Por eso se pasaron toda la tarde recorriendo el supermercado.
"¿Qué tal si tú cocinas y yo duermo un poco más?" Orson la miró con esos ojos encantadores que parecían lanzar descargas eléctricas, mezcladas con un aire de pereza, como si estuviera coqueteando.
Con solo una mirada, Jimena sintió un cosquilleo en el fondo de su corazón.
¡Caray, Orson sí que sabía cómo encantar a una mujer!
Y ahí estaba ella, a primera hora de la mañana, siendo seducida por su atractivo.
Jimena estaba a punto de ceder, las palabras casi se le escapaban, pero la dueña de casa dentro de ella se despertó en un instante, frenando sus impulsos enamoradizos.
¡No, de ninguna manera!e2
No podía ceder cada vez que Orson hiciera un mohín, porque si no, en adelante ella tendría que servirle a este gran 'niño rico'.
¿No era suficiente con criar a dos hijos, como para encima tener que cuidar de Orson, el 'niño grande'?
Definitivamente no podía consentirlo.
Jimena borró su expresión confundida y le dijo firmemente a Orson: "No, tienes que aprender, ahora hay un montón de videos de cómo cocinar en las redes sociales, búscate uno y aprende."
"Pero si tengo que aprender y encima sale mal, también es perder tiempo, ¿no? Mejor voy a comprar algo para desayunar." Orson se levantó de la cama, pero seguía sin ganas de cocinar.
Jimena fue inflexible: "No, si compramos algo, se van a echar a perder los alimentos del refrigerador, ¿no sería un desperdicio? Ahora eres padre de dos niños, tienes que aprender a cocinar, también tendrás que hacerles la comida a ellos."
"¿Pero los niños no tienen a su abuela?" Orson se rascó la cabeza.
Orson, lleno de confianza, se dirigió a la cocina.
Jimena salió de la habitación y al ver a Orson con un delantal puesto, ocupado en la cocina, sonrió complacida.
Menos mal que había mantenido sus principios, de lo contrario, habría perdido la oportunidad de hacer que Orson cocinara, y después habría sido aún más difícil enseñarle.
Pensándolo bien, que Orson, un joven de alta sociedad, bajara su estatus para cocinarle, a ella le parecía genial.
Jimena se fue contenta al baño, todo lo que hacía le resultaba más divertido con buen humor.
Incluso al cepillarse los dientes, le pareció que la pasta dental tenía sabor a dulce.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...