Despierto cuando el reloj de la oficina de Jeanne da las 12 de la mañana ¿Había dormido hasta tan tarde? Abrí mis ojos aún con el sueño calando por cada parte de mi cuerpo. Jeanne no está y mi corazón da un vuelco, la noche pasada le conté todo sobre mi vida y mi pasado... ¿Tanta confianza le tenía a Jeanne? Sabía que había abierto mi corazón hacia ella porque en estos meses me había demostrado que yo le preocupaba, me había dado un techo donde dormir pese a mi historial delictivo, me había dado un empleo que prácticamente me salva la vida y... nuestros últimos besos todos los había comenzado Jeanne ¿acaso eso significaba algo?
Eran demasiados pensamientos que mi mente no lograba procesar, decidí levantarme de el sofá donde había dormido con Jeanne, sacudí mi pijama y me encaminé hacia el salón principal, allí una Marie sonriente veía televisión.
-Hola pequeña ¿Cómo estas?-dije con una sonrisa.
-Muy bien-dijo feliz- tía Jeanne cocinó panqueques y estaban deliciosos...
Sonreí y moví su cabello, caminé en dirección a la cocina pero allí tampoco se encontraba Jeanne ¿Dónde estabas?
Decidí ir a cambiarme de vestimenta mientras Marie veía la televisión, decidí llevar unos vaqueros simples y una camisa de tirantes negra, muy informal pero era mi día de descanso y merecía al menos vestirme como deseaba.
Bajé por las escaleras camino a la cocina, pero antes de que pisara el último escalón Jeanne entra por la puerta principal con su rostro impasible.
-Buenos días señora Jeanne-dije amablemente pero ella no me miró, solo asintió con su cabeza y pasó por mi lado hasta llegar al jardín. Me quedé en mi posición hasta que ella pasó por mi lado ¿Acaso me estaba ignorando? Mi cabeza no comprendía el contradictorio comportamiento de mi jefa. Un día me invitaba a una copa de vino, me besaba y luego al siguiente ya no existía para ella, lo mismo que anoche, le hablé sobre toda mi vida y sin embargo, parecían dos personas distintas, una Jeanne amable y empática -que me besaba-y otra Jeanne fría y distante. ¿Acaso intentas confundirme Jeanne?
Negué con mi cabeza y seguí mi día como lo haría normalmente, no dejaré ni permitiré que Jeanne siga teniendo el mismo poder sobre mi como lo ha tenido desde que pisé esta mansión, decidí que por mi bien -y el de mi corazón- no seguiría teniendo otra relación con Jeanne más de la que ser mi jefa, o al menos hasta que ella me dijese algo sobre su comportamiento.
En mi día libre con Marie decidimos ir al mercado central a comprar comida para la semana, en mi interior deseaba alejarme de Jeanne y la excusa perfecta era salir a comprar un día domingo donde mi trabajo paraba. Marie parecía contenta de salir de esas mil paredes, a veces miraba a la pequeña y sentía lástima por la vida que debía llevar, Marie no podía salir a ningún lado, a penas daba un pie fuera de la mansión y una Jeanne furiosa la iba a buscar. Esa no era vida para una niña tan pequeña y amable, aún me preguntaba en mi interior qué es lo que hizo su madre -para estar en la cárcel- y además para dejar a una Jeanne extremamente preocupada por Marie.
Aún habían interrogantes en mi cabeza sobre Jeanne y su familia, el por qué se escondían en las sombras y el por qué de tanto misterio. Jeanne también guardaba sus secretos y eso me intrigaba, pero todavía al menos no iba a hacer nada para investigarlo, prefería escucharlo desde la misma Jeanne, pero ella parecía ser una fortaleza, guardadora de múltiples secretos que quizás en mi interior no quería descubrir.
-Quiero esto Emma- Marie me sacó de mis pensamientos, íbamos caminando por la calle hasta que pasamos por un carrito que vendía palomitas, Marie me indicó que las quería con mantequilla y así lo pedí.
-Emma luego de comprar ¿Podemos ir unos minutos al parque? Hace mucho tiempo que no voy a uno...-me observó con sus ojos brillosos y no pude negarme, Marie necesitaba al menos tener unos pequeños momentos "normales" o al menos cosas que harían los niños de su edad. Asentí con mi cabeza y Marie saltó de alegría, me abrazó y yo lo hice de vuelta- muchas gracias Emma, eres la mejor...
Le sonreí de vuelta, luego de comprar nos encaminamos hacia el parque y mientras Marie jugaba un mensaje llegó a mi celular. Sí, Jeanne al notar que no tenía un celular -como todo el mundo- decidió regalarme uno en caso de que a Marie le sucediese algo o yo necesitara su ayuda, prácticamente me obligó a tenerlo y desde que lo había traído conmigo que nunca había llegado un mensaje.
-Necesito que no lleguen tarde, debo darte una información.
Era Jeanne quién me había escrito el mensaje, algo dentro de mí se revolvió pero luego de responder un "Ok" decidí por mi bien no darle más vueltas al asunto, al fin y al cabo Jeanne era mi jefa, debía seguir sus órdenes y no mezclar las cosas.
Cuando Marie ya se cansó de jugar nos encaminamos hacia la mansión, allí Jeanne nos esperaba en el salón principal. Se veía hermosa, llevaba unos jeans ajustados a sus caderas y una blusa blanca que resaltaba su piel, llevaba maquillaje ligero pero sus labios estaban pintados de rosa, se veía natural pero al mismo tiempo demasiado linda como para ser verdad. Decidí no mirarla más de lo necesario, era suficiente con derretirme por ella cada vez que la observaba.
-¿Cómo te fue Marie?-preguntó cariñosamente a la niña.
-Muy bien tía Jeanne!, pude conocer el mercado central y hasta comí palomitas-Marie le contó prácticamente todo lo que hicimos, omitiendo obviamente la parte en que fuimos al parque. Jeanne escuchó todo lo que la pequeña dijo hasta que finalizó su relato y soltó una gran sonrisa, luego Jeanne me observó directamente, una mirada confundida, porque era lo único que podía notar en Jeanne, su confusión, pese a ello no dejó de mirarme hasta que bajé mi ojos al suelo.
-Que bien que se han divertido, Marie me alegra que la hayas pasado bien junto a Emma, ella es increíble como tu niñera...-sentí como mis mejillas comenzaron a teñirse de rojo. También sentía la mirada penetrante de Jeanne pero la ignoré, si pensaba que podía ganarme tan fácilmente estaba equivocada-es hora de que vayas a la cama Marie, ya es tarde y mañana viene una profesora a enseñarte matemáticas.
Marie asintió y se despidió de Jeanne y de mí con un fuerte abrazo, adoraba a esa pequeña y mientras subía Jeanne me pidió que la siguiera hasta su oficina.
-Mañana es un día muy crucial Emma- soltó apenas cerró la puerta tras nosotras- organizaré una cena importante, vendrán colegas del trabajo y algunos importantes inversionistas que necesito tener para la empresa, es crucial que puedan pasar una buena velada aquí y que sean atendidos como corresponde.
Asentí ante esa información, hoy era la cena importante de Jeanne y todo debía salir perfecto, pese a mis sentimientos encontrados sabía que al menos debía ayudarle a conseguir lo que necesitaba, ella me había ayudado completamente y yo pese a todo lo que podía sentir debía devolverle la mano.
Pasé el día completo jugando con Marie, comimos en el jardín y corrimos por toda la mansión, ella parecía realmente divertida y admito que yo también lo estaba, Marie me ayudaba a disfrutar las cosas simples de la vida y reírme de ellas, era una buena compañía y me gustaba la relación que estábamos desarrollando. Vimos algunas películas y en algún momento ambas nos sentíamos tan cansadas que dormimos una pequeña siesta. Cuando me desperté eran las 8 de la noche y Marie seguía dormida. Habían pasado casi dos horas y si no fuese el timbre que me despierta quizás Jeanne hubiese llegado con sus colegas y yo seguiría durmiendo.
Caminé hacia la puerta principal y una de las habituales cocineras me saludó, ella se encargaría de preparar el banquete de esta noche y yo de servirlo. Subí a Marie por la escaleras y la dejé en su cama durmiendo, una vez que comprobé que no despertaba fui corriendo hacia mi habitación y me puse unos pantalones negros y una chaquetilla a juego, sin embargo dejé mi cabello caer hacia atrás suelto con el debido cuidado, agarré algunos mechones de mi pelo que caían hacia delante y cuando me observé en el espejo me reí de mi misma, efectivamente parecía una mesera, solo que más atrevida y con mi cabello suelto.
Bajé hasta la cocina y ayudé con todo lo que pude a poner los platos y tenedores, puse un mantel en la mesa de color dorado y bonito, a juego puse servilletas y velas, todo ello siguiendo las instrucciones específicas de Jeanne quien me había mandado unos mensajes de texto. Eran al rededor de cinco personas las que recibiría esa noche, un colega de Jeanne y tres inversionistas importantes. Cuando vi la hora faltaban diez minutos para la hora indicada por Jeanne y para añadir a mi outfit me puse una pequeña medalla de una rosa.
Cuando sonó el timbre sin prisa me dirijo a abrir la puerta, tomé aliento antes de abrir y cuando lo hice allí estaba Jeanne, llevaba un fabuloso vestido negro, sin dejar su elegancia y formalidad de lado me sonrió y luego entró con sus invitados. Su colega era un hombre de treinta y tantos años con aspecto serio y los inversionistas todos eran distintos, eran dos hombres y una mujer. Lo particular es que una vez que entraron todos la mujer -que parecía de unos 30 años máximo- me observo de pies a cabeza y me sonrío. Baje mi cabeza en señal de vergüenza y les señalé el salón principal donde se iba a llevar a cabo la cena.
Jeanne conversaba alegremente con todos, finalmente ella era la anfitriona y como tal debía mostrarse amable. Los dejé para ir hacia la cocina y servir copas de vino, la cocinera llevaba al menos dos horas preparando el plato principal y me daba pena que no tuviese otra ayuda, pese a ello ya estaba casi listo todo. Serví copas de vino mientras todos conversaban alegremente. Me quedé allí parada por si necesitaban algo más y la mujer -quien había tomado un par de copas de vino- me observó y me llamó para serviles más.
-¿Cuál es tu nombre querida?-me preguntó directamente- es lindo el tatuaje que llevas en tu cuello, un fenix...
-Ella es Emma-Jeanne intervino- la niñera de mi pequeña y por esta noche nuestra mesera.
-Emma, no sabía que no tenías boca para hablar-dijo mirando a Jeanne extrañamente.
-Yo...-en ese momento la cocinera me llamó y salí de esa extraña situación por suerte.
La noche se avecina extraña y el rostro de Jeanne lo dice todo...
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