Orson caminaba de un lado a otro, lleno de ira. Había estado fantaseando que todo era un truco de Priscila y que aquel niño no podía ser su hijo, pero la realidad lo dejó completamente desilusionado.
Jimena ya no lo perdonaba y, si descubría que aquel niño era su hijo, no tendría ninguna posibilidad con ella en esta vida.
Mientras Orson se consumía en su frustración, su teléfono tirado en el sofá sonó de nuevo con una llamada entrante.
Echó un vistazo y, al ver que Priscila aparecía en la pantalla, una oleada de rabia ardiente brotó de su pecho, apretó los dientes con furia y se inclinó para apagar el celular de un golpe.
El tono del teléfono se detuvo y todo quedó en silencio.
Pero la tranquilidad de Orson estaba lejos de volver.
Se quedó en casa un rato, y cuando empezaba a oscurecer, escuchó ruidos en la puerta. Al levantar la vista, la puerta se abrió y una figura entró.e2
Era un hombre alto y apuesto, con una sonrisa burlona en el rostro. Sin más, encendió el interruptor de la entrada: "Orson, ¿qué haces que está oscuro y no enciendes la luz?"
A medida que sus palabras resonaron, la luz iluminó de repente todo el espacio y Orson, incapaz de adaptarse, bajó la cabeza para evitar la luz.
Dijo con desgano: "Vicente Fuentes, ¿qué haces aquí?"
"Fueron los abuelos Salcedo los que me pidieron que viniera", intervino Vicente, y detrás de él, el abuelo y la abuela Salcedo avanzaron con expresión seria hacia Orson.
El decaído Orson, al oír las voces de sus abuelos, levantó la cabeza sorprendido y dijo incrédulo: "Abuelo, abuela, ¿por qué vinieron?"
El abuelo, apoyado por abuela, caminó rápidamente hacia Orson, y con el rostro tenso y molesto le dijo: "¡Venimos a ver a nuestros bisnietos! ¿Dónde está los niños?"
"Esto..." Orson se quedó sin palabras por un momento y miró a Vicente en busca de ayuda, esperando que él dijera algo.
Pero Vicente deliberadamente desvió la mirada, fingiendo no haber visto su súplica.
Este asunto era algo que ni él podía manejar.
Orson, desesperado, se rascó la cabeza, sin saber cómo manejar la situación.
Inicialmente, había buscado la ayuda de su abuelo para casarse con Jimena.
Pero ahora, las cosas se habían complicado aún más y, aunque su abuelo quisiera ayudarlo, no parecía tan sencillo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...