Asier vestía un traje negro hecho a mano, exudaba elegancia y autoridad sin un indicio de enojo, su rostro era como tallado en jade, con una presencia regia y una belleza que deslumbraba.
Estaba sentado en una silla de ruedas, empujada por una mujer de aspecto inteligente y elegante: ¡Cecilia!
Rodeados por un grupo de personas, avanzaban con un ritmo tranquilo y seguro.
El anfitrión del evento se inclinaba y sonreía a su lado, lanzando cumplidos y buscando su favor.
"Sr. Griera, han pasado muchos años desde que se retiró. Sin usted, el mundo de los negocios ha perdido a su líder. Nadie puede igualar su presencia. Ahora, su la unión con la Familia Guzmán representa una alianza poderosa. De ahora en adelante, usted y la Familia Guzmán dominarán el panorama empresarial."
Asier no respondió, su mirada profunda se fijaba en el horizonte.
El anfitrión continuaba adulando: "La señorita Guzmán es inteligente y elegante, hermosa y generosa, ninguna heredera de buena familia puede compararse con ella, es la compañera perfecta para el Sr. Griera."e2
Cecilia sonreía y asentía al anfitrión, disfrutando de las palabras que tanto le gustaba escuchar.
Le encantaba que dijeran que ella y Asier eran la pareja perfecta; también lo creía así, nadie más que ella podía ser la elegida para Asier.
Tanto en estatus como en belleza, era la única candidata para acompañarlo.
Elia observaba su acercamiento, oyendo claramente las palabras del anfitrión. Todos sabían que Asier y Cecilia estaban comprometidos. El anfitrión los había descrito como la pareja ideal, Cecilia sonrió al confirmarlo, mientras que Asier no dijo nada, sin mostrar actitud alguna.
Habiendo estado al lado de Asier durante tanto tiempo, Elia pensaba que lo conocía bien; su silencio significaba consentimiento.
El hombre que antes decía amarla, ahora aceptaba su compromiso con Cecilia sin más. Los hombres, siempre ponen el poder y la posición en primer lugar.
Absorta en sus pensamientos, Elia sintió de repente la penetrante mirada de Asier.
Sus ojos tranquilos y profundos la observaban, como un frío resplandor que se proyectaba sobre ella, clavándose en su corazón. Al encontrarse con su mirada, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.
Rápidamente desvió la vista, se giró y se sentó erguida, fingiendo que nunca había mirado hacia atrás.
Exhaló profundamente, tratando de calmarse. Asier seguía siendo como siempre, imponente y con una presencia que intimidaba con una sola mirada.
Elia necesitaba respirar hondo para estabilizar sus emociones turbulentas.
Sin embargo, ¿por qué Asier seguía en silla de ruedas? ¿Acaso Floria Saurí aún no lo había curado?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...