Caminé hacia la hamaca y me acosté en ella. Me puse mis lentes de sol y le di un sorbo a mi jugo de piña.
—¿Dónde está Joshua? —Kasia me preguntó.
—No sé, debe estar con los chicos —le contesté mientras me ponía bronceador en las piernas—. ¿Qué pasa entre ustedes?
—Tienen sexo casual todos los días —respondió Chyler, quién estaba a mi otro lado con su bikini de dos piezas color turquesa.
—No sé en qué momento me hice tu amiga —Kasia la fulminó con la mirada cuando Chyler le tiró un beso—. No pasa nada.
—Andreus y yo empezamos igual. Teníamos sólo sexo casual, pero míranos ahora; somos pareja.
—Ya, pero no digas que tenemos sexo todos los días —Kasia bufó.
—¿A caso es mentira? —la miré con la ceja alzada.
—Bueno... —sonrió nerviosa—. Está bien, es verdad.
—¡Dios! Yo sólo estaba bromeando —Chyler rió a carcajadas—. No sabía que tenían sexo todos los días. Te envidio.
—La envidia no es buena —chasqueé mi lengua.
—Claro, lo dice la que tiene sexo salvaje día y noche —Chyler me pellizcó el brazo.
—¿Y tú no?
—A Andreus casi no le queda tiempo. Trabajar como profesor conlleva mucho tiempo —bufó—. Pero en estos días ha mejorado la cosa.
—¡Cómo no va a mejorar, si estamos en Bali! —Kasia gritó emocionada—. Nunca pensé que estaría acá. Muchas gracias por invitarme, Alyssa.
—Cómo no te voy a invitar, si quería que todas las personas importantes en mi vida estuvieran acá —le sonreí—. Y tú te has convertido en una, Kasia —estiré mi brazo para entrelazar su mano con la mía.
—Miren quiénes vienen por ahí. Nuestros chicos —Chyler silbó.
Miré hacia adelante y sonreí.
—¿Dónde estabas? Supongo que no estabas mirando a las chicas con tangas que están allá —Chyler miró a Andreus con los ojos entrecerrados.
—Eres la celosa más linda —le dijo acercándose a ella para acostarse a su lado
—¿Y tú, amor? —le pregunté a mi chico con la ceja alzada.
—Por supuesto que no —se acercó a mí y dejó un beso en mis labios—. ¿Y los demás?
—Creo que se están arreglando para la cena.
—Ustedes también deberían ir a arreglarse. Se demoran mucho —dijo Joshua.
—Por supuesto. Nos tenemos que ver perfectas siempre —contestamos las tres a la vez.
Reímos a carcajadas al ver lo conectada que estábamos.
Ya han pasado cinco meses desde que me atreví a contarle al mundo mi secreto, y la verdad no había sido nada fácil.
Mis padres estuvieron un poco distantes conmigo por aproximadamente dos meses, lo que fue muy duro para mí. Sin embargo, pude hacerlos entrar en razón.
Esto es lo que me gusta hacer, y ellos debían respetar eso.
En cuanto a las marcas, sólo algunas prefirieron no seguir trabajando conmigo, pero la mayoría de ellas no tuvieron problemas con que trabajara en un nightclub. De hecho, muchas marcas con las que nunca había trabajado me contactaron después de mi revelación.
Tomé la mano de mi novio y cerré mis ojos disfrutando de su tacto.
Racconto
—Necesitas comer algo, Alyssa —Marisa se sentó en mi cama y acarició mi cabello.
—No tengo ganas de nada.
—Llevas dos días sin comer. Te vas a enfermar si sigues así.
—Alyssa —Andreus dio unos golpes en la puerta—. Alguien vino a verte.
—No quiero hablar con nadie en estos momentos.
—No se va a ir hasta hablar contigo.
—¿Quién es? —fruncí mi ceño.
—Ven, baja.
Miré confundida a Marisa, quién sólo se encogió de hombros.
Me puse de pie y me miré en el espejo. La verdad, no estaba en condiciones de recibir visitas.
Parecía un zombie
Bajé las escaleras a regañadientes y bufé al no ver a nadie.
—Aly —sentí de inmediato dificultad para respirar cuando escuché esa voz a mis espaldas. Cerré los ojos y negué sin girarme hacia él—. Mi amor...
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