Vivían salió del despacho de Fabian antes de que él pudiera replicar. Solo cuando llegó al pasillo exterior se detuvo para suspirar. Se preguntó qué se le había metido en la cabeza. No solo había dejado de avergonzarla, sino que preguntaba por el bienestar de su madre. Hasta descubrió que, por mucho que la convenciera de lo contrario, seguía preocupándose por ella, y eso a no le parecía muy bien. Así que decidió que era mejor tratar a su ex amante como un extraño.
Una vez que terminó su quehacer, se dirigió a Sarah para invitarla a comer. Mientras tanto, Fabian se quedó congelado en su sitio al verla salir de su despacho. En ese momento, ni siquiera estaba seguro de lo que sentía por ella. Antes pensaba que despreciaba a esa mujer de mente ¡legible. Pero la semana anterior, cuando se enteró de que ella solo intentaba conseguir dinero para la enfermedad de su madre, le invadió el remordimiento.
Habiendo salido con Vivían durante tanto tiempo, sabía lo importante que era Rachel William para su hija. Eso le llevó a enviarle un mensaje por WhatsApp preguntándole si necesitaba dinero. Sin embargo, ella no respondió a su mensaje. «¿Acaso ella ya tiene suficiente dinero? ¿Lo habrá conseguido de sus amantes?», pensó.
Fabian sintió que iba a perder la cabeza. La ¡dea de que ella se acostara con otros hombres por dinero le enfurecía. Podía sentir una lenta rabia en su interior. Se aflojó la corbata con frustración y se dirigió a su escritorio. Marcó un número en el teléfono y habló:
-Ayúdame a averiguar en qué hospital está Rachel William.
Fabian consiguió la ayuda de los hombres de la familia Norton, que fueron muy eficientes. Unas horas más tarde, lo llamaron y le informaron del paradero de Rachel. Media hora después de la llamada telefónica, se presentó en el Hospital Principal de Ciudad S con un ramo de lirios.
Los ojos de Fabian brillaron cuando encontró la sala privada en la que estaba Rachel. Sabía que era imposible que Vivían pudiera permitirse pagar una habitación privada en el hospital con las elevadas tarifas médicas. «¿Qué tipo le está ayudando? ¡Maldita sea!», reprimió los pensamientos desenfrenados de su mente y llamó a la puerta. Una frágil voz de mujer llegó desde el interior.
-Adelante.
Fabian entró en la habitación y se quedó atónito al ver a una mujer pálida y delgada en la cama.
—Señora William...
En su memoria, Rachel era una mujer preciosa que atraía a los hombres en donde iba. Era tan guapa que a Fabian no le sorprendía que fuera una amante. Pero en ese momento, casi no podía reconocer a la mujer que tenía delante.
-¿Fabian? -Rachel también se sorprendió de que él apareciera en su puerta. Al instante siguiente, el regocijo apareció en su rostro-, ¡Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi, Fabian! ¡Estás aún más encantador de lo que eras! Siéntate.
Fabian se sentó junto a ella y entabló una conversación.
-¿Y quién es el marido de Rachel?
Rachel pensó que Fabian solo sentía verdadera curiosidad por la vida de Vivían. Respondió con poco tacto:
—¿No lo sabes? Es Finnick, el presidente del Grupo Finnor. También es de la familia Norton. ¿Cómo es que no sabes nada de él? La verdad es que estoy algo preocupada.
Rachel siguió parloteando, sin darse cuenta de lo pálido que estaba el rostro de Fabian en ese momento.
«¿Finnick? ¿El marido de Vivían es Finnick?», se dijo. Se levantó de un salto y soltó en voz alta:
—¡Eso es imposible! ¡Debes haberte equivocado! ¿Cómo podría Vivían haberse casado con Finnick?
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