UN TRATO DEL QUE NO PUEDES ESCAPAR.
―¡NO! ¿Dime que no estás hablando en serio? ―Freya preguntó sin poder creerlo.
―¿Tengo cara de estar jugando? ―Logan agarro su barbilla con su fuerza ―Vas a deshacerte de eso.
―Es nuestro hijo… ¿Cómo puedes…?
―¿Nuestro? ―se rio como si hubiera escuchado algo divertido ―¿Quién dice que es mío? ¿Olvidas que eres una omega? Le abrirás las piernas a cualquiera, Freya.
De repente, la rabia se apoderó de ella, apretó las manos y se abalanzó sobre y comenzó a golpearlo.
―¡Eres un maldito! ¡Un maldito!
―Sí, sí, llámame como te dé la gana ―él sostuvo sus muñecas y luego la apartó ―Pero vas a deshacerte de eso que llevas allí.
―Si dices que no es tuyo, ¿por qué debería obedecerte?
―Porque… mi pequeña zorra, tú eres quien me la pone dura ―acaricio su mejilla ―Y no me sirves embarazada.
Incluso para Freya que había visto lo peor, esto significó demasiado, Logan era un ser cruel y sin escrúpulos, que se escondía detrás de una máscara.
―Eres un demonio… ―susurro con los ojos llenos de lágrimas ―… te odio.
―Bien, porque no necesito que me ames.
Ella parpadeó, pero fue inevitable que las lágrimas se derramaran, llevó una mano a su vientre y el dolor dentro de ella la golpeó con fuerza.
Mientras tanto, Logan abrió la puerta y les dio algunas instrucciones a sus hombres y estos sostuvieron a Freya de los brazos.
―Llévenla al bosque Arnor, la mujer de la cabaña, sabrá qué hacer.
En cuanto escuchó esto, Freya comenzó a forcejear con los lobos, pero no era rival para ellos. Sabía quién era la mujer de la cabaña, era una antigua bruja que había sido echada por su aquelarre, y todas aquellas mujeres lobas o de cualquier otra especia que deseaban deshacerse de sus embarazos acudían a ella.
Miro a Logan una vez más.
―¡Te lo ruego, déjame quedármelo! ―suplico, pero el alfa siguió con su expresión fría e indiferente, miró a sus hombres y enfatizó.
―Asegúrense de que se haya ido, si fallan, ustedes pagarán el precio.
Los lobos asintieron y se llevaron a Freya en contra de su voluntad.
[…]
Mientras tanto, en la gran casa, Cassian estaba a punto de perder la paciencia con su compañera.
―Tú y yo hicimos un trato ―dijo, tratando de mantener la calma.
―Sí, pero eso no incluía que exiliaras a mi padre. ―Aylin estaba cruzada de brazos del otro lado del estudio, su mirada era decidida y Cassian sabía que no sería fácil.
―No puedo dejarlo aquí, Aylin. Al menos le estoy concediendo su libertad, ¿no es eso lo que querías?
―No, te equivocas, quería ser libre con mi padre, y que lo eches de esta manada, es igual como si lo mataras. Se convertirá en un lobo solitario, ¿Qué posibilidades tendrá de sobrevivir solo?
―Puede ir con tu tío.
―Su manada está lejos de aquí, toma muchos días de camino llegar.
―Pues tendrá que hacerlo, no voy a dejarlo aquí, no voy a romper las reglas de la manada, ¡solo por un capricho tuyo!
Ella jadeó agraviada.
Desde antes de que llamaran Cassian, supo que era Lorcan, así que le ordenó pasar.
―Cassian ―el beta asomo la cabeza y miró a su amigo con complicación.
―¿Qué sucede? ¿Dónde está Rowan?
El lobo miró a Aylin y luego a su amigo.
―Bueno… creo que deberías ver esto.
Aylin tuvo un mal presentimiento y su corazón se agitó sin razón, miró a Lorcan y antes de que Cassian pudiera detenerla, interrogó al beta.
―¿Es mi padre? Dime, ¡¿tiene que ver con él?!
Cassian ya estaba detrás de ella, miró a su amigo y lo supo, el padre de Aylin estaba en problemas.
«¡Maldita sea! ¿Ahora qué sucedió?»
Apartó a su compañera de la puerta y le ordenó.
―Quédate aquí, voy a ver que sucede.
Por supuesto, ella no pensaba hacerlo, ahora que estaba segura de que tenía que ver con su padre, no iba a esperar y morir de la preocupación.
―Puedes soñar, Cassian ―dijo con toda la valentía posible ―Si quieres castigarme, hazlo, pero nadie va a impedir que vea que está pasando con mi padre ―dio un paso hacia él y agregó ―Ni siquiera tú.
Luego de decir esto salió por la puerta, Lorcan apretó los labios y bajó la mirada. Cassian iba a preguntarle qué había sucedido cuando el grito desgarrador de Aylin resonó en el patio.
―¡PAPA!
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