ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 35

Alaia

Entramos a la casa, ahora se respira tranquilidad, contrario a cuando estábamos en el hospital esperando a que nos permitan llevarnos a mi niña.

Cedric va con los niños, Ash y Loli van a pedir que nos preparen algo de comer, ya que ellas, mi madre y yo comimos algo ligero mientras estábamos en la clínica.

Subo a mi habitación con Alana dormida en mis brazos, nos ha asustado mucho hoy, cuando me fui esta mañana, mis hijos aún estaban dormidos, Alana despertó con fiebre, momento en que mi madre escribió para decírmelo, esperé a que llamen al pediatra, pero la niña comenzó a vomitar, Ash me llamó inmediatamente diciendo que irían a la clínica y salí para allá apenas corté la llamada, necesitaba ver a mi chiquita.

La cubro con su manta favorita de elefante y me acomodo a su lado cuando me he puesto ropa cómoda.

—Ali —mi madre susurra entrando al cuarto.

—Pasa —digo moviéndome despacio para verla.

—Se ve mucho mejor —sonríe mirando a mi hija, quien ha recuperado el rosa de sus mejillas de manzanita; mi madre se sienta a mis pies.

—Si lo está, el médico ha recomendado algunos alimentos y nutrientes para que aumente sus defensas.

—Creo que es mi culpa, pero no debes preocuparte, ya no permitiré que se salte las verduras —dice con un gesto triste.

—No lo haces siempre, pero tienes razón, ahora debemos asegurarnos de que coma muy bien —tomo su mano.

—Nick Garnett —dice y levanto la mirada —te siguió, pudo haber visto a la niña y…

Muerdo mi mejilla por dentro y asiento.

—Esto iba a suceder Ali, te lo había dicho antes del viaje.

—Lo recuerdo, mamá, y aunque, cuando llegamos a Los Ángeles, llegue a pensar que podría mantenerlos lo más lejos posible de los Garnett, pero no imagine que mi empresa y la de ellos trabajarían juntas, ni tampoco que el puñetero destino, haría que aparezca hasta en la sopa —digo un poco molesta y mi madre ríe mientras sacude su cabeza negativamente.

—He llegado a creer que, por más que quiera impedirlo, llagara el día en que Nick conocerá a los niños —suspiro.

—Pienso que la fuerza de la sangre es muy fuerte, mi niña; mis niños y su padre se van a encontrar tarde o temprano, aunque no sepamos como va a reaccionar cuando sepa que Alana y Noah existen.

—El donante, mamá —corrijo y me vuelvo para ver a mi hija.

—Hija, por Dios, solo a ti se te ocurren esas cosas —ríe bajo.

—No nadaré contra la corriente y si sucede, estaré preparada para cuando llegue ese momento —digo con convicción, aunque insistiré en ocultarlos.

(***)

Días después.

Bajo las escaleras poniéndome el cárdigan que usaré hoy, iremos al hogar, quiero mostrarle a Alicia dos casas que seleccioné, pero estoy pensando en contratar a los Black para que construyan un edificio de apartamentos, el cual tomara varios meses, así que por lo pronto necesitamos una casa en la que puedan estar cómodas ellas y los niños.

—¿Están listos? —pregunto a mis hijos, los llevaremos para que pasen tiempo con los niños, llevaremos pizza y refrescos para todos.

—Istos —gritan dando un saltito. Alana se recuperó después de un par de días y ahora se ve muy sana y fuerte.

Me inclino para revisar que sus gorras estén bien puestas, Noah se ha decidido por una en color negro con un dibujo de unos videojuegos, la de Alana es morada y tiene a Mirabel de la película Encanto de Disney en el frente, la amó apenas la vio, reviso que la coleta de Alana este en orden y los abrazo, se ven adorables.

—Estoy listo —Ash llega a nosotros.

—Yo también —Aidan lleva la misma gorra que usa Noah.

—Bien, vamos —digo y salimos a las camionetas, solo nos acompañarán un par de chicos nuevos del grupo de guardaespaldas.

Después de un ruidoso viaje, gracias a los niños llegamos al hogar y de que nos detuvimos en restaurante de Pizzas para traer suficientes para todos, Alicia sale rápidamente a recibirnos.

—Oh, pero que colorido y bello grupo —mira a los niños—, pasen, son bienvenidos —se hace a un lado y nos permite pasar.

Saludamos a las chicas quienes nos reciben con cariño, ellas llevan las pizzas y los jugos a la cocina.

—Amores —me inclino hacia mis hijos —por favor no se quiten las gorras —las señalo y ellos asienten —Aidan, cariño, cuida que no lo hagan.

—Ok —responde y no tardan en correr hacia el gran patio, Loli va con ellos.

Salimos detrás de ellos en lo que esperamos a las personas que invite para que vinieran esta tarde.

—Son unas hermosas casas, Ali, pero creo que son demasiado grandes para nosotros, incluso, creo que deben de ser muy costosas, no deberías gastar tanto dinero en nosotras —dice Alicia mirando las fotos en mi laptop.

—Por favor, no pienses en eso y esto no vendrá solo de nosotras, he hablado con los socios de España y ellos han destinado una buena suma de dinero que será suficiente para comprar una de ellas —digo.

—No es ideal que las casas sean de alto mantenimiento, chicas —mira a Ash y a mí, supo qué Ash era una chica desde el primer día, aunque no cuestionó el porqué mi prima se viste como un chico.

—Ese no será problema, destinaremos una cantidad mensual para ello —aclaro porque sé que será así.

Su respuesta fue corta “Ella se ha recuperado” dijo y se alejó con el grupo que lo acompañaba en una de las mesas.

—Estos nuevos dispositivos permiten conectar más de tres puertos en cada uno —El fabricante me muestra el artefacto, salgo de mis pensamientos y lo tomo para observarlo.

—¿No disminuirá la capacidad de recepción de señal de los conectores? —cuestiono leyendo la ficha técnica.

—No, por ello el costo es más alto, pero en caso de adquirirlos necesitarían solo el 60 por ciento de las cantidades que requieren para el proyecto —Explica.

—Ordenaremos esta referencia—digo, Will asiente al igual que uno de mis ingenieros.

Continuamos hablando de otros productos con el fabricante y preparamos la orden de compra, decidimos tratar el tema de estos insumos personalmente.

La reunión termina, nos despedimos y salimos.

—Sígueme —dice William subiendo a su auto cuando estoy por entrar al mío, lo hago, no tengo ánimos de ir a casa.

Sigo el camino que marca mi primo está a 10 minutos de donde estábamos, me doy cuenta de que vamos a Santa Mónica, sobra decir que odio los lugares en los que hay multitudes.

Will estaciona en uno de los espacios que quedan cerca a la playa.

Bajo del auto y observo a varios niños, adolescentes, hombres, mujeres.

—Quita esa cara, Bro, vamos por una cerveza —dice adelantándose.

—¿Aquí? —señalo al piso —¿no crees que es muy temprano? —miro la hora en mi reloj.

—Si aquí, ya sé que solo te gustan los restaurantes exclusivos, pero aquí hay un bar en el que tiene la mejor cerveza de la ciudad, vamos, necesitas relajarte —, sigue caminando y me veo obligado a ir tras él, sintiéndome molesto cada vez que una persona choca conmigo.

—Es aquí —señala un sitio diminuto que parece, se encuentra cerrado y él se acerca mientras miro a mi alrededor pensando que seguir a William ha sido una terrible idea.

Fastidiado, continuo esperando a que mi primo encuentre a alguien en ese lugar.

—Loli, awa —una pequeña voz se escucha no muy lejos, pero no alcanzo a ver al niño que lo ha dicho, busco entre las personas y noto que están detrás de mí.

—Aquí tienes, mi príncipe —habla una mujer al niño que me da la espalda, lo observo y veo que toma agua de una botella en forma de algún muñeco animado.

El niño lleva los dedos a su cabeza haciendo que la gorra se mueva y caiga al piso, me inclino a tomarla y es cuando el niño se da vuelta, haciendo que mi corazón se detenga al ver su rostro.

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