CONSOLIDANDO SU UNIÓN.
Ella asintió levemente y caminó un paso.
―Estoy lista.
Cassian le hizo un gesto para que caminara y la siguió. Mientras Aylin caminaba hacia el altar de la diosa, por su mente pasaron muchas cosas. Finalmente, se detuvieron en un pequeño claro del bosque, toda la manada y varias manadas amigas también estaban allí. En su mayor parte, no todos parecían felices de verla.
Había un altar improvisado. Al frente esperándolos, estaban los miembros del consejo.
―¿Lista? ―Cassian, susurro en su oído.
―Sí.
―Sígueme ―el tomo su mano y sintió la dureza con la que la apretaba. De repente, comenzó a acariciar lentamente su piel con su pulgar. ―Relájate.
Se detuvieron delante de los ancianos y ambos inclinaron sus cabezas, estos respondieron al saludo y comenzaron.
―Gran diosa ―dijo uno de ellos mirando hacia el altar ―Presentamos la unión del alfa Cassian y la beta Aylin. Te pedimos que bendigas esta unión. La manada ‘cazadores de la luna’ ofrece sus bendiciones y los honrará con dos regalos de sangre.
Aylin sabía a qué se refería, aunque había estudiado en el mundo humano, su madre le hablaba sobre lo que sería su ceremonia con Logan, así que cuando dijeron regalos de sangre ya estaba preparada.
Ella miró hacia delante, pero no podía dejar de estar nerviosa, por lo que sucedería después, los latidos de su corazón eran violentos y su cuerpo estaba vibrando de anticipación. Cassian pudo sentirlo, él también estaba igual o peor. Sin embargo, trato de calmarla.
―Relájate ―susurro ―Todo va a estar bien.
Los miembros de la manda miraban en silencio la unión que desaprobaban, en especial Logan que se apretaba sus manos con fuerza. Sus sienes palpitaban y el odio fluía por sus venas, estaba siendo testigo de cómo le arrebataban lo que le pertenecía, y cuando lo decía, se refería no sólo al derecho de ser alfa, sino también a Aylin. Aun si ella no era su alma gemela, era su prometida, suya, y que Cassian regresara para arrebatársela, no lo tenía muy contento.
A su lado, Adam, pudo sentir su mal humor.
―Debe tener calma, señor. Pronto llegará su momento. ―susurro por lo bajo.
Logan le dio una mirada de pocos amigos y luego volvió a fijar sus ojos en Aylin, quien en ese momento estaba aceptando los regalos de las manadas aliadas.
El joven lobo se inclinó hacia ella y le entregó un cuchillo de caza, la hoja era de unos veinte centímetros y tenía grabado en acero lo que parecía la cabeza de un lobo.
Ella lo aceptó con respeto.
Cada miembro de las manadas aliadas entregó sus obsequios y luego siguieron los miembros de la manada ‘cazadores de la luna’.
Logan como hijo del difunto alfa, tenían la obligación de entregar uno. Cuando fue su turno, dio un paso adelante. Se detuvo delante de Aylin con una sonrisa fingida, y luego alzó un collar de oro con un dije en forma de luna y dentro tenía un pequeño zafiro. Se inclinó hacia ella ante la mirada atónita de todos y lo colocó en su cuello.
―Lo compré para ti, pensaba dártelo en nuestra ceremonia ―le sonrió ―Pero, ya ves que nada resultó como debería. ―aunque sonreía, Aylin podía ver la falsedad en sus ojos.
Ella asintió levemente y busco los ojos de Cassian, quien los estaba mirando fijamente.
Él podría haber hecho combustión allí mismo, claramente su sobrino estaba probando su paciencia. Se atrevía a hacer tal movimiento delante de él. Sin embargo, no le concedería lo que buscaba, hoy era su unión, pero una vez que culminara la ceremonia de apareamiento, se encargaría de asegurarle de que no volviera a poner sus manos en ella nunca más.
Cuando se alejó, el anciano volvió a hablar.
―Gran diosa, nuestros regalos han sido aceptados ―cerro los ojos y agregó ―Unimos a la pareja y aceptamos a la luna Aylin en la manada ‘cazadores de la luna’ Por favor, bendice esta unión.
La manada hizo eco en las últimas palabras.
Aylin se aclaró la garganta antes de hablar, y dijo.
―Yo, Aylin Fox, acepto a Cassian Blackwood como mi compañero y uno mi espíritu al suyo.
Ella miró a Cassian quien de inmediato la siguió.
―Yo, alfa Cassian Blackwood acepto a Aylin Fox, como mi compañera y… ―hizo una pausa por un momento como si estuviera contemplando cambiar de opinión. Se lamió los labios y continuó ―Uno mi espíritu al de ella.
En el momento en que pronunció las últimas palabras, el viento se agitó. Las hojas del bosque los rodearon como un tornado y luego una luz brilló sobre ellos, cubriéndolos con un cálido resplandor. Los diseños en el altar brillaron y tanto Aylin como Cassian tuvieron que protegerse los ojos ante la brillante luz. Finalmente, la luz se atenuó y las hojas cayeron.
De repente, Cassian miró a Aylin como si hubiera visto un fantasma y todas las manadas estaban de rodillas.
―¿Qué… qué pasó? ―pregunto mientras recorría con la mirada a todas las manadas arrodilladas.
―La Gran Diosa no sólo acepta su unión, sino que también parece bendecirla ―dijo uno de los ancianos arrodillados. ―Debes irte, alfa Cassian, la diosa está esperando para consolidar tu vínculo.
Al escuchar las palabras del anciano, la mirada de Aylin buscó inconscientemente la tienda, la luz de la luna brillaba sobre ella y fue inevitable que su estómago se tensara con temor. Cassian dudó solo un segundo, antes de tomar su mano y guiarla. Los aplausos se escucharon detrás de ellos.
―¡Que comience la celebración! ―grito alguien.
Mientras, Cassian y Aylin entraban a la tienda. Los ruidos cesaron y él soltó su mano en cuanto entraron, ella miró la cama perfectamente decorada y una vez más su estómago se tensó.
Cassian deslizó la mano por su espalda y pronto se detuvo en la cremallera y comenzó a bajarla. El vestido se abrió dejándole sentir la suavidad de su piel, su lobo aulló satisfecho y su entrepierna latió. Dejó que las mangas cayeran y Aylin se apartó permitiendo que el vestido se deslizó por su cuerpo formando un círculo a sus pies.
Tomó una de sus manos y ella lo siguió, Cassian se giró y sirvió una copa de vino, luego volvió a ella, solo para dejar caer un poco en la piel de su pecho. El líquido frío estremeció su piel, pero nada la preparó para lo que ocurrió después.
Cassian bajó su boca caliente y lamió el líquido y mordió un pezón antes de morderlo suavemente. El calor se acumuló en su vientre y ella no se tragó el gemido que se formó en su garganta.
―¡Hmm!
La mano de Cassian se deslizó por su estómago plano, deteniéndose en su vientre y sus dedos dibujaron suavemente las runas de la fertilidad. En ese momento, no entendió por qué lo hizo, sin embargo, no le importó. Las emociones de las cuales era presa en ese momento, no le permitían pensar.
Cassian se movió y sostuvo su barbilla haciendo que sus ojos mirarán los de él. Algo pasó brevemente por su rostro, pero antes de que ella pudiera averiguarlo, se desvaneció.
―Sé que no hay amor entre nosotros ―dijo en ahogado susurro ―Pero no mentiré diciendo que no he pensado en tu exquisito cuerpo todos los días desde que te conocí.
No era lo más romántico, pero sí fue suficiente para que el cuerpo de Aylin vibrara.
―¿Y tú me encuentras favorable? ―pregunto.
―¿De verdad estás preguntándome eso?
―Sí ―respondió mirándola con anticipación.
―Bueno… ―ella dio un paso adelante y comenzó a desabotonar uno a uno los botones de su camisa ―Mentiría si dijera que no te encuentro atractivo.
Cuando terminó abrió su camisa, exponiendo su poderoso pecho, su paquete de seis le dio la bienvenida, al igual que sus fuertes pectorales. Trago saliva ante la visión.
«¿Seguro que no fue creado por un Dios?»
Cassian sonrió y metió un mechón de su cabello detrás de su oreja.
―Mi lobo estara contento. ―término de quitarse la camisa, se sentó en la cama y comenzó a quitarse las botas, Aylin babeo viendo cómo los músculos de su espalda se movían al compás de sus manos. Cuando terminó, se puso de pie delante de ella, sus manos fueron al botón de su pantalón ―¿Supongo que no soy el primero?
Cuando hizo la pregunta, Aylin pudo ver el tono hostil en ella. Y recordó la pregunta de Leila, pero ahora no sabía si era un error o no, ser virgen.
«¿Es posible que le gusten experimentadas?
Su silencio fue un sí para Cassian, y no pudo evitar apretar la mandíbula. Abrió el botón de su pantalón y tiró de ellos. Aylin luchó contra su instinto natural, sin embargo, mantuvo su mirada en él.
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