Ella nunca le había dicho a Orson su fecha de nacimiento, ¿verdad? Y Orson tampoco le había celebrado nunca un cumpleaños.
Entonces, ¿cómo sabía él cuándo era su cumpleaños?
No, espera, eso no es lo importante. Lo importante es, ¿por qué usaría la fecha de su cumpleaños como la contraseña de su celular?
¡Este hombre está loco!
Mientras Jimena estaba en shock, abrió el registro de llamadas y el primer número era ¡de la chatarrería!
Al ver eso, casi se le salen los ojos de las órbitas.
¡No puede ser!e2
¡El grúa al que Orson había llamado hace un momento era la chatarrería!
¿Planeaba vender su carro como si fuera chatarra?
"¿Qué pasa? Con los ojos tan abiertos, cualquiera diría que has visto un notición o algo así."
Justo cuando Jimena estaba en ese estado de sorpresa, Orson se acercó.
Recuperándose del asombro, Jimena levantó su celular para lanzárselo, y con cada palabra que salía entre dientes decía: "Orson, ¿estás enfermo o qué?"
Orson, con reflejos rápidos, atrapó el celular que Jimena le lanzaba. Por suerte, el teléfono cayó en la palma de su mano, porque si no, había predicho que el blanco sería su cara.
De haber sido así, Jimena le habría destrozado el rostro.
Orson no sabía si reír o llorar: "¿Podrías no apuntar a la cara cuando golpeas? Si arruinas mi hermosura, no habrá vuelta atrás."
"¡Era tu cara lo que quería golpear! Orson, no creas que por ser guapo te puedes salir con la tuya. ¡Ya es suficiente que te hayas acostado conmigo y no te hayas hecho responsable, y ahora quieres vender mi carro! ¿Qué te ha hecho mi carro?"
Jimena estaba tan furiosa que su pecho subía y bajaba con cada respiración mientras lo confrontaba.
"¡Es mi carro! ¿Con qué derecho lo vendes?" Jimena dijo furiosa.
"Ese carro ya debería ser reemplazado. Hace tres años te choqué por detrás y tuviste que hacerle una reparación grande. Luego, tuviste otro accidente y el carro quedó hecho un desastre. Ahora has chocado de nuevo y el frente está tan dañado que ni siquiera arranca. ¿Vale la pena repararlo aún?"
Orson intentaba razonar con ella.
"¡Me encanta repararlo, me gusta repararlo, y tú no tienes nada que ver con eso!" Jimena estaba tan enojada que su respiración se calentaba.
"Listo, no te enojes más, si no es algo urgente ir a Villa Serenidad, vamos a ver carros," dijo Orson mientras pasaba su brazo alrededor del hombro de Jimena y la guiaba para que caminaran juntos.
"¿Ver qué carro?" Jimena aún estaba enojada y Orson ni siquiera intentaba consolarla, actuando como si todo estuviera bien.
Ella intentó quitar su brazo de encima, pero Orson parecía haberse pegado a ella y no retiraba la mano.
"Vamos a ver carros nuevos. Elige el que quieras y yo te lo compro. Considera esto una compensación por haber vendido tu carro," dijo Orson, decidido a regalarle un carro a Jimena ese día.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...