(COMPLETO) My F*ucking Hot Boss romance Capítulo 31

El llanto había parado al fin pero ahora mis ojos ardían. Había cerrado con pestillo la puerta para que nadie pudiera entrar. Nicholas y Maddie habían llamado unas veces pero no abrí y me quede quieta y callada como si no estuviese aquí. Era sábado así que el edificio quedaría vacío unos minutos después de las dos. Apague mi teléfono y continué tratando de calmar a mi adolorido corazón.

Hoy era la fiesta de Sam y le había prometido ir. Aunque por el momento no tuviera el valor de ver a su hermano, no era justo arrematar en contra de ella ni de sus padres que nada tenían que ver en todo esto.

Miro el reloj encima de la pantalla, ya son las tres de la tarde, el edificio tiene que estar completamente vacío a excepción de los guardias de seguridad. Respiro profundo y me levanto del suelo, seco una vez más el exceso de humedad en mis ojos para tomar mis cosas y salir de ahí. Me dirijo al elevador cuando escucho unos pasos apresurados a mi costado. Giro mi cabeza en la dirección del ruido y el rostro aliviado de Nick aparece en mi campo de visión.

–Te he estado buscando por todas partes, ¿donde te metiste?

Está agitado, su pecho sube y baja de manera rápida como si hubiese corrido un maratón.

–Estaba...en mi oficina.

Un nudo se forma en mi garganta y me cuesta respirar.

Alyssa, tranquilízate. Él no tiene idea que escuchaste su conversación con Corrine.

–Fui a buscarte ahí, incluso Madison. Estuvimos tocando pero jamás abriste, creímos que estaba vacía.

–Sí, yo...me dolía la cabeza y me quede dormida. Lo siento.

–¿Tu teléfono? También te estuve llamando.

–Se quedó sin batería.

No está muy convencido de mis respuestas, sin embargo las acepta y asiente en mi dirección.

–Bien. Vamos a casa entonces.

Él toma mi mano y una sensación extraña me golpea la mente, pero la saco de mi cabeza rápidamente. Ni Nicholas ni nadie puede notarme mal.

Ambos subimos al ascensor, Nick oprime el botón para el estacionamiento y acto seguido, las puertas se cierran frente a nosotros.

Él se planta frente a mi y con sus dedos toma mi mentón, haciéndome levantar el rostro.

–Te extrañe toda la mañana.

Sonríe y siento como si me hubiesen clavado pequeñas agujas por todo el cuerpo.

–Yo igual...

Logro articular.

Lo siento sonreír sobre mi cuello y dejar unos cuantos besos húmedos sobre el. Lleva sus manos a mis hombros y quita mi blazer, luego desabotona mi camisa y por último deja caer mi falda. Estoy frente a él en ropa interior y se siente completamente normal. Le ayudo con su ropa mientras sus manos contornan mi cuerpo a su antojo y no estoy dispuesta a poner resistencia. Lo dejo tomarme, una y otra vez y las veces que él quiera, hasta que esté satisfecho de mi, hasta que esté harto.

Sus caricias y besos, permanecerán tatuadas en mi. El ardor y el calor de sus dedos al rozar mi piel no se desvanecerán jamás. Podré recordar sus caricias al evocarlas en mi memoria, como una película que se reproduce una y mil veces.

Nick coloca una mano en mi trasero y otra en mi espalda para levantarme, yo me aferro a su cuello y a su cintura. Dejo mi cabeza en su pecho y aspiro su aroma. Esa fragancia tan suya y varonil que lo caracteriza. Llevo una mano a su nuca y acaricio sus cabellos en esa zona, tan suaves como el algodón.

Me recuesta sobre la cama, quedando él encima de mi. Acuno su rostro entre mis manos y miro sus ojos, sus preciosos ojos verdes que tanto me maravillan. Una lágrima cae por un costado de mi rostro y él me mira confundido.

–¿Que te sucede? ¿estás bien?

Le sonrío sin molestarme en limpiar la lágrima.

–Te amo, Nicholas.

Él me sonríe abiertamente y besa mis labios con dulzura y delicadeza.

–Yo también te amo, preciosa.

Deja otro beso en la punta de mi nariz y lo siento entrar lentamente en mi.

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