¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 2036

Al escuchar las palabras de Jimena, Orson sonrió aliviado, la tensión en sus ojos se disipó.

Pasase lo que pasase, mientras sus corazones estuvieran unidos, nada podría impedirles conseguir su certificado de matrimonio.

Casarse trataba de que dos corazones deseaban estar juntos, ansiosos por unirse en matrimonio.

Orson se inclinó, apoyando su frente contra la de ella, con su voz suave y tierna le dijo: "Está bien, no me preocupo. Aún tenemos la tarde, y si hoy no se puede, vendremos mañana."

Para él, no importaba esperar esos treinta minutos mientras Jimena quisiera casarse.

Su aliento cálido y potente acariciaba el rostro de Jimena, haciendo aún más palpable la ternura que irradiaba Orson.

Jimena sonreía más feliz que nunca, asintiendo ligeramente: "Claro que sí, no hay que preocuparse."e2

Al abrirse el uno al otro y compartir la realidad de sus corazones, ambos se sentían más tranquilos.

Mientras sus corazones estuvieran juntos, no temerían a las tormentas.

Jimena y Orson entrelazaron sus dedos, apoyándose el uno en el otro, esperando pacientemente.

Después de que pasaran las tres parejas, llegó su turno. Aunque habían acordado no emocionarse demasiado, Orson no pudo evitar sentir su corazón saltar de alegría en el momento de realizar el trámite.

La última vez, lleno de ilusión por casarse con Jimena, su esperanza se desvaneció por la inesperada aparición de Priscila.

Lo que le causó una profunda tristeza durante mucho tiempo.

En ese momento, al recordarlo, estaba claro que Priscila apareció a propósito, solo para impedir su matrimonio con Jimena.

¡Y hasta se las arregló para traer a un niño que se parecía a él!

Y la mujer a su lado, de belleza común.

Un hombre tan atractivo y con aire de nobleza, tan desesperado por casarse con esa mujer, definitivamente estaba enamorado.

La empleada, amante de la belleza, no pudo evitar envidiar a Jimena.

"Jeje, claro, me quedo y les proceso el papeleo. Lo de ustedes dos, se ve que es amor verdadero. Cuídense mucho y que su felicidad dure para siempre," dijo la empleada del registro civil con una sonrisa, tomando el registro familiar de manos de Orson.

En su trabajo, veía a diario cómo diferentes parejas sellaban su unión matrimonial.

Entre alegrías y tristezas, la vida mostraba su diversidad.

Habían presenciado todo tipo de matrimonios.

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