El camino al restaurante transcurre en un cómodo silencio. Cuando llegamos, Nick entrega las llaves al valet y rodea el auto para ayudarme a bajar.
El frío viento nocturno me golpea con fuerza apenas pongo un pie en el asfalto y me hace temblar un poco. Hago un ademán para ponerme mi blazer pero Nick me toma de la muñeca, deteniéndome por un instante.
–Espera, permíteme ayudarte.
Me quita el blazer de las manos y él mismo lo coloca sobre mis hombros, luego me ofrece su brazo y lo acepto para entrar juntos al establecimiento.
Estaba tan ensimismada admirando la belleza del lugar, que cuando Nick se detuvo en seco yo casi caigo a trompicones al piso. Levanto mi rostro para verlo y tratar de descifrar lo que ha pasado, pero el está mirando hacia el fondo del restaurante.
–¿Que sucede?
Le pregunto, y el se sobresalta ligeramente. Me mira desorbitado y luego reacciona por fin.
–¡Carajo! Escucha, Alyssa, habrá un ligero cambio de planes.
–¿Eh?
Él asiente dos veces, la decisión impresa en su rostro.
–Sí alguien, quien sea, llegase a preguntar, dirás qué eres mi prometida, ¿de acuerdo?
–¿C-co-como?
Él voltea a la mesa y se gira a mí rápidamente, acuna mi rostro entre sus manos y me mira suplicante.
–Te debo una.
¿En qué momento dije que sí?
Él deposita un suave beso en la punta de mi nariz y toma mi mano para seguir con nuestro camino hacia la mesa.
Al llegar, nos encontramos con los gemelos Corrine y Conrad Fletcher, hijos de un importante y acaudalado nuevo empresario. Al vernos llegar, ambos se ponen de pie.
–Vaya, amigo, no es propio de ti llegar tarde.
Se burla el pelirrojo Conrad.
–Una disculpa, había mucho tráfico.
–Gusto en verte, Nicholas.
Corrine Fletcher fija su mirada en Nicholas y no sé bien que es la sensación que recorre mi espina dorsal.
–Ha pasado un tiempo, Corrine.
Él toma su mano y la lleva a sus labios, su rostro es neutro, sin ninguna clase de expresión reflejada en él. Salgo de mi transe cuando de pronto la helada mirada de la chica se posa en mi.
–¿Y tú eres?
Me pregunta con desdén y yo no logro articular palabra.
–Les presento a Alyssa McCann. Es la nueva adquisición del equipo N&H, y es...mi prometida—me sonríe de una manera tan hermosa, que me deja helada—, pero esta noche venimos como socios y compañeros de trabajo.
Su sonrisa se dirige ahora a nuestros acompañantes. Una sonrisa cortés.
–Vaya, amigo. Felicidades, es una chica realmente guapa.
Dice Conrad con sorna, dando una palmada al hombro de Nick y me mira de arriba a abajo, lo cual, por alguna razón, me molesta.
–Soy afortunado, Conrad.
Nick se encoge de hombros para luego rodear mi cintura con su brazo y pegarme a él. Yo le dedico una sonrisa lo menos nerviosa y confundida que me es posible.
–Bien, ¿y si ordenamos de una vez?
Suelta Corrine de mala gana. Le sonrío rodando mis ojos internamente y Nick abre la silla para mi. Una vez que cada quien a tomado su respectivo lugar, Conrad llama al mesero y este viene en seguida para tomar nuestra orden, cuando todos hemos dicho lo que queremos éste se va y el ambiente en la mesa de repente se vuelve pesado.
–Y dime...¿Alyssa?
La mirada de Corriente está puesta en mi nuevamente. Yo asiento, invitándola a continuar.
–¿Hace cuánto tiempo que estás con Nicholas?
–No tienes que explicarme nada, solo tú sabes por qué haces lo qué haces. Pero, pudiste haberme advertido que tenías un pasado con esta familia. Digo, no es que me importe pero no sabía que decir cuando pregunto el tiempo de nuestra relación. Supongo que esos son detalles con importancia.
–Sí, lo siento, te he metido en un buen lío y...lo mínimo que puedo hacer es explicarte.
En ese instante el auto llegó y Nick me ayudó a llegar hasta él apoyada en su brazo, abrió la puerta para mi y una vez que estuve adentro rodeó su Audi y entro en el lugar del conductor, encendió el motor y lo puso en marcha.
Ambos permanecimos en silencio y a los minutos ya estaba estacionándose afuera de mi edificio. Esta vez no espere a que abriera la puerta para mi, puse mi mano en la clavija y la activé pero él me tomó por mi mano libre.
–Alyssa, yo...
Lo miré para que continuara, pero el seguía con sus ojos puestos en su mano agarrando la mía, permaneciendo en un abrumador silencio.
–Que descanse, señor.
Me suelto de su agarre y bajo del auto, comienzo a caminar con rumbo a mi edificio pero oigo unos pasos corriendo a mi espalda. Me freno en seco cuando él se me adelanta, plantandose frente a mi e impidiendo que llegue a la entrada.
–Por favor, me siento realmente mal por haberte obligado a mentir por mi.
–Ya te dije, tú sabes por qué haces lo qué haces.
Me obligo a mirarlo y doy un paso hacia un costado pero él me imita y continúa interponiendose en mi camino.
–¿Qué es lo que quieres oír? Dije que todo estaba bien, que no hay problema alguno con que me hayas usado para deshacerte de tu ex lunática, ¿qué más quieres que te diga?
–Que me dejarás compensarte.
–No hay nada que compensar, Nick, de verdad, todo está bien. Nosotros estamos bien.
Pongo mi mano en su pecho y lo miro a los ojos para dedicarle una sonrisa comprensiva más que fingida.
–Nos veremos mañana.
No espero a que responda y sigo con mi camino, abro el portón y subo las escaleras hasta mi piso. Cuando estoy a punto de abrir la puerta una voz me hace detenerme.
–Hola, linda Alyssa.
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