CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 1

EPÍLOGO 1 (COMPROMISO EN LA MANADA LUNA PLATEADA)

Aylin y Cassian se encontraban en la manada, viendo cómo sus gemelas, Sofía e Isabella, crecían saludables y se convertían en dos hermosas niñas. El alfa, se dedicaba a cuidar de sus pequeñas mientras Aylin preparaba un delicioso postre para celebrar el próximo cumpleaños de Rowan, el pequeño lobo que estaba a punto de cumplir seis años.

―¡Cariño, las gemelas están creciendo tan rápido! Pronto estarán corriendo por todos lados, al igual que Rowan.

Aylin sonrió.

―Si mi amor. Nuestro pequeño Rowan está a punto de cumplir cinco años. Será un día especial para él. ―ella le dio un suave beso en los labios y lo miró con ojos llenos de amor ―Es el primer cumpleaños con su padre.

Cassian no podía ser más feliz, después del nacimiento de las gemelas, su vida era solo perfección. Se encargaba de los asuntos de la manada, pero siempre anhelando llegar a casa cuanto antes, desde que sus hijas nacieron se robaron su corazón por completo.

Estaba a punto de decir algo cuando llegó Lorcan.

―Tengo noticias importantes ―dijo al momento que cargaba a una de las pequeñas, Lorcan hizo distintas muecas antes de hablar, la pequeña se había apoderado de su cabello y lo jalaba con bastante fuerza ―¡Auch! Sí que eres fuerte, ¿eh?

La bebe hizo un sonido gutural a lo que Lorcan interpretó como un sí.

―El tío Lorcan es tu favorito, ¿verdad? No eres como ese arrogante chicuelo que dice: mi tío favorito es Sebastián. ―hablo cantarinamente ―Para ti siempre será mejor el tío Lorcan, ¿no es así Isabella?

Cassian se echó a reír y lo sacó de su error.

―Esa es Sofí.

El beta miró a la pequeña y luego a la otra que seguía jugando con sus juguetes.

―Bueno, no me culpen. Estas niñas son dos gotas de agua ―dejo a la bebe junto a su hermana y miró a su amigo ―Pobre del compañero que tengan, tendrá que tener mucho cuidado para no besar a la hermana equivocada.

En cuanto dijo esto, las cejas del alfa se fruncieron.

―¿Novio? ¿Cuál novio? Ellas no tendrán novio. ―dijo con firmeza.

Lorcan se rio.

―A menos que las tengas encerradas, me temo que es algo que no podrás evitar. La naturaleza seguirá su curso y en algún momento, el llamado del amor tocará a su puerta.

Cassian frunció los labios.

―Aún falta mucho para eso.

―Sí, sí. Papá gruñón, estoy seguro de que vas a aterrorizar a los pretendientes de tus hijas.

―No se llama aterrorizar, se llama proteger. No voy a entregárselas a cualquiera. Si alguno desea…

―Mi amor. ―Aylin rodeo su cintura y ladeo la cabeza con diversión ―Apenas son unas bebes, tienen siete meses.

Lorcan negó levemente y se divirtió con la actitud de su amigo.

―Ya escucharé las quejas de que no las dejas salir.

―Mejor dime que es esa noticia. ―el alfa cambió de tema deliberadamente. No quería pensar en que sus pequeñas se enamoraran.

El beta sacó el sobre dorado y se lo entregó.

―Aylin y tú han sido invitados a la ceremonia de compromiso de un lobo muy influyente del sur, la manada Luna Plateada.

Cassian abrió el sobre y leyó el nombre en letra dorada.

―Alfa Hunter Thorvald. ―murmuro el nombre con expresión pensativa, luego recordó quienes eran ―¡Ah, ya lo recuerdo! Es el hijo mayor de Harald Thorvald, ese viejo alfa, ya debe estar en edad para retirarse, según recuerdo tiene dos hijos varones, ambos alfas.

Aylin tomó la tarjeta y la miró con el ceño fruncido.

―¿Una ceremonia de compromiso? ¿Por qué nos invitan?

―Cariño, la manada luna plateada está buscando fortalecer alianzas con otras manadas. Este compromiso es la oportunidad para mostrar unidad y mantener la paz entre nosotros.

Ella hizo una mueca y miró a sus bebés.

―¿Qué pasa con las gemelas y Rowan? No puedo dejarlos.

El alfa suspiro y se dio cuenta de que su mujer tenía razón.

―¿Quieres quedarte?

―Sinceramente, sí. No me gustaría dejarlos.

―Entonces no te preocupes, rechazaremos la invitación. ―estaba a punto de romperla, cuando ella se la quitó de las manos.

―¡No!

―Pero dijiste que…

Las palabras del viejo alfa se repitieron como un eco en la cabeza de Lorcan y fue imposible que su corazón doliera. Él nunca ha podido olvidarla, nunca ha dejado de amarla, Daphne era como una maldición para él. Pero ella había seguido con su vida y ahora incluso estaba felizmente unida a otro.

Sentía ganas de acabar con el mundo, quería destrozarlo todo.

―Lorcan… creo que debemos irnos. ―dijo Cassian al ver su expresión.

Sin embargo, el beta se negó.

―No. Vinimos aquí por una alianza y vamos a quedarnos hasta el final.

―Lo sé. Pero tú vales más que mil alianzas, no me importa. Sé que no estás bien, tu cara…

―No. ―el beta dijo determinado ―No voy a irme solo porque ella esté aquí. No voy a dejarle ver cuánto me afecta.

Cassian sintió lástima por su amigo, por años ha intentado convencerlo de que haga una nueva vida, pero él siempre se negó, en el fondo sabía que todo era por esa mujer.

―Bien, entonces si vas a quedarte cambia la cara. No le demuestres que aún sientes algo por ella.

El beta ajustó sus emociones y asintió a su amigo. Estaban a punto de caminar hacia los novios cuando alguien se estrelló contra él. Lorcan bajo la mirada y se encontró con un par de ojos avellana y un cúmulo de pecas, mirándolo desde el suelo.

―Lo siento ―dijo la pequeña con una sonrisa ―Es que voy tarde, mi mamá seguramente se enojara conmigo.

Lorcan solo podía mirar a la niña, tendría algunos seis años, su cabello era rojizo y tenía una bonita sonrisa. Pero había algo en ella que se le hacía demasiado familiar, sin mencionar esa sensación que tenía en el pecho. Cassian también le sonrió a la pequeña y se hizo a un lado para que pasara.

―No tienes porqué disculparte princesa, somos nosotros quienes impedimos tu paso.

La niña se echó a reír e hizo una reverencia.

―Muchas gracias, caballero. Es usted muy amable.

Cassian le siguió el juego y se inclinó en un gesto de asentimiento. La chiquilla se giró hacia Lorcan y su mirada se quedó más tiempo en él. De hecho, ella tenía sus mismos ojos.

―Usted también es muy amable, caballero. Le ruego me disculpe por lo que acaba de suceder.

El beta sonrió y le dijo.

―Adelante princesa, continúe con su camino.

La niña lo miró una última vez y se dirigió hacia los novios. Los ojos de Lorcan siguieron a la pequeña y se quedó de piedra cuando vio que la niña se acercaba a Daphne, pero lo que lo dejó frío, fue cuando la escucho llamarla: Mamá.

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