¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 2000

Orson se quedó quieto, digiriendo las palabras de Jimena, y luego de captar su intención, se apresuró a seguirla: "Oye, Jimena, ellos están de luna de miel, es su primera noche juntos, ¿cómo voy a interrumpirles para que me den las gracias? No es apropiado."

"No hay nada de inapropiado en eso." Dijo Jimena.

"Una noche de bodas es más valiosa que cualquier otra, ¿no lo sabías?" Dijo Orson.

"Yo no lo sabría, nunca he tenido una noche de bodas." Respondió Jimena sin pensar, sin detener el paso.

"¿Cómo que nunca has tenido una noche de bodas? Hace tres años estuvimos juntos, ¿recuerdas? Y esa noche incluso tuvimos dos niños hermosos." Orson se acercó a Jimena, con una sonrisa pícara en los labios, murmurando palabras ambiguas que solo ellos dos podían entender.

Al pensar en aquella noche de hacía tres años, a Orson se le tensó la garganta y hasta sintió calor en el vientre.

Después de tantos años, solo Jimena podía hacerle sentir eso; solo con pensar en ello ya tenía ganas.e2

Con las otras mujeres, todo había sido como un romance pasajero, una vez y ya no quería una segunda, mucho menos recordarlo.

Pero Jimena era diferente, aunque solo habían estado juntos una vez, ella seguía en su corazón, era imposible de olvidar.

Incluso cada vez que pensaba en ella, su corazón se llenaba de un ansia insoportable, queriendo verla, aunque solo fuera una vez, para calmar su corazón inquieto.

Orson, después de años de ser un seductor, se dio cuenta de que eso probablemente era amor.

A menos que fuera un secreto que no se podía revelar, nunca dejaba para mañana el enojo que sentía hoy.

Lo que la molestaba, lo decía al instante.

Orson comprendió por qué estaba enojada y trató de explicarse rápidamente: "No era mi intención... Si quieres casarte, podemos ir a registrar nuestro matrimonio ahora mismo y te puedo organizar una boda espectacular mañana, ¿qué te parece?"

Orson se inclinó ligeramente hacia adelante, sosteniendo los hombros de Jimena, mirándola con ojos serios y nerviosos, esos ojos encantadores estaban llenos de afecto profundo.

Sus sentimientos hacia Jimena ya no podían ocultarse, no había intención de hacerlo.

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