Elia miraba la foto que acababa de tomarse con Asier, su sonrisa era tímida pero feliz, mientras que la sonrisa de Asier, pues también tenía su encanto.
Estaban muy juntos, ambos mirando a la cámara, irradiando un halo de felicidad en sus rostros.
¡La foto había quedado de maravilla!
Uno no podía evitar sentir alegría y dulzura al verla.
Elia le agradeció al fotógrafo.
Este respondió: "De nada, apúrense a registrarse, hay un montón de gente esperando detrás de ustedes."
"Claro." Elia asintió, consciente de la fila de gente esperando su turno. Todos tenían la misma urgencia de casarse que ellos.e2
Con la foto de matrimonio en mano, Elia y Asier volvieron al registro.
Después de ingresar los datos en la computadora, la empleada imprimió el certificado de matrimonio.
"Cada uno recibe un certificado, cuídenlos." La empleada les entregó dos certificados.
Elia los recibió con ambas manos, aún calientes de la impresora.
Al ver las palabras "Certificado de Matrimonio" en el documento, se sintió emocionada y abrumada, casi sin poder creerlo.
¡Ellos realmente se habían casado!
Después de ocho años de idas y venidas, finalmente se había casado con el padre de su hijo.
Era algo mágico e increíble.
La felicidad era tan repentina y tan real que, en ese instante, las lágrimas se agolparan en sus ojos.
También podía conmoverse por la felicidad cotidiana.
Solo que Asier era más reservado, se permitió sentir la conmoción por un breve momento, y al girarse, vio una lágrima brillante caer sobre el certificado de matrimonio que Elia sostenía en sus manos.
¡Elia estaba llorando!
El corazón de Asier se encogió, sintiendo un leve dolor, y rápidamente la abrazó, tomando el certificado de sus manos y mirando su rostro preocupado, le preguntó: "¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?"
Esa lágrima parecía haber caído directamente a su corazón, causándole ansiedad y dolor.
Elia volvió en sí, secándose las lágrimas y sonriéndole a Asier: "Por nada, estoy demasiado feliz."
"Mi tontita," dijo Asier con cariño, acariciando su cabeza y sonriendo.
Al ver que ella lloraba de felicidad, se tranquilizó. Al menos, casarse con él también la hacía sentir una felicidad intensa. Y eso era suficiente.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...