Ya pasando los treinta, ella no podía pensar solo en sí misma.
Su corazón acelerado se calmó y su mirada se deslizó lentamente hacia Orson.
Él estaba arrodillado frente a ella, con devoción, sosteniendo aquella caja roja cuadrada con un anillo de diamantes dentro.
Bajo las luces multicolores del lugar, el diamante brillaba intensamente, como capturando el momento cumbre de un amor radiante.
El corazón de Jimena sintió un pinchazo. Contuvo la respiración y forzó una sonrisa, extendiendo la mano hacia Orson con una voz que todos pudieran oír: "Acepto..."
Al oírla, todos exhalaban aliviados.
Orson estaba eufórico, una chispa de alegría iluminó sus encantadores ojos. Su felicidad era visible para cualquiera en ese lugar.e2
Su ansiedad se había transformado en una felicidad que florecía, rápidamente sacó el anillo de la caja, tomó la mano de Jimena y deslizó el anillo con cuidado en su dedo anular.
Al ver su delicada mano adornada con aquel símbolo de su próximo matrimonio, Orson se sintió emocionado. Levantó la mano de Jimena y la besó suavemente.
Ese momento fue capturado por el fotógrafo de la boda, con un fondo de rosas que llevaban la imagen de la felicidad y el romance a su pico más alto.
El suave beso de Orson en el dorso de su mano fue como una corriente eléctrica que recorrió el corazón de Jimena, haciendo que su cuerpo temblara ligeramente.
A pesar de haber resistido constantemente la cercanía de Orson, su cuerpo no podía mentir; en esos tres años, nunca lo había olvidado.
Orson, tras una exitosa propuesta, besó el dorso de la mano de Jimena y un aplauso fervoroso estalló a su alrededor, resonando más fuerte que la música de fondo.
Jimena miraba a Julia nerviosamente, temiendo que por el enojo rechazara a Daniel.
En ese momento de tensión, Julia se giró hacia Daniel y se encontró con su mirada culta, que ahora tenía un toque de sinceridad y nerviosismo.
Parecía temer perderla.
Esa mirada ablandó el corazón de Julia; aunque estaba enojada y había contemplado terminar su matrimonio con Daniel, no podía soportar la idea de dejarlo ir.
Después de todo, él era el hombre a quien había amado sinceramente.
Bajo la atenta mirada de todos, Julia por fin habló: "Daniel, ¿puedes mirarme a los ojos y responder de nuevo a la pregunta de hace un momento?"
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...