(COMPLETO) My F*ucking Hot Boss romance Capítulo 29

La luz de la mañana había comenzado a entrar a la habitación, dificultandome el poder seguir durmiendo.

Aprieto mis ojos con fuerza y me estiro sobre la cama, sintiendo el torso desnudo de Nick en mi antebrazo. Lo oigo quejarse y me giro con suavidad hacia él, cuidando de no despertarlo. Él está profundamente dormido, pero aún así, su simple presencia me atrae y no puedo despegar mi mirada de él. Veo su pecho subir y bajar con lentitud, sus labios entreabiertos y sus tupidas pestañas resguardando sus preciosas esmeraldas.

Me recargo sobre mi codo y apoyo mi mejilla en la palma de mi mano para poder mirarlo mejor. Lo examino con la mirada. La sábana está al borde de su zona “V”, permitiendome admirar su abdomen perfectamente trabajado y marcado.

—¿Que tanto miras, McCann?

«Ay, mierda.»

Nick me mira con uno de sus ojos abiertos y una sonrisa ladina en el rostro.

—Yo...yo no...

Su sonrisa se ensancha e imita mi posición sobre la cama, me mira unos instantes y luego deposita un casto y dulce beso sobre mis labios.

—¿Eso por qué fue?

Lo miro seris y él me sonríe.

—Porque me dió la gana.

Se encoge de hombros y yo lo miro mal, luego me giro en mi lugar con la intención de levantarme de la cama, pero él me sostiene por la cintura.

—¿A dónde crees que vas, Alyssa?

Nick me abraza fuerte contra su cuerpo, trato de abrir sus brazos para irme pero me resulta imposible.

—Al trabajo.

—No lo haras. Quédate conmigo.

—No puedo hacer eso. Ya voy tarde, suéltame.

—No creo que eso vaya a ser posible.

—Nick, suelta e ya. Yo tengo que trabajar. No tengo la fortuna de que mis padres sean millonarios. Tengo que valerme por mi.

—Practicamente soy tu jefe, así que te doy el día libre para que lo pases conmigo.

Él pone una carita tierna y mi pecho se infla de amor, pero me obligo a volver a la realidad.

—No eres mi jefe, es tu padre, así que...suéltame que debo prepararme para ir a trabajar.

—Eso puedo arreglarse.

Él se levanta y lo veo ir hacia donde estaban los shorts que traía puestos anoche, los levanta y saca su teléfono del bolsillo. Teclea algo en la pantalla y luego lleva el aparato a su oído.

—¿Que crees que haces, Nicholas?

Nick me mira divertido y lleva un dedo a sus labios para indicarme que guarde silencio.

—Hola, padre.

Lo oigo decir y mis ojos se abren con sorpresa.

—Sí, sí, estamos bien. Bueno, en realidad...Alyssa se siente un poco indispuesta para ir a trabajar, ¿hay algún problema si se queda en casa a descansar?

Nick aleja el móvil de si oído y lo pone en altavoz para dejarme oír la voz de mi jefe.

«Claro que no hijo. Puede tomarse el resto de la semana, o el tiempo que quiera, no hay ningún problema. Lo importante es que ella esté bien.»

Le oigo decir y y miro la sonrisa malévola en el rostro de Nick.

—Vale, papá. Muchas gracias, la cuidaré bien.

Luego cuelga el teléfono y vuelve a mi lado, pone su mano en mi cintura y me mira con satisfacción.

—Todo listo, preciosa.

—No puedo creer que le hayas mentido a tu padre.

—Amor, ¿crees que él no lo sabía ya?

Me mira con una ceja alzada y me besa.

—Bien, volvamos a dormir.

Le digo y me giro para darle la espalda, él me pega a su cuerpo y siento su erección creciendo en mi trasero.

—No será posible, Nicky despertó y quiere cariño.

Me giro nuevamente hacia él para verlo a la cara y sin poder evitarlo suelto una carcajada.

—¿Nicky?

—Ay, mierda.

Dice y se va corriendo escaleras arriba.

—Lo siento Chrissy.

—No te preocupes, querida. Yo cambiaba sus pañales, es solo que...ya no es mi niño. El niño que se la pasaba correteando por toda la casa desnudo. Lo ví nacer, Alyssa. Lo he visto crecer y madurar. Lo ví enamorarse, salir herido y volverse a enamorar. Y estoy orgullosa del hombre en el que se convirtió.

Ella me sonríe y pone un plato con comida frente a mi cuando Nick llega nuevamente con nosotras.

—Dime por favor que no le contaste nada vergonzoso mientras no estuve.

Dice mientras se sienta a mi lado y yo me río con fuerza.

—Dios, ¡lo hiciste! ¿que fue? ¿cuando fue con los vecinos a mostrarles a gusanito?

El rostro de Chrissy se ha vuelto rojo nuevamente y mientras yo estallo en una carcajada.

—No le conté sobre «eso», querido.

—¿Quien es gusanito?

Pregunto y es el turno de Nick de ponerse rojo.

—N-nada. No es nada.

La vergüenza en su rostro es evidente y es ahí cuando me doy cuenta de algo.

—Alto, no me digas que «gusanito» es lo mismo que «Nicky».

—¿Puedes callarte y comer ya?

—¡Sí lo es!

Grito y me río, seguida por Chrissy, quien se encoge de hombros ante la mirada fulminante de Nick al verse superado en número.

—Tu metiste solo la pata, querido.

Le dice Chrissy, saliendo de la cocina para dejarnos solos.

—Vuelve a burlarte de mi así, Alyssa y te prometo que te follaré que no podrás sentarte en una semana.

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