CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 17

Tarah O'Kelly

Escuchar la voz de Alexis al otro lado confirmando que se casaría conmigo era una especie de orgasmo emocional que estaba sintiendo, mientras por dentro mi yo malvado se reía a carcajadas.

—¿Tan rápido aceptaste? Por lo menos pensé que te ibas a hacer de rogar, eres más fácil de lo que penser… aunque pensándolo bien me gusta así, flojito y cooperando.

“Firma entonces el contrato” me ordenó como si fuese él quien tuviera el sartén por el mango y yo di un resoplido de enojo.

—Alexis, tú no vas a decirme qué hacer, quien tiene el cuchillo por el mango soy yo… no voy a firmar tu maldit0 acuerdo hasta que las condiciones se cumplan —espeté con firmeza.

“Entonces mañana mismo vamos a una oficina de registro civil y nos casamos, y así tendrás tu maldit4 cláusula firmada y yo mi maldit0 contrato”.

—¡No! ¿Qué crees? Quiero que la boda se celebre en la isla Kontos, en dos semanas y con los mismos invitados, sin excepción que fueron a la boda de tu hija, incluyéndola a ella y a su flamante esposo, también quiero a los altos ejecutivos de Kontos Airline, además, quiero un gran despliegue de medios de comunicación cubriendo la noticia, y que para comenzar tú hagas una rueda de prensa y lo anuncies, diciendo a su vez todo lo loco que estás por tu futura esposa —manifesté con un tono de diversión, mientras al otro lado de la línea se escuchaba un gruñido.

“¿Qué carajos pretendes? ¡¿Acaso te volviste loca?! Ayer iba a casarme con Lissa y no puedo salir diciendo a vox populi que ahora me caso contigo porque estoy loco por ti, eso no lo creería nadie”.

—¡Eso no es mi problema que la gente termine pensando que eres un desequilibrado emocional! No sé cómo lo irás a hacer querido, usa tu imaginación, así como la usaste en el pasado para ofenderme, echarme del barco, dejarme sin trabajo y avergonzarme frente a todo el país en una rueda de prensa, ahora hazlo para ser romántico, y por lo menos triplica los periodistas invitados de cuando me humillaste… te conviene Nickolai, porque para casarme contigo, debes convencer a todo el país y hasta a mí misma de que me amas… pero sin decir mi nombre, que esto sea un misterio hasta el día de la boda, además, como ahora te la quieres dar de padre tan abnegado con Paul, tu actuación debe ser tan perfecta que cuando él crezca, y vea el video no tenga ninguna duda que su padre babeaba y adoraba a su madre… —pronuncié, y sin esperar respuesta corté la llamada.

Me recosté en el sofá de mi lujoso apartamento, riéndome a carcajadas y con una sonrisa pícara en mi rostro. Sabía que mi propuesta había sido un desafío para Alexis, pero él había aceptado. Ahora tenía que seguir adelante y hacer que mi plan funcionara.

Había dejado claro que no iba a firmar nada hasta que se cumplieran mis condiciones, y ahora dependía de él hacer que la boda se convirtiera en una realidad.

El teléfono sonó nuevamente, y esta vez, era la voz de mi abogado, Jonathan.

“¡Tarah! ¿Estás segura de lo que estás haciendo? No puedes casarte con Alexis Kontos solo para vengarte. Podría ser un desastre en tu vida personal”.

—Jonathan, no te preocupes por mi vida personal. Solo necesito que este matrimonio sea una realidad, y que él cumpla con su parte del trato. Además, no tengo intenciones de llevarlo a cabo más allá de los dos años que hemos acordado, y tampoco lo pienso consumar. Una vez que me case, tendremos el contrato firmado, y prepara antes un acuerdo prematrimonial, donde establezcas las condiciones, incluye las infidelidades, en caso de que ocurra, yo me quedo con todo. Una vez que tengamos el contrato prematrimonial firmado, estará todo bajo control.

Mi abogado suspiró, aún preocupado por mi decisión, pero sabía que era inútil tratar de disuadirme una vez que había tomado una determinación.

“De acuerdo, Tarah. Si eso es lo que deseas, seguiré adelante con los preparativos. ¿Tienes alguna idea de cuándo querrás que se celebre la boda?”

—Pues, Dentro de dos semanas, Jonathan. Lo quiero rápido y lapidario para él.

“¿Crees que lo va a firmar?”

—Ese será tu trabajo, para eso te pago y bastante, no me preguntes a mi cómo hacer mi trabajo.

Mi abogado asintió y aceptó hacer los arreglos necesarios y yo confiaba en su habilidad para manejar todos los aspectos legales del acuerdo matrimonial.

El siguiente día, cumpliendo mi ultimátum, la noticia sobre el matrimonio de Alexis Kontos con la mujer que amaba se propagó rápidamente, pero sin decir mi nombre, enseguida las especulaciones comenzaron, señalando a diversas ex, pero ninguno apuntaba hacia mí.

Las redes sociales se inundaron de especulaciones y comentarios, mientras que los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia, sin embargo, la información Alexis la hizo llegar a través de un comunicado.

Por eso lo llamé una vez en mi oficina.

—No estoy conforme con lo que hiciste… no quería un comunicado, quería verte a ti haciendo el mejor papel de tu vida —siseé molesta.

“¿No te parece que te estás pasando? A mí no me gusta que me presionen”, explotó.

—¡Y a mí no me gusta que me contradigan! —respondí en el mismo tono.

De pronto la puerta se abrió, y allí estaba Alexis, parecía como un ángel vengador, pero no estaba dispuesta a dejarme intimidar por él.

—Y tú tampoco sabes de lo que soy yo capaz —respondí en el mismo tono usado por él.

—No quiero que esto se convierta en un circo mediático. Tienes tu matrimonio y tu venganza en contra de mí. Deja a Lissa y a mi hija al margen.

Negué con una sonrisa.

—Dejaré a Lissa a un lado, pero a tu hija y a ¡Anthony no! Ellos son parte de mi venganza —sentencié.

—¿Te gusta él? ¿Sigues enamorada? ¿No lo has podido olvidar? —inquirió con los ojos chispeantes del enojo.

Fruncí el ceño, ¿Acaso está celoso? ¿Qué mierd4 le picó? Me reí a carcajadas en mi interior, y decidí provocarlo.

—¿Y qué si aún lo estoy? ¡¿Es tu problema?!—Le dije, enfatizando la última palabra.

La tensión en la habitación se puso más densa, pero lo que ocurrió a continuación no lo esperaba, me tomó por la cintura, haciéndome golpear contra su pecho, luego me tomó con fuerza por la nuca y me besó con una intensidad que me dejó sin aliento.

Fue un beso apasionado y dominante, como si quisiera demostrarme quién estaba a cargo. Durante un momento, me dejé llevar por la sorpresa, pero luego respondí con un deseo igual de ardiente que él suyo, parecía que ambos estábamos prendidos en llamas.

Nuestras bocas se movían en un baile frenético de labios y lenguas, y el fuego que había entre nosotros se avivaba con cada beso. No podía negar que el beso era increíblemente excitante, pero también sabía que no podía permitirme perder el control.

Finalmente, nos separamos, ambos jadeando, con los ojos ardientes. No podía evitar sentir una mezcla de ira y deseo. Alexis me miró con determinación.

—Eso debería aclararte cualquier duda, Tarah. Si vas a hacer mi esposa, ¡Te prohíbo sentir deseo por alguien distinto a mí! ¡¿Me he explicado?! No me retes en este juego, porque podría no ser lo que esperas.

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