El Alfa romance Capítulo 37

El rostro de Jess adquirió una sombría mirada de determinación cuando se dio cuenta de que no había forma de arreglarlo esta noche. Las imágenes de la loba preñada y el Alfa reacio estarían en los titulares de mañana, le gustará o no.

El Rey Alfa le hizo un gesto a Amaris para que se acercara, mientras Jess se sentaba junto a Fernando, y Minerva le susurraba por lo bajo:

'¡Esto es un desastre de proporciones épicas... buena suerte!'

Amaris no dijo nada, y caminó lentamente hacia el estrado, sintiendo toda la atención clavada en ella mientras su padre se dirigía a los invitados ahí reunidos.

'Por favor, disculpen a mi hija, la princesa Jess. Este es un momento estresante para ella. Esperábamos mantener la noticia en secreto por un tiempo más, pero como estoy seguro de que ya lo saben, Jess y Fernando están esperando cachorros'. Sonrió con orgullo mientras la multitud se quedaba sin aliento, y las preguntas comenzaron a ser disparadas en rápida sucesión hacia la familia en el escenario.

'Esperen... ¡¿pero pensé que el Alfa Fernando estaba emparejado con la princesa Amaris?!'

'¡Así es! ¡Se suponía que se casarían esta semana! ¡¿Qué es esta locura?!'

'¡¿Tuvieron una aventura?!'

'Pobre Amaris, y además ha sido obligada a asistir a esta debacle. ¿Qué clase de familia le hace eso a su propia hija?'

Amaris sonrió mientras tomaba su lugar junto a su padre, y mantuvo una expresión neutral. Resultaba extrañamente satisfactorio que la gente reconociera la situación por lo que en verdad era.

Una rápida mirada a un lado reveló que Jess y Amanda la estaban mirando con furia, y los ojos de Fernando aún seguían clavados en ella, llenos de tristeza.

Su padre, sin embargo, enfrentó a la multitud con decisión.

'Ya basta de chismes' gruñó con furia.

'Por alguna razón, los lobos de Amaris y Fernando se reconocieron a sí mismos como pareja, pero estaban equivocados. Jess es la pareja de Fernando, así que, como pueden ver, todo es como debe ser. Cuando se reveló la verdad, las cosas se corrigieron al instante'.

Un rumor de opiniones encontradas zumbó alrededor del salón, y Amaris se sintió hervir por dentro. ¿Cómo podía su padre mentir con tanta facilidad sobre esto?

'Entonces, ¿por qué Jess ya está embarazada? El matrimonio solo se canceló a última hora, no tiene sentido'.

'Me pregunto si lo sabían, pero siguieron adelante a pesar de todo. Escuché que la relación entre las hermanas no es buena'.

Amaris resopló para sí misma cuando ese último comentario llegó a sus oídos.

Resultaba irónico que, lo que su hermana le había hecho a Amaris, ahora Amaris estuviera bajo sospecha de hacérselo a ella.

Podía sentir la sonrisa de Jess mientras tomaba la mano de Fernando y la apretaba tranquilizadoramente.

'Es verdad, lo que dijo mi padre es correcto. Los errores ocurren. Tal vez porque siempre estuvimos tan cerca, la mezcla de nuestros olores lo confundió'. Jess sonrió con dulzura, pero la calidez de sus palabras no llegaba hasta sus ojos.

Fernando se burló mientras pasaba sus ojos sobre ella.

'¿Estás segura de que son míos? No sé qué me hiciste para llevarme a la cama contigo, no recuerdo nada de eso, pero cuando me entere...' Amenazó sombríamente, dejando la frase suspendida en el aire.

Fernando se tambaleó hacia la habitación de atrás, apoyándose en la pared mientras caminaba, y Jess miró furiosa a Amaris, entrecerrando los ojos.

Se acercó a Amaris con las manos sobre su vientre de manera protectora, y la miró desafiante.

'¿Eres feliz ahora?' preguntó entre dientes.

'¿Por qué lo sería? Tú eres quien me quería aquí... Yo hubiera preferido mantenerme lejos'.

'Quería que lo vieras con tus propios ojos, y aún no he terminado, Amaris. No estaba bromeando cuando prometí quitarte todo' escupió Jess antes de alejarse, furiosa. Amaris la miró con cautela.

Había estado completamente preparada para el hecho de que su invitación aquí, hoy, hubiera sido solo para avergonzarla públicamente. Ahora, con ese plan aparentemente yendo tan mal, lo más probable es que Jess tuviera alguna otra sorpresa bajo la manga.

Deseaba que Maena estuviera más despierta. Tal vez se había encerrado para evitar lidiar con el drama, pero esa no era para nada la Maena que conocía. En realidad, había esperado que apareciera pateando y gritando.

Su silencio era inquietante.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Alfa