Vivian era reacia a contarle a Rachel la muerte de Evelyn; quizá su madre ya lo sabía. Sea como fuere, no quería continuar con el tema para no causar más dolor a su madre.
Charlando un rato más, Vivian se marchó al fin. Apenas había doblado la esquina de la calle cuando vio una figura alta. Benedict estaba apoyado en su Range Rover. Al notar a Vivian, gritó:
—Sube. Te llevaré de vuelta.
Aunque sabía que no debía ser demasiado amistosa con el enemigo de Finnick, descubrió que en realidad no odiaba a Benedict. Extrañamente, incluso sentía una especie de parentesco con él.
Tenía muchas preguntas que esperaba que él pudiera responder, por eso asintió con la cabeza. Él como un caballero, le abrió rápido la puerta del coche, indicándole que entrara. Sentado en el asiento del conductor, puso en marcha los motores. Benedict rompió primero el silencio:
—Nunca pensé que fueras la hija de la señora Rachel, Vivian.
Vivian movió la cabeza y respondió:
—Sí. Yo tampoco esperaba que mi madre te conociera.
—Parece que estamos destinados a encontrarnos.
Benedict la miró, descubriendo que se veía aún más bonita de perfil. Volviendo a centrar su atención en la carretera, detuvo el coche en un semáforo en rojo. Volvió a hablar:
—La señora Rachel fue muy amable conmigo cuando era joven. Por desgracia, pasaron cosas y ella se fue de mi vida. Para ser sincero, nunca pensé que volvería a verla hoy.
—Mi madre me habló de ti, de todas las cosas que hiciste cuando eras un niño.
—¿Te dijo que yo era un travieso?
—No. En realidad no paraba de alabarte, diciendo que eras muy inteligente y comprensivo. Le gustabas mucho. Tú y... Evelyn.
Ella había pensado que al mencionar a Evelyn, él hablaría un poco más de su hermana. Para su decepción, no lo hizo. En cambio, parecía mucho más interesado en ella.
—¿Dónde estabas cuando la Sra. Rachel trabajaba para nosotros? No te he visto ni una sola vez.
—Estuve en la Residencia Miller. —Ella explicó—: Mamá me dijo que a tu familia no le gustaba que los forasteros se quedaran allí. Al no tener otra opción, me envió a vivir con los Miller.
—Lo siento.
—¿Por qué?
Al percibir el ambiente desagradable que se respiraba en el coche, Benedict se dio cuenta de que Vivian le había malinterpretado. En realidad, no estaba en contra de ella específicamente.
—Por favor, no me malinterpretes. No te odio; al que odio es a Finnick.
Ahora, sintiéndose avergonzada por su error, sugirió:
—Entonces, tal vez también entendiste mal a Finnick. ¿En verdad la familia Morrison investigó el incidente con cuidado en ese entonces?
Durante un largo rato, Benedict guardó silencio. Vivian no le pinchó más. De forma brusca, pronunció:
—En ese momento, la familia Morrison estaba en una situación desesperada. No teníamos tiempo ni energía para investigar ese asunto.
Su respuesta desconcertó a Vivian.
«La familia Morrison, una de las tres familias más importantes de Sunshine City, estaba en una situación desesperada...»
No dio más detalles, era probable que fuera porque le parecía demasiado humillante decírselo.
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