¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 1666

"Has entrado a la semifinal, ¡felicidades!" La alegría en la voz de Jimena era difícil de ocultar al escuchar la buena noticia de Elia.

"Gracias", dijo Elia con una sonrisa.

"Oye, ¿qué tal si celebramos esta noche?" Jimena estaba a punto de sugerir ir a un puesto local a disfrutar de unas parrilladas, pero recordando lo que había pasado la última vez, se tragó sus palabras.

"Mejor no, ya es tarde y no es seguro salir. Esperemos a que ganes el campeonato y luego lo celebramos como se debe", propuso Jimena.

"Claro, voy a dar todo de mí", respondió Elia sin falsa modestia, porque en esta competencia, ella estaba decidida a darlo todo.

Jimena estaba a punto de responder cuando sonó el timbre. Se despidió de Elia con un breve "Alguien está en la puerta, te llamo luego".

Al abrir la puerta, Jimena se encontró con la grata sorpresa de ver a sus padres. "Papá, mamá, ¡qué alegría que estén aquí!"e2

"¡Mamita!"

"¡Mamita!"

Apenas había saludado cuando dos vocecitas tiernas y dulces llamaron su atención.

Esas voces infantiles casi derritieron el corazón de Jimena. Al bajar la mirada, vio a dos pequeños amorosos corriendo hacia ella con sus piernecitas cortas.

Con sus manitas regordetas, agarraron los pantalones de Jimena y levantaron la mirada con sus grandes ojos llenos de emoción y añoranza.

Al ver esos ojos inocentes llenos de amor, el corazón de Jimena se ablandó y, con un nudo en la garganta, se agachó para abrazar a los pequeños.

Les dio un beso a cada uno y con todo su amor maternal dijo: "Fred, Adora, mamita los ha extrañado mucho".

"Mamita, yo también te extrañé mucho, tanto que no podía comer", dijo Adora con su voz dulce y tierna, abrazándose al cuello de Jimena y dándole un beso en la mejilla.

Si no podía aceptar a sus hijos, significaba que no había futuro juntos, y Jimena no quería desperdiciar el tiempo de ambos, por lo que decidió terminar la relación.

Al recordar esto, Jacinta se sintió un poco angustiada.

¿Por qué el amor de Jimena tenía que ser tan complicado?

¿Acaso ese hombre tenía algún problema que no podía superar?

Si ahora vivía justo en frente de Jimena, eso significaba que había un destino compartido.

¿Cómo es que dos personas destinadas no podían estar juntas?

Jacinta preparaba la comida en la cocina, y mientras más pensaba en ello, más inquieta se sentía.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia