Elia los reconoció al instante, ¡eran sus cuatro pequeños tesoros!
Los niños habían crecido mucho, los varones ya tenían una vibra de adolescentes y las niñas empezaban a mostrar la frescura de su juventud.
Pero sus caras seguían siendo las mismas de siempre, solo que habían perdido la ternura infantil para dar paso a una imagen más juvenil.
Los cuatro estaban parados firmes, los varones con el pelo corto y las niñas con colas de caballo, todos lucían llenos de energía.
Los chicos, que miraban hacia la puerta, al ver a Elia, mostraron una alegría desbordante en sus rostros.
Los cuatro gritaron al unísono. "¡Mamá!"
Se lanzaron hacia Elia, y al ver cómo corrían hacia ella, sintió un nudo en la garganta y las lágrimas se asomaron en sus ojos.e2
Extendió sus brazos para recibirlos en un abrazo.
Los pequeños llegaron como conejos a su lado y se lanzaron a sus brazos.
Antes, Elia podía abrazar a sus cuatro retoños con espacio de sobra entre sus brazos, pero ahora, apenas podía rodearlos con su abrazo.
"Mamá, hace tanto que no te veía, te extrañé un montón. ¡Mamá, cada día estás más hermosa y joven! Siempre les digo a mis amigos que mi mamá es la más linda y joven del mundo", Joel siempre fue el más hablador y le decía a Elia con orgullo y emoción.
Sus ojos brillaban como estrellas en el cielo, como si hubiera encontrado el tesoro más precioso del mundo.
"Mamá, buah, te extrañé tanto. Hace mucho que no te veía, el instructor dijo que podrías venir el sábado y yo estuve contando los días", la voz de Iria temblaba y trataba de contener las lágrimas, pero se le escapaban sin querer.
"Sí, mamá, lo sabemos, el estudio es nuestra responsabilidad y no vamos a descuidar", Joel asentía con la cabeza.
"Mamá, ¿papá no vino contigo?", preguntó Iria, recordando a su querido padre.
Ella recordaba que antes de que fueran a la escuela, su padre había sufrido una lesión grave y estaba en el hospital, y se preguntaba cómo estaría.
Al escuchar que Iria mencionaba a Asier, Elia se hizo a un lado y miró hacia donde estaba él, diciendo: "Tu papá sí vino, ha estado aquí todo el tiempo".
Iria vio a Asier sentado en una silla de ruedas.
Su emoción cambió a tristeza en un instante y las lágrimas brotaron de su rostro mientras hablaba: "Papá, ¿qué te pasó, ya no puedes caminar?"
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...