Elia tenía una sonrisa amplia en los labios, mientras veía la espalda de Asier entrar al baño.
Era un día soleado y cálido, desde temprano se sentía un aire acogedor que levantaba el ánimo.
Después del desayuno, Elia y Asier se pusieron en marcha.
Pensaron que saliendo temprano evitarían el tráfico, pero la carretera estaba despejada.
Elia estaba contenta, pensando que podrían casarse temprano, pero al llegar al registro civil se encontraron con que aún no había abierto.
Habían llegado demasiado pronto, ¡los empleados todavía no habían llegado!
La emoción de Elia se tornó en desazón. Sentía que era una lata hacer esperar a Asier, y eso le pesaba en el corazón.e2
Justo cuando iba a decirle algo a Asier, él la tomó de la mano y se dirigieron a la entrada del registro civil.
Elia, curiosa, preguntó: "¿Qué hacemos parados aquí?"
Asier respondió como si fuera lo más obvio del mundo: "Formar. Somos los primeros en llegar, así que seremos los primeros en ser atendidos."
"¿Hay que formarse para esto?" preguntó Elia, sorprendida.
Asier la miró de reojo y dijo: "Todos los días la gente hace cola hasta afuera para poder casarse. Si llegas tarde, incluso ni te casas. Menos mal que vinimos temprano."
El sentimiento de culpa de Elia se disipó con esas palabras, e incluso se sintió feliz.
Se relajó y una sonrisa se dibujó en su rostro.
Asier sostenía su mano cálidamente, su palma reconfortante, haciéndola sentir segura y querida.
La mujer se quedó impresionada con el perfil de Asier y sin querer exclamó: "¡Ay!, ¡qué guapo!"
Su exclamación involuntaria atrajo la mirada de Elia y una mirada de desaprobación por parte de su novio.
"¿Tu novio no es guapo o qué? ¿Por qué elogias a otro hombre?" le preguntó el novio, visiblemente celoso.
"Ay, solo era un comentario. No te enojes, mira que ya nos vamos a casar. Solo tú eres mi viejo," dijo la mujer, dándose cuenta de que su comentario había sido inapropiado. Le acarició el brazo a su novio, intentando apaciguarlo.
Luego se disculpó con Elia con una sonrisa incómoda: "Perdón, no pude evitarlo. Les deseo lo mejor, son como dos joyas hechas la una para la otra. Ambos son tan agradables a la vista."
Elia no se molestó, después de todo, Asier era muy guapo y era normal que otras lo notaran.
Con una sonrisa radiante, aceptó los buenos deseos de la mujer: "Gracias, y que también seas muy feliz, que envejezcan juntos y felices."
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...