CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 69

Tarah Kontos

La alarma llenó la habitación sacándome de mi sueño profundo, abrí los ojos lentamente y sentí el peso de la pierna de Alexis en la mía y su mano en mi cintura, era una deliciosa sensación aunque me hubiese gustado quedarme allí disfrutando de la compañía de mi esposo, sabía que no podía porque me había comprometido de llevar a Thalía al médico.

Cuando hice amago de levantarme, Alexis me retuvo y no me dejó levantar.

—¿Dónde vas? ¡Quédate conmigo! —exclamó.

—No puedo amor, debo ir a llevar a Thalía al médico —le dije y él hizo un puchero con resignación.

—Está bien —se inclinó y me dio un beso en los labios y aunque era una tentación quedarme con él, invoqué a mi fuerza de voluntad y me terminé levantando.

Caminé al baño, me duché rápidamente y me vestí. Mientras me preparaba, mi mente divagaba sobre la cita médica de Thalía. Si resultaba embarazada, mi hermano se pondría feliz, primero porque ella era el amor de su vida y dos porque estaba ansioso por tener un hijo.

Cuando finalmente estuve lista, me acerqué a la cama y le di un suave beso en la boca a mi esposo, quien no había apartado la mirada de mí.

—Te amo, cariño. Cuidas a mi hija, que yo cuidaré de Paul, creo que lo buscaré para traerlo conmigo —pronunció acariciando mi mejilla.

Segundos después me dirigí a la habitación de Thalía.

Al entrar a su cuarto, la encontré aún dormida, con su cabello rizado esparcido por la almohada. Su rostro estaba sereno, se veía en completa paz. Me acerqué a su cama y le acaricié la mejilla suavemente para despertarla.

—Thalía, cariño, es hora de levantarse. Tenemos una cita con el médico hoy, ¿te acuerdas? —le dije con voz suave.

Thalía parpadeó y se estiró perezosamente antes de abrir los ojos. Me miró con una sonrisa somnolienta.

—¡Tarah! —exclamó, y su voz estaba llena de alegría.

Ella había cambiado mucho, porque ahora sonreía y tenía una actitud positiva frente a la vida.

Enseguida ella se levantó de la cama, corrió al baño.

—Prometo, no tardarme, aunque si puedes ayudarme a escoger una ropa, me podrá vestir más rápido.

Mientras ella se bañaba escogí la ropa, un sencillo vestido blanco.

Una vez que Thalía estuvo lista, salimos de la habitación. Caminamos juntas hacia el auto, yo conduje hacia la clínica del médico donde la llevaría.

Durante el trayecto, Thalía estaba muy nerviosa.

—¿Será posible que… tenga algo malo? Tengo mucho… miedo —suspiró con preocupación.

Por un momento pensé en la conveniencia o no de decirle mí sospecha y como la vi tan angustiada, suspiré profundo y se lo dije.

—No creo que sea nada malo, sospecho que puedas estar embarazada —cuando ella escuchó la última palabra, abrió los ojos de par en par.

—¿Embarazada? —yo asentí y ella continuó hablando— ¿Cómo es posible?

Ante su pregunta yo rodeé los ojos.

—¿No te dijeron cómo nacen los bebés? —pregunté en tono de broma y ella se sonrojó.

—Claro que sí… fue solo un decir… pero esa idea me emociona y me abruma al mismo tiempo… porque me aterra que no llegue a ser una buena madre como mi mamá —pronunció con evidente preocupación.

—Serás una buena madre, el solo hecho de que te estés preocupando por serlo es un indicio, de que lo serás, porque estás poniendo las necesidades de tu bebé por encima de las tuyas.

Ella se quedó pensativa y no habló hasta llegar a la clínica, cuando nos bajamos la tomé de la mano, me apretó con fuerza, mientras caminábamos. Nos registraron y aguardamos en la sala de espera. Thalía estaba nerviosa.

—Tranquila, todo estará bien —le dije para tranquilizarla.

Finalmente, llegó su turno, me iba a quedar afuera esperando y ella negó.

—No te quedes… mejor ven y entra conmigo.

Asentí y juntas nos dirigimos al consultorio del médico. Durante la consulta, el médico comenzó a hacerle preguntas, y ella respondió con timidez.

El médico le mandó a hacer unos análisis, cuyo resultados los darían en cuarenta minutos.

Después que le sacaran la sangre, nos sentamos a fuera a esperar que llevaran la muestra al laboratorio para que le dieran los resultados.

Ella se veía nerviosa, caminaba de un lugar a otro, mientras se estrujaba una mano con la otra, la preocupación en su rostro era palpable.

—Thalía, el hecho de estar nerviosa no va a cambiar si estás o no embarazada —

—Tienes razón, Tarah. No debería preocuparme tanto, aunque no sé cómo reaccionara Zachary ante esa noticia, no hemos hablado aún de tener hijos, quizás le parezca demasiado pronto —dijo Thalía con un suspiro.

—Es lo más lindo que he visto en mi vida —dije orgullo.

—Necesito dos vídeos, y como diez imágenes de él —expresó con una sonrisa de oreja a oreja, mientas yo la miraba de manera extraña.

—¿Por qué tantos? —interrogué con curiosidad.

—Para Zachary, Alexis, mi padre, mi madre, mis otros cinco hermanos y para mí —respondió mientras yo la miraba riéndome.

—¿Pudieran dejarme una a mí? —pregunté en tono divertido.

Y el médico se carcajeó.

—Entonces imprimiré una docena, por si acaso —declaró en tono divertido.

El médico continuó tomando imágenes del ultrasonido, asegurándose de que todo estuviera en orden. Me explicó los siguientes pasos que debía seguir durante mi embarazo y me dio algunos consejos para cuidarme a mí y al bebé.

Después de completar el ultrasonido, salimos del consultorio con una sensación de felicidad abrumadora. Sabía que tenía mucho que planear y preparar para la llegada de nuestro bebé, pero estaba lista para enfrentar este nuevo capítulo de mi vida.

—¿Qué harás? —me preguntó Tarah.

—Iré a la oficina de Zachary para avisarle que estoy embarazada, ¿Me puedes dejar allí? —la interrogué y ella asintió.

Me dejó frente a la entrada del edificio, las recepcionistas del vestíbulo me reconocieron y una de ella me acompañó hasta el ascensor. Yo abrazaba el sobre con una sonrisa donde le mostraría la foto de mi hijo. No pude evitar sonreír feliz.

Cuando llegué al piso donde estaba la oficina de Zachary, como no estaba la secretaria y la asistente, decidí pasar, la puerta estaba entreabierta y fue inevitable que escuchara la conversación.

—De verdad no te entiendo Zachary ¿Qué haces en una relación con la hija de Alexis Kontos? ¿Acaso no venías a vengarte de ese hombre, enamorando a su hija? —dijo la voz de un hombre.

—Claro que sí, cuando llegué aquí estaba furioso cuando supe que ese hombre se había burlado de mi hermana, estaba decidido a hacerle pagar y la mejor forma de hacerlo era a través de su punto vulnerable, su hija… —no pude seguir escuchando, me giré y salí corriendo de allí con el corazón destrozado.

El dolor en mi pecho se intensificó mientras corría por el pasillo del edificio, sin rumbo fijo. Las lágrimas nublaban mi visión y mis pensamientos se agolpaban en mi mente. ¿Cómo podía ser que Zachary me hubiera estado utilizando para vengarse de mi padre? La traición y el engaño me golpearon como un puñetazo en el estómago.

Después de unos minutos, me detuve en un rincón del edificio, tratando de controlar mi respiración agitada. Mi mente estaba llena de confusión y dolor. ¿Cómo podía ver a Zachary después de lo que había escuchado?

Decidí que lo mejor sería huir, no podía decirle a mi padre que Zachary se había burlado de mí y causar fricción entre él y Tarah, ya se había perdido dos veces disfrutar del embarazo de un hijo suyo, y no había mejor padre que él, no se lo merecía.

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