Casado dela noche a la mañana romance Capítulo 120

«A menos que...»

El corazón de Fabian se apretó con ese pensamiento, pero antes de que pudiera armar el rompecabezas en su mente, escuchó de pronto una suave voz que venía de atrás.

-¿Fabian?

Se sobresaltó y se giró para ver a Ashley mirándole con el pelo aún mojado. Tenía un hermoso rostro que se parecía al de Vivían, aunque parecía un poco más seductora. Por alguna razón, de repente sintió un escalofrío al mirarla.

—Bueno... Ashley. —Sin pensarlo dio unos pasos hacia atrás y dijo-: La compañía de revistas acaba de llamar. Ha surgido una situación y tengo que ocuparme de ella.

Puedes volver a descansar primero.

Salió corriendo de su apartamento sin esperar siquiera a que Ashley le respondiera.

-Fabian... -Ashley se quedó boquiabierta. Quiso perseguirlo, pero él ya había salido por la puerta.

Impotente, se quedó clavada en el suelo.

«Ya es más de medianoche. ¿Va a buscar a Vivían?»

Al pensar en ello, y recordando las noticias que acababa de escuchar por teléfono, su rostro se volvió pálido. No hace mucho, Ashley ordenó una investigación para encontrar al anciano de hace dos años. Sin embargo, confesó que no la tocó, sino que lo hizo un hombre misterioso. Lo que resultaba aún más chocante era que nadie consiguiera averiguar quién era ese hombre. En otras palabras, el hombre misterioso era mucho más poderoso que ella.

«¿Quién es el hombre que le quitó la virginidad a Vivían hace dos años?»

A la mañana siguiente, cuando Vivían abrió los ojos, vio el apuesto rostro de Finnick frente a ella. Aturdida, se quedó mirándole un rato antes de darse cuenta de que estaban así de cerca porque estaban durmiendo en la pequeña cama de su casa. Alarmada, quiso salir de la cama, pero el brazo de Finnick pesaba sobre ella. Como si sintiera su lucha, Finnick murmuró sin abrir los ojos:

-Solo son las siete de la mañana. Deja de moverte y vuelve a dormir.

Vivían no esperaba que Finnick estuviera despierto. Estaba tumbada en la cama, rígida e inmóvil. Por mucho que lo intentara, no podía volver a dormirse. El tiempo pasó con lentitud, y pronto le entró un sudor frío debido a su nerviosismo. Al final, sonó su alarma y los ojos de Finnick se abrieron. Su mirada se posó en Vivían.

-Buenos días, Vivían. -Finnick la saludó con su voz de barítono que llegaba con un poco de ronquera, dado que era lo primero que decía después de despertarse. A Vivían le dio un vuelco el corazón.

«Nunca podré ganar contra él».

-Lo entiendo. -Bajó la mirada y suspiró-. Volveré esta noche.

Las comisuras de los labios de Finnick se levantaron.

-Puedes traer a tu madre también.

-Olvídalo. Mi madre se sentirá incómoda -rechazó Vivían su oferta.

—Bueno, puedo conseguirte un cuidador y una criada -insistió Finnick.

Sabiendo que no podía ganar la discusión, Vivían solo pudo asentir con la cabeza. Después de la comida, Finnick llevó a Vivían al trabajo. Solo entonces recordó que tenía que asistir a una reunión esa mañana. Así, una vez que llegó al edificio de su oficina, se dirigió directo a la sala de reuniones. Se sorprendió al encontrar a Fabian en la sala de reuniones; parecía estar preparándose para la reunión solo.

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