Sergio era un tipo bastante alegre, optimista y de buen corazón, que ni siquiera había matado a un pollo, ¿cómo iba a ser capaz de despreciar la vida humana?
"Yo tampoco quise creerlo, pero es la verdad", gritó Elia con emoción, intentando calmar a Ramiro.
Después de su grito, la agitación en el rostro de Ramiro se calmó un poco, pero todavía se resistía a creerlo, mirando a Elia con dolor y rabia.
Elia respiraba con dificultad, diciéndole palabra por palabra: "¡Pero es la verdad! Fueron Pascual y Natalia quienes lo dijeron, ¡son los padres de Sergio! No creo que mentirían en algo así. Aunque Sergio se haya suicidado por miedo a ser culpable, Pascual y Natalia todavía culpan a Asier y le quitaron su puesto como presidente. Si esto no fuera verdad, podrían seguir diciendo que Asier lo obligó a suicidarse, ¡y no que Sergio murió por miedo a enfrentarse a su culpabilidad!"
Ramiro, de forma impulsiva, se acercó y agarró la mandíbula de Elia gritándole: "Elia, ¿cómo puedes hablar así de Sergio? Él solo pensaba en ti, todo lo que hizo fue por ti, y tú, ¿cómo puedes decir que mató a dos personas y se suicidó por miedo a enfrentar su culpabilidad?"
Elia sentía dolor en la mandíbula por la presión de Ramiro, podía sentir su agitación y su ira, y sabía que Ramiro no podía aceptar que Sergio hubiera hecho algo semejante.
¡Pero esa era la verdad!e2
"Ramiro, solo estoy diciendo la verdad, deberías empezar a aceptar la realidad" Elia, aguantando el dolor, habló con tristeza.
"La verdad que conozco es que Sergio te amaba mucho, que estaba dispuesto a morir por ti", dijo Ramiro apretando los dientes, forzando a Elia a mirarlo.
Hablaba con voz grave, casi masticando cada palabra.
Quería que Elia supiera que Sergio la amaba, que murió por ella.
Sus mejillas estaban temblando por la tensión en su cara cuando hablaba: "Elia, Sergio te amó durante varios años sin recibir nada a cambio. Y yo, siendo su mejor amigo, completaré sus asuntos pendientes en su lugar."
Elia se alarmó, cada poro de su cuerpo estaba en alerta, no sabía exactamente a qué se estaba refiriendo.
La cabeza de Ramiro se inclinó hacia ella y sus labios casi tocaban el rostro de Elia.
Una alarma comenzó a sonar, Elia giró la cabeza, evitando su toque y gritó con nerviosismo y ansiedad: "¡Ramiro, suéltame, no hagas esto! ¿No sabes que es ilegal?"
Ramiro se rio fríamente junto a su oído y dijo: "De todos modos, la policía ya me está buscando, ¡no me importa una acusación más!"
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...