CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 38

Tarah Kontos

Por un momento, me quedé en silencio porque las palabras de mi hermano me sorprendieron, y negué con la cabeza.

—Zachary, entiendo tu preocupación, pero este asunto es entre Alexis y yo, no es necesario tu intervención, por favor te agradezco de que te abstengas de intervenir —expresé con firmeza.

—Siento mucho diferir de ti, pero esto se hizo un problema de los Hall, cuando Kontos te humilló delante de las cámaras… tal vez no sería malo cobrar ojo por ojo y diente por diente —pronunció mi hermano pensativo.

—¡Ni se te ocurra! —exclamé temerosa de lo que él fuera capaz de hacer.

Sin embargo, no pude evitar preocuparme al verlo guardar silencio, aparentemente aceptando mis palabras, pero lo conocía lo suficientemente bien, para saber que algo había empezado a planificar y eso no me gustaba.

Suspiré con preocupación, pero no quería discutir con él, preferí esperar al día siguiente para hablar con él.

Lo ubiqué en una de las habitaciones de huéspedes, al lado de la de Thalía y luego me fui a mi habitación, necesitaba un momento de soledad para procesar todo lo que había sucedido esa noche. Me senté en la cama y me pasé las manos por el cabello, sintiéndome frustrada.

Alexis y yo habíamos compartido momentos de tensión, pero esta noche había llevado las cosas a un nuevo nivel.

Escuché unos toques en la puerta, cuando abrí, allí estaba Alexis, con una expresión de culpabilidad y unos documentos en sus manos.

Alexis se mantuvo en silencio, mirando fijamente al suelo durante un momento antes de alzar la mirada para encontrarse con la mía. Pude ver la preocupación en sus ojos, y aunque mi primer impulso fue mostrarme firme, una parte de mí no pudo evitar sentir compasión por él.

—Tarah, lamento mucho lo que sucedió esta noche. No fue mi intención que terminara así. Me causó celos, pensar que estabas con alguien más, no sabía que era tu hermano —sus palabras parecían sinceras, pero yo no quería volver a estar en una situación de vulnerabilidad ante otro hombre.

—No deberías celarme, porque tú y yo no tenemos nada, no quiero darte señales equivocadas, creo que nosotros deberíamos firmar el divorcio de una vez por todas y acabar con todo esto, creo que fue un error —señalé y él negó con la cabeza.

—No, Tarah, no voy a divorciarme de ti.

Me quedé mirándolo sorprendida, pensando que se había vuelto loco, porque no era posible que un día quisiera el divorcio y al otro no.

Y como si él me hubiese adivinado, mi pensamiento me refutó.

—Esa nunca ha sido mi intención. Yo… quiero que hagamos borrón y cuenta nueva —pronunció con voz ronca.

Yo me quedé en silencio, porque aunque una parte de mí deseaba poder confiar en sus palabras, mi corazón estaba lleno de desconfianza y miedo. Las heridas pasadas aún estaban frescas en mi memoria, y no podía permitirme caer en el mismo abismo de dolor una vez más.

Mis emociones estaban en un torbellino. Por un lado, quería creer en las buenas intenciones de Alexis y darle una oportunidad. Por otro lado, mi miedo y desconfianza me mantenían en alerta.

—Alexis, entiendo lo que estás diciendo, pero no puedo simplemente olvidar todo lo que ha sucedido entre nosotros. Me causaste mucho daño y dolor en el pasado. Justo después de una decepción amorosa, tú terminaste de hundirme y siento miedo ante la sola idea de volver a abrir mi corazón, solo para que lo lastimen de nuevo. Lo siento, pero no puedo darte ninguna oportunidad, porque no puedo sentir nada por ti, además, sabes muy bien que todo esto era parte de mi venganza.

Vi cómo su expresión pasaba de la tristeza a la confusión y luego a la sorpresa. Sus ojos se abrieron de par en par mientras procesaba mis palabras.

—¿Tan importante es esa venganza para ti? —me preguntó y yo sonreí de manera fría.

—Es simple, Alexis. Quiero que sientas el mismo dolor que sentí cuando me humillaste públicamente. Quiero que sufras de la misma manera en que me hiciste sufrir. Y eso es exactamente lo que voy a lograr.

Alexis pareció luchar por encontrar las palabras adecuadas, su mirada reflejaba una mezcla de tristeza y arrepentimiento.

—Tarah, las cosas pueden ser distintas, yo no confiaba en ti en esa oportunidad, más ahora las cosas son distintas —comenzó a decir y yo negué con la cabeza.

Sé que Tarah me había dicho que me mantuviera al margen, pero no estaba dispuesto a hacerlo. Enseguida empecé a investigar por internet lo relacionado con Alexis Kontos, pero no fue mucha la información que encontré, por eso decidí llamar a mi asistente.

—Hola, Milton, necesito que me investigues todo lo relacionado con Alexis Kontos, sus debilidades, fortalezas, todo.

“Hola, jefe, ¿Y eso? ¿Por algo en particular? ¿Acaso no es el presidente de la Aerolínea Kontos a quien tenemos prohibido proveerle de los repuestos?”.

—Sí, ese mismo, pero necesito saber de su vida personal, conocer cuál es su vulnerabilidad, y esa información la requiero ya.

Milton, mi eficiente asistente, no hizo más preguntas.

“Ya te envío la información, cuando me pediste que no suministrara ninguno de nuestros productos, yo me tomé la atribución de investigar todas sus conexiones, te envío ese informe a tu correo, dame diez minutos.”

Esperé ansioso la llamada de Milton, jugueteaba con mi celular mientras esperaba que Milton me enviara la información sobre Alexis Kontos, no podía evitar sentir una creciente inquietud.

Sabía que estaba involucrándome más de lo que mi hermana preferiría, pero no podía dejar que quien le hizo daño quedara impune, y si no lo hice antes, fue porque estaba residenciado en otro continente, y cuando regresaba a casa, mi hermana no se atrevió a contarme nada, luego supe por parte de mi padre, de las indicaciones de cercar a la aerolínea, pero no tenía idea de lo que pasaba, hasta unas semanas atrás, y ahora que ya había comprobado todo, y como a mi hermana le costaba hacerlo pagar, lo haría yo.

Cuando finalmente recibí el informe de Milton, lo abrí con rapidez. La pantalla de mi teléfono se llenó de detalles sobre la vida y las conexiones de Alexis Kontos. Había información sobre sus asociaciones empresariales, inversiones y también algunos aspectos de su vida personal que podrían resultar valiosos.

Me quedé sorprendido al darme cuenta de que Alexis Nickolai Kontos, era millonario, si él hubiese querido financiar su propia aerolínea lo habría podido hacer sin problemas, cada información financiera que leía, me hacía ver que ese hombre no podía ser arruinado.

Suspiré con impotencia mientras seguía revisando hasta que llegué a su información personal, y leí con interés el contenido, esbozando una sonrisa de satisfacción, porque como no podía atacarlo financieramente, podía hacerlo personalmente, después de todo, él le causó daño a mi hermana.

—¡Te tengo Kontos! Así que tu debilidad es tu hija Thalía Kontos… entonces, lo lamento mucho, porque muchas veces pagan justo por pecadores.

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