¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 2060

Jimena estaba tan contenta que no pudo resistirse a bromear con Elia.

Era uno de esos momentos de felicidad que te hacían sonreír de oreja a oreja.

Cuando uno estaba feliz, echar unas bromas lo hacía todo más divertido.

Elia respondió con una sonrisa: "¿Para qué voy a ahorrarle dinero a Asier? Si es por comida, él siempre puede invitar, pero es que esta noche vamos a ir al cine, mejor otro día."

"Uy, van a tener su noche romántica, ¿eh? Temen que les arruinemos el plan, bastante romántico de su parte", bromeó Jimena.

Ella no podía dejar de sonreír, desde que supo que Elia y Asier se habían casado por el civil, la sonrisa no se le borraba de la cara.

Elia se había casado y ella estaba incluso más feliz que si se hubiera casado ella misma.e2

"Pero ustedes cuando se casaron tampoco nos invitaron a comer, ¿eh? Lo mantuvieron en secreto, ni una palabra dijeron, nos enteramos después de unos días de su luna de miel", era Elia ahora quien se burlaba de Jimena y Orson por haberse casado en secreto.

Al decir eso, admitía que quería tener su tiempo a solas con Asier y no deseaba interrupciones.

Elia y Asier ni siquiera habían ido juntos al cine aún.

Ir al cine era uno de esos momentos que realmente podían acercar a las parejas, y ella definitivamente no quería a Jimena y a Orson como focos brillantes arruinando el momento.

"Jajaja, Elia, ¿desde cuándo tienes tantas ganas de fortalecer tu relación con Asier? Oye, ¿acaso temes que lo que tienen no sea suficientemente sólido?" Jimena notó que Elia no tenía reparos en mostrar su deseo de fortalecer su relación con Asier y lo mencionó entre risas.

Esa sola frase hizo que el corazón de Elia se sobresaltara y sus manos apretaron el teléfono con más fuerza.

No sabía por qué se sentía tan nerviosa.

Orson, medio adormilado, replicó: "Hoy Vicente me dio el día libre, ¿para qué crees que es sino para dormir hasta tarde?"

"Levántate y vamos a preparar el desayuno, que me muero de hambre", Jimena empujó a Orson.

La noche anterior la habían pasado en casa de Orson y dormido hasta tarde, sin nadie que los molestara ni llamara para comer.

"Ay, mejor pedimos algo a domicilio", propuso Orson con pereza.

"Pedir comida nos va a tomar dos horas y yo ya estoy que me devoro hasta el estómago. ¿Crees que puedo esperar tanto?", replicó Jimena, que de verdad sentía un hambre voraz.

Sabía que en la nevera de Orson no había mucho, así que la noche anterior, antes de mudarse, se aseguró de llenar su nevera con todo tipo de ingredientes frescos.

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