, en eso Cedric se acerca a mí mostrándome algo en la carta.

—Lo estás disfrutando —señalo en voz baja.

—Como no tienes idea, princesa —ríe y se aleja, levemente observo que Nick nos mira tensando su mandíbula.

—Es admirable ver parejas tan jóvenes tomando la decisión de casarse y formar una familia —Expresa Jackie encantada.

Bárbara mira a Nick y este no se ve con la iniciativa de mencionar nada.

—Se trata del amor, Jackie y de que, ya nadie está dispuesto a comprometerse y entregarse en cuerpo y alma a esa persona que ha logrado robar su corazón —Cedric menciona y Jackie se ve maravillada por su respuesta.

—Eres afortunada, Alaia —ella me sonríe.

—Afortunada —Nick bufa y bebe de su copa de vino.

—Muy bien, comenzaré a organizarlo todo —dice la esposa de Bill con una gran sonrisa.

—Disculpen —me pongo de pie para ir al baño.

Camino por los pasillos buscando los tocadores, momento en que Nick aparece frente a mí y casi chocamos, me mira serio, puedo sentir el aroma del alcohol y su perfume.

—Déjame pasar —digo haciéndome a un lado, sin darme cuenta hemos caminado unos pasos, mi espalda choca contra la pared, me observa en silencio y mis manos presionan su pecho para alejarlo de mí.

—Tan perfecta —dice tocando mi mejilla y esquivo tarde su toque— Cedric no es un hombre para ti —me mira a los ojos y rio con ironía.

—¿Y quién si lo es? ¿Tú?—Bufo y lo señalo—No eres nadie para decirme quién es bueno o no para mí, hazte a un lado —digo escabulléndome de sus brazos y voy rápidamente al tocador, notando que un hombre saluda a Nick apenas me alejo.

Salgo para volver a donde están todos y encuentro a Nick yendo a la mesa, pero se detiene cuando un chico tropieza con él dejando caer la bandeja y unos vasos al piso a los pies de Nick, este voltea a ver al chico y se ve furioso.

—Lo lamento, señor —dice un hombre mayor cuando llega a donde estamos.

—¿Qué hace este chico aquí?, pedí expresamente no volver a verlo —dice ofuscado.

Y Comienza a molestarme la forma en que les habla.

—No volverá a suceder, señor, se lo aseguro —dice el hombre apenado.

—Retírate de mi vista —le dice Nick al chico.

—Si señor.

—¿Qué está mal contigo? —digo acercándome a Nick— ¿Cómo puedes tratarlos de esa forma? — cuestiono modulando mi tono de voz por el lugar en que estamos, él me mira y parece que va a decir algo, pero se calla —deberías de disculparte con ellos —digo molesta.

—Está bien, señorita, fue nuestro error —habla el hombre—no hagamos esto más grande, por favor —me pide.

—Pondré todo en orden, señor Garnett —le dice a Nick y este se va.

Resoplo y me inclino a ayudarle a recoger las cosas al chico.

—No, señorita, lo arreglaremos, podrían despedirnos si permitimos que nos ayude, vuelva a su mesa, le enviaré un postre de mi parte —dice el hombre y niego rotundamente.

—No lo aceptaré, ¿usted tiene idea de lo que valen los postres aquí? —cuestiono con una ligera sonrisa en mis labios que los hace reír.

—Gracias por su ayuda, le aseguro que no era necesario que intervenga —me ayuda a ponerme de pie y vuelvo a la mesa para ver a Cedric y Nick retándose con la mirada mientras Bárbara habla de su prestigiosa familia mientras Bill y su esposa la escuchan con atención.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ÁMAME UNA VEZ MÁS