«Huh. Es muy honesta con su madre».
Aunque sabía por qué la mujer se había casado con él, seguía sintiéndose irritado y molesto cuando lo escuchaba por sí mismo.
«Maldita sea».
Parecía que esta mujer podía ahora controlar lo que él sentía. Cada vez era más fácil dejarse afectar por sus palabras.
-Vivían. -Finnick seguía sin quitarle la carpeta. Continuó con voz fría-: ¿Quieres el divorcio?
Noah, al oír esto, casi dio un salto de sorpresa. De hecho, casi se golpea la nuca contra la ventanilla del coche.
Vivían también se sobresaltó. Le miró con incredulidad.
-¿De qué estás hablando?
-¿No te casaste conmigo para conseguir la ciudadanía? -Habló despacio y con indiferencia-. Como ya has conseguido lo que querías, podemos divorciarnos. De todos modos, no perderás la ciudadanía.
El rostro de Vivían palideció.
«Sabe por qué me casé con él. Probablemente no pueda ocultárselo. Es natural que llegue a esta conclusión, ya que se enteró de lo de mi madre».
Al mirarle a los ojos oscuros, se mordió los labios y dijo en voz baja:
-Bueno, ¿no te casaste conmigo para conseguir también algo de mí? ¿Te divorciarás de mí si un día no te sirvo para nada?
Finnick no esperaba su respuesta y se detuvo por un momento.
«De hecho, Vivían no es una mujer tonta. Ella sabe por qué tenía prisa por casarme».
Sus ojos se oscurecieron y habló en voz baja.
-No.
Del mismo modo, Vivían no esperaba una respuesta tan clara. Se quedó estupefacta.
Al notar su expresión de sorpresa, Finnick añadió:
-Desde que me casé contigo, serás mi esposa para siempre.
-Sí, lo he hecho. -Vivían por fin se acordó-. Deja que te haga un filete entonces.
Estaba a punto de tomar el filete congelado cuando Finnick la detuvo.
-No pasa nada. Me quedaré con los espaguetis de ayer, ya que comeré solo.
Luego, agarró el plato de espaguetis que había sobrado y se dirigió al microondas.
Vivían lo agarró rápido.
—No, estas son sobras.
Finnick era muy exigente con la comida y Vivían no se atrevía a imaginarlo comiendo las sobras. Ella le arrebató el plato de espaguetis, pero Finnlck estiró la mano hacia arriba y levantó las cejas.
—¿Por qué no puedo comer esto? Me lo comí ayer por la noche.
Finnick ya era mucho más alto que ella. Ahora que su mano estaba tan alta, no había manera de que ella pudiera alcanzar el plato.
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