Casado dela noche a la mañana romance Capítulo 56

Justo cuando Vivían estaba muy preocupada, oyó una voz grave y gruesa por detrás. Entonces, la levantaron en el aire y, antes de que se diera cuenta, estaba sentada en el regazo de Finnick.

-Finnick... -Vivían se sorprendió.

Mientras Finnick observaba su cuerpo pálido y frío, sintió como si mil agujas le atravesaran el corazón. Le limpió las lágrimas de las mejillas y le aseguró:

-No te preocupes. Estaré aquí contigo.

Era una afirmación sencilla, pero de peso que calentó el corazón de Vivían. De hecho, con su seguridad, se fue calmando poco a poco. De repente, se sintió muy cansada. Esta vez, no se resistió y se limitó a asentir en silencio. Con las fuerzas que le quedaban, se enroscó en sus brazos y miró el cartel de «Operación en curso» que había en la parte superior de la puerta. Mientras estaba en sus brazos, Finnick pudo percibir un aroma único de ella. De repente, fue como si su frío corazón se derritiera

después de haber estado congelado durante décadas.

Después de un largo rato, las luces sobre la puerta se volvieron rojas. Vivían, al ver esto, se levantó de un salto del regazo de Finnick y corrió hacia la puerta. Los médicos y las enfermeras salieron del quirófano con aspecto agotado.

-¡Doctor! M-M¡ madre... -Vivían no sabía ni qué decir en ese momento.

El médico la miró y sonrió mientras le informaba:

-Buenas noticias señora William. La operación ha sido un éxito. Su madre estará despierta mañana.

«¿Mamá estará despierta?»

En ese mismo momento, su cuerpo tenso se aflojó y se sintió muy aliviada. Quería dar las gracias al médico, pero de repente se le entumecieron las piernas y se desplomó. Sin embargo, su piel no entró en contacto con el frío y duro suelo. Lo único que sintió fue un pecho fuerte y resistente. Levantó la barbilla para ver la cara de Finnick. Fue él quien se acercó en la silla de ruedas justo a tiempo para alcanzarla. Su habitual expresión fría también había desaparecido. Había una ligera sonrisa en su rostro mientras le acariciaba el pelo con suavidad.

-Es una buena noticia -dijo.

Este último la miró con intención. Luego, por casualidad, levantó el dedo que antes había utilizado para limpiarle la boca y lo lamió.

-Nada, es que creo que parecías bastante seria cuando asentiste.

Vivían miraba mientras él hacía esto. Su mente se quedó en blanco y ni siquiera escuchó lo que él dijo.

«¿No es demasiado?S¡ alguien más hiciera esto, incluso podría decir que es antihigiénico. Pero, ¿por qué parecía tan... tan sexy cuandolo hizo? Sus delgados dedos... sus

finos labios...»

—¿Eh? ¿Qué? ¿En serio? —Sus mejillas volvieron a enrojecer mientras miraba hacia otro lado y le lanzaba preguntas al azar.

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