¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 1979

Priscila jamás había sentido una decepción tan grande como en ese momento.

¡Ella no era una niña rica sin dignidad!

Había insistido tanto en casarse con Orson porque él fue el primer hombre que hizo latir fuerte su corazón juvenil.

Hay personas que, una vez que te enamoras, te resulta muy difícil dejarlas ir.

Desde chica, Priscila siempre conseguía lo que quería, luchaba con uñas y dientes por obtenerlo, ya fueran juguetes o personas.

Pensaba que no lograrlo sería un arrepentimiento eterno, su obsesión y su terquedad.

Creía que Orson, al igual que los juguetes que había deseado antes, solo requería de un berrinche para que sus padres se las arreglaran y se lo entregaran.e2

Pero ahora, se dio cuenta de que estaba equivocada.

Orson no era como esos juguetes, no era algo que se podía comprar con dinero.

La gran diferencia entre los juguetes y las personas es que las personas tienen corazón y pueden elegir por sí mismas, mientras que los juguetes solo esperan a ser elegidos por otros.

En ese instante, Priscila finalmente enfrentó la realidad, nunca había sentido un golpe tan fuerte.

Con lágrimas en los ojos, miró a la pareja que coqueteaba frente a ella: "Orson, ¡te vas a arrepentir!"

Dijo con rabia, se dio la vuelta y se marchó a paso ligero.

Su amiga, que había estado en shock, por fin reaccionó y corrió tras ella.

Viendo a Priscila vencida y huyendo, Jimena se sintió extremadamente satisfecha.

"Ah, eso es lo que tú no sabes. Firmé un contrato de tres años con Grupo Fuentes, me adelantaron tres millones de una vez, y eso sin contar el salario mensual," explicó Orson.

"¿Vendiste tu cuerpo o qué?" Jimena pareció descubrir un gran secreto.

"Esa es la norma en la alta gerencia, para atraer a alguien tienes que poner la plata durante la firma."

"¿Necesitan atraerte?" Jimena replicó.

"Ya te dije, son las reglas. Tranquila, el dinero que usé para comprarte el carro es mío, no tiene nada que ver con la familia Salcedo ni con los Guzmán," Orson intentó tranquilizarla.

"Uy, qué desilusión, pensé que era la plata de los Guzmán. Hubiera sido mejor si fuera el dinero de la familia Guzmán, para enojar más a Priscila, eso sí que sería genial," suspiró Jimena.

Orson: "......"

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