CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN romance Capítulo 7

Tarah O'Kelly

Sentí el olor del alcohol en mis fosas nasales, por un momento pensé que había tenido una pesadilla, abrí los ojos lentamente, y al ver el sitio donde estaba la realidad me golpeó fuertemente, como si me hubieran propinado un mazazo en la cabeza.

¡No era un sueño, era mi realidad!

Estaba allí en un consultorio, rodeada por frío olor antiséptico del lugar, las paredes blancas y el zumbido de las luces fluorescentes. Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar la situación.

Me incliné para revisar bien el lugar donde me encontraba y vi al doctor sentado junto a mis pies mirándome sonriente.

—Me imagino que te desmayaste de la emoción pro la noticia —me dijo el médico y yo cerré los ojos negando con la cabeza, al mismo tiempo que tocaba mi frente.

—¡Claro sí! La emoción que me da tener un hijo del hombre que me despidió injustamente y arruinó mi vida —respondí con amargura, sin poder evitar que las lágrimas brotaran de mis ojos, porque estaba jodida, pensé.

La mezcla de emociones y el estrés de los últimos días me habían llevado al límite, y ahora me encontraba en un hospital sin tener idea de cómo salir de este punto de mi vida en que todo había terminado yéndose por un tubo.

El médico me miró con un dejo de tristeza en su mirada, pareció comprender mi frustración, y su expresión cambió de una sonrisa a una mirada más comprensiva.

—Te entiendo perfectamente, y aunque sé que la noticia te abruma puedo ayudarte a aclararte, debes saber que tienes tres posibilidades, uno, interrumpir tu embarazo, dos, decirle al padre que espera un hijo, después de todo no solo es tuyo, él también tiene responsabilidad y tercero, irte y tenerlo solo. Sé qué estás pasando por un momento difícil, pero debes decidir qué hacer porque si decides seguir con el embarazo debes cuidarte a ti misma y a tu bebé. ¿Tienes algún familiar o amigo en quien puedas apoyarte en estos momentos?

Asentí con la cabeza, pensando en Sarah, mi amiga de confianza que me había estado apoyando desde el inicio de esta pesadilla.

—Tengo a una amiga que está al tanto de mi situación. Ella es quien me ha estado ayudando en todo esto. Y familia también tengo, solo que no estamos en muy buenos términos para contarles lo que me pasa, además, eso me costará sus recriminaciones y no quiero darles la razón. En cuanto al padre de mi hijo, no sé aun si debo informarle o no, porque ese hombre es lo más desagradable del mundo, si estuve por él fue que me agarró en mi minuto de idiotez, aunque si algo tengo claro, es que mi bebé va a nacer —sentencié con determinación, llevándome la mano a mi vientre de manera protectora.

El médico asintió con aprobación.

—Eso es bueno. Entonces, habiendo tomado la decisión, ahora voy a ordenarte a realizar algunos exámenes médicos para asegurarme de que tanto tú como tu bebé estén bien y darte algunas recomendaciones, la primera de ella es que debes mantenerte tranquila.

Después de una serie de pruebas médicas y preguntas sobre mi historial de salud, el médico finalmente me dio el visto bueno y me permitió abandonar el hospital. Me advirtió sobre la importancia de cuidarme y reducir el estrés durante mi embarazo, evitar situaciones de disputas que vayan a generar en contra de mi bienestar.

Cuando salí del hospital, me sentí abrumada por todo lo que había ocurrido. Mis problemas con la familia Kontos habían llegado a un punto crítico, y ahora tenía una nueva preocupación: el bienestar de mi bebé y decidir si le decía al bárbaro de mi exjefe que sería padre.

Hice mi trayecto de regreso a casa sin poder evitar pensar en mis circunstancias, y al darme cuenta de que mi hijo sería el cuñado de mi ex, no pude evitar reírme a carcajadas por lo bizarro de la situación, algunas personas se quedaron viéndome como si estuviera loca, pero no le presté atención.

Llegué a casa y cuando estaba entrando al edificio vi a mi amiga Sarah esperándome, sus ojos estaban rojos como si hubiese estado llorando, me acerqué a ella de inmediato.

—¿Qué te ocurrió? ¿Por qué estás llorando?

—Me despidieron Tarah, cuando llegué a la oficina me dieron esta notificación y ahora no tengo idea de qué haré… estuve investigando y tu exjefe es el socio de la empresa de publicidad donde estaba trabajando ¿Puede existir alguna noticia peor? —preguntó y yo suspiré sintiéndome frustrada.

—Creo que sí, ¡Estoy embarazada! —exclamé mientras mi amiga me miraba con los ojos abiertos de par en par, daba la impresión que se le saldrían de sus órbitas.

—¿Es en serio? ¿Dime que es una broma? —inquirió y yo negué.

—Es la verdad.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó Alexis mirándome con desprecio.

—Te puedo asegurar que vengo a decirte algo importante, pídeles a tus ejecutivos que salgan —ordené con firmeza.

—¿Quién carajos te crees para entrar a mi oficina dándome órdenes?

—Bueno, que conste que quise hablar de esto es privado, pero como te gusta hacer público tu vida íntima, yo no tengo problema en hacerlo —señalé con un tono de burla en mi voz.

Abrí mi cartera y le lancé el resultado de la prueba embarazo.

Él tomó el papel y lo leyó con el ceño fruncido.

—¿Y qué diablos esto tiene que ver conmigo? ¿A mí qué puede importarme que estés embarazada?

—Te importa todo, porque el hijo que espero ¡Es tuyo! Producto de la noche que pasamos juntos en la isla —articulé con firmeza, mientras el hombre me miraba como si me hubiese vuelto loca y a los segundos escuché sus palabras hirientes y ofensivas.

—No sé qué estás planeando con todo esto, pero te puedo asegurar que ese hijo que esperas es imposible que sea mío, así que date la vuelta y ¡Sal de mi oficina!

Me quedé allí parada, sin saber qué hacer o decir, mientras Alexis me miraba con desprecio y los demás hombres se levantaban de la mesa en silencio para retirarse de la habitación. Sentí la humillación más grande de mi vida, como si tuviese en medio de un programa de bromas.

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