Amor obstinado romance Capítulo 9

—Exesposa —le corrigió sonriendo.

—¿Exesposa? —A pesar de ser tranquilo, no pudo evitar mostrarse sorprendido.

—Señor Domínguez, soy Iris. Es un placer conocerlo y espero que podamos trabajar bien juntos. —Elisa le extendió la mano.

Aunque lo había visto varias veces como señora Weller, en realidad, era la primera vez que lo conocía como Iris. Guillermo le dio la mano, pero su sonrisa seguía expresando duda.

—Señorita Iris, ¿por qué el repentino divorcio?

—El señor Weller es un hombre codicioso. La señorita Iris... —dijo Carla indignada.

—Carla... —Elisa la interrumpió y la fulminó con la mirada para que dejara de hablar sobre sus asuntos personales, luego, se volvió hacia él y le dijo—: Señor Domínguez, sé lo vital que es este caso para Grupo Domínguez, por lo tanto, me lo tomaré muy en serio. Puede que no confíe en la exesposa del señor Weller, Elisa, pero no debe dudar de Iris. No tengo motivos para arruinar mi reputación.

Guillermo entrecerró un poco los ojos y se rio.

—Sobre este caso, Gabriel tiene a Vicente Saldivar de su lado. Creo que nadie puede ayudarme a ganar más que la señorita Iris.

Vicente era un abogado de élite que nunca había perdido un caso. El solo hecho de mencionarlo les generaba miedo a los demás abogados. Además, él y Gabriel eran amigos de la infancia. Algunos decían que era tan bueno como Iris. Por lo tanto, la gente estaba interesada en verlos enfrentarse en la corte. También por eso Guillermo hizo todo lo posible para que ella lo representara. No obstante, en ese momento, hubo una coincidencia inesperada, pero eso hizo que el asunto fuera aún más interesante.

—¡Así es, señor Domínguez! Es inútil buscar otros abogados. Vicente es un abogado brillante, por lo tanto, aparte de la señorita Iris, los abogados comunes no tendrían ninguna posibilidad contra él. En ese caso, ella no tiene necesidad de espiarlo para el señor Weller, ¿no es así? —Asintió con una risita.

Guillermo asintió y pareció estar de acuerdo con lo que decía Carla; sin embargo, no parecía tener prisa por hablar de negocios.

—Lo que dicen tiene sentido. ¿Almorzamos?

—Estoy bastante sorprendido por nuestro primer encuentro.

—Está bien. Habrá más sorpresas en el futuro —respondió sonriendo.

—Estoy ansioso por conocerlas —dijo con una ceja arqueada y con interés.

De repente, Carla se aclaró la garganta.

—Creo que ya casi hemos terminado la comida. ¿Deberíamos hablar del caso?

—Ya conozco los detalles y creo que podemos ganar. También estoy contenta con los honorarios que ofrece, pero tengo una condición adicional. —Elisa lo miró con tranquilidad.

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