Amor obstinado romance Capítulo 10

—Podemos ganar.

Aunque Elisa había dicho esas palabras de forma casual, Guillermo le creyó y miró con sorpresa a la hermosa mujer que tenía delante. «La gente decía que las mujeres hermosas son frágiles. Pero ¿qué ocurre con esta mujer? Si no está mintiendo y es realmente Iris, ¡significa que nunca hay que subestimarla!».

—¿Qué ocurre? Aceptaré si está dentro de mis posibilidades —respondió él luego de asentir con la cabeza.

Elisa golpeaba de vez en cuando su dedo índice sobre la mesa; miró a Guillermo y sonrió con ternura.

—Me enteré de que el señor Moreno hará un banquete de cumpleaños dentro de diez días.

—Sí —dijo él.

—¿Necesita una cita para el banquete? —preguntó con la cabeza algo inclinada y una sonrisa.

Guillermo la miró con sorpresa, pero le sonrió.

—Es un honor. La pasaré a buscar por su casa esa noche. ¿Me da la dirección?

—Eso es muy aburrido. Iré a su casa y nos iremos desde allí —dijo con una sonrisa y los labios húmedos fruncidos luego de tomar un sorbo del jugo de frutas.

Carla se quedó atónita. «¿Qué está tramando Iris? El señor Domínguez es un lobo disfrazado de cordero. Sé que se lo conoce por ser mala persona y una típica escoria. ¡Es incluso peor que Gabriel y ha estado con muchas mujeres! Al menos Gabriel solo está involucrado con Linda, pero Guillermo... cambia de mujer como de ropa. Si Elisa quiere ir al banquete, puede entrar debido a su posición social como abogada. ¿Por qué tiene que ir con él? ¡Incluso hace preparativos para ir desde su casa!».

Carla no podía quedarse quieta y temía que Guillermo se aprovechara de Elisa. Por lo tanto, no tardó en patearla por debajo de la mesa; sin embargo, Elisa no reaccionó. Eso hizo que Carla se pusiera aún más nerviosa; la miró fijo y la pateó más fuerte. Guillermo miró profundo a los ojos de Elisa y no pareció importarle su intención.

—Claro —respondió sonriendo.

Elisa miró a Carla con tranquilidad y asintió.

—No esperaba encontrarlo con este logro. Sin embargo, no juego.

Guillermo parecía haber imaginado su respuesta y abrió por casualidad una aplicación de redes sociales.

—¿Le importa si la agrego a mi lista de amigos? —le preguntó y ella lo miró con una sonrisa. Guillermo sonrió también y dijo—: Si es necesario, puedo darle «me gusta» a lo que sea que publique.

A Elisa le hizo gracia su oferta infantil y le envió una solicitud de amistad.

—Señor Domínguez, debería mantenerse alejado de una mujer divorciada.

—Creo que cualquier cosa que haga infeliz a mi oponente me haría feliz a mí. ¿Le molesta, señorita Iris? —preguntó luego de aceptar su solicitud de amistad.

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