¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 1802

Al ver la escena, Elia apretó los puños con furia, mirando fijamente a Pascual con una expresión de profunda ira.

¡No podía creer que Pascual hubiera arrojado humo en la cara de Asier! Esto era una gran ofensa para Asier.

Elia estaba tan enfadada, incluso se sentía más furiosa que si la hubieran insultado a ella misma.

Con la respiración entrecortada y apretando los dientes, Elia estaba a punto de replicar a Pascual, pero justo antes de hablar, Bruno se adelantó, interponiéndose entre Asier y Pascual, cortando la mirada despectiva de Pascual hacia Asier.

Con una sonrisa forzada, le dijo a Pascual: "Sr. Griera, estamos investigando el asunto. Tan pronto tengamos los resultados, se lo haremos saber."

Pascual despreció a Bruno con una mirada y lo apartó bruscamente, sin darle ninguna importancia: "Solo eres un perro que Asier mantiene, ¿y te crees con derecho a ladrarme?"

Pascual lo empujó con fuerza, alejando a Bruno y dando un paso hacia Asier, con un aire amenazante.e2

El rostro de Bruno cambió de repente, lleno de vergüenza y humillación. No era la primera vez que Pascual lo humillaba, pero sí la primera vez delante de Asier y Elia. En ese momento, sintió que todo su orgullo y dignidad se desvanecían.

Una ola de humillación y malestar lo invadió por dentro.

Haciendo un esfuerzo por controlarse, mordió su labio para no reaccionar impulsivamente.

Pascual tenía el poder ahora y, al igual que Asier, Bruno sabía que tenía que aguantar.

Cuando Elia vio a Pascual acercarse a Asier, no pudo contenerse más. Agarró los brazos del silla de ruedas de Asier y lo alejó, poniendo distancia entre ellos y Pascual.

Se apresuró a colocarse frente a Asier, bloqueando el camino de Pascual, y con una expresión grave y llena de ira, le dijo: "Sr. Griera, por favor, acumule algo de virtud para su hijo menor, ahórrese las palabras desagradables y evite cometer actos inmorales."

Al oír estas palabras, la expresión de Pascual cambió instantáneamente, mirando a Elia con furia. Su mano colgando a un lado se cerró en un puño, deseando levantarla y golpear a Elia en el rostro para aliviar su ira.

Pero Elia se mantuvo firme y segura, mirándolo a los ojos con claridad, como si sus ojos destilaran la pureza de un cristal transparente y reluciente.

Esa mirada consiguió enfriar la ira ardiente en el corazón de Pascual.

Pascual soltó el puño y con un gruñido le dijo a Elia: "¡Eso deberías decírselo a ti misma! Como diseñadora, ¿cómo pudiste hacer algo tan bajo como plagiar? Cuando se sepa la verdad, prepárate para ser expulsada del mundo del diseño para siempre."

Tan pronto Pascual terminó de hablar, López se adelantó servilmente y dijo: "Sr. Griera, una de nuestros empleados declaró que la diseñadora Elia pidió específicamente ver los trabajos de Natasha."

"¿Ah sí? Traigan a esa empleada aquí," ordenó Pascual.

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