El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA) romance Capítulo 48

—¡Dios! —di un saltito al ver a Chyler con su lencería azul—. La foto de tu barriga rompió el récord de likes en instagram.

—Lo sé. Fue una sorpresa para todos —sonreí—. No hubo absolutamente ni un comentario negativo. Todos están emocionados por nuestra pequeñita.

—Aún no puedo creer que esto esté pasando —me miró por el espejo—. ¿Quién iba a creer que el hombre que te chantajeó se convertiría en tu prometido y padre de tu hija? Esto es digno de una película o novela de Wattpad.

—¿Desde cuándo te gusta leer? —fruncí el ceño confundida.

—Desde que conozco Wattpad —se encogió de hombros—. En esa aplicación están los personajes literarios más calientes.

—¿Sólo por eso te gusta? —pregunté y sonreí cuando sentí cómo mi bebé se movía.

—Y porque es como si estuvieras viendo una película pornográfica, pero mil veces mejor.

—¡Hey! No digas esa palabra frente a Destiny —puse mis manos sobre mi panza "tapándole" los oídos a mi bebé.

—Des va a seguir queriéndome aunque diga "por..."

—¡Qué no la digas, mujer! —grité matándola con la mirada.

—Eres una exagerada. Ella no sabe qué significa eso.

—No me importa —me paré de la silla con un poco de dificultad—. No quiero que digan esa palabra cuando Destiny y yo estemos presente, ¿entendido? —me acerqué a mi amiga y le arreglé el tirante del brasier, ya que estaba torcido.

—Está bien —masculló mientras se miraba detalladamente en el espejo—. No estoy preparada para mi última presentación. Voy a extrañar mucho este lugar —mordió el interior de su mejilla.

—¿Estás segura de que quieres irte? —acaricié su hombro. Suspiró—. En un tiempo más me haré cargo del nightclub. ¿Qué haré yo sin ti?

—Voy a seguir viniendo, Alyssa —sonrió triste—. Pero creo que mi vida cómo bailarina nocturna tiene que acabar. Ya encontré un trabajo "normal", así que ya no tendré que mentirle todos los días ni a Andreus, ni a mi madre.

—Tal vez sólo debes contarles que trabajas acá, Chyler. Lo entenderán.

—No es sólo por eso que decidí irme —se dio vuelta para mirarme de frente y habló—. Me aburrí de esta vida secreta.

—Chyler...

—Amo mucho este lugar, pero creo que ya fue suficiente —miró fugazmente el camerino—. Quiero tener una vida normal —se le rompió la voz.

Me acerqué a ella y la abracé con dificultad por culpa mi barriga. Ya tengo siete meses, así que ya se me hace un poco incómodo abrazar a alguien.

—Y yo te voy a apoyar en eso —besé su mejilla y reí—. Vamos a seguir siendo Lilith y Ardat por siempre.

—¿Lo juras? —se separó de mí limpiando una solitaria lágrima que caía sobre su mejilla—. ¿No me vas a cambiar por otra chica cuando te hagas cargo del nightclub?

—Claro que no, ridícula —puse los ojos en blanco con gracia—. Te lo juro.

Íbamos a abrazarnos nuevamente, pero la voz de Keegan, el nuevo guardia del local nos interrumpió.

—Es tu turno, Ardat.

—¿Me veo bien? —Chyler me preguntó claramente nerviosa.

—Te ves perfecta —guiñé mi ojo.

Me dio una última sonrisa antes de salir casi corriendo del camerino.

Cerré los ojos con fuerza al sentir un dolor en la espalda.

—¿Estás bien? —no me había dado cuenta de que Keegan seguía en la puerta.

—Sí, sólo quiero sentarme unos minutos —contesté y sonreí agradecida cuando se acercó a mí para ayudarme a caminar hasta el sofá—. Muchas gracias.

—¿Te traigo un vaso de agua?

—No te preocupes —moví mi dedo índice negando—. Estoy bien.

—Te ves muy guapa hoy —un segundo después de que Kegaan dijera eso, la puerta se abrió con lentitud, dejándome ver a un Mikkel con el ceño levemente fruncido.

—Alyssa siempre se ve guapa —lo corrigió. Se acercó a mí y dejó un beso en mis labios para luego mirar a Keegan—. Creo que no nos conocemos. Mi nombre es Mikkel, soy el prometido de Alyssa.

—Bueno, yo sí lo conozco a usted —sonrió nervioso—. Es un gusto, me llamo Keegan y soy el nuevo guardia del nightclub.

—¿Quién se fue? Joshua no me contó nada —Mikkel se sentó a mi lado. Dejó su mano en mi panza y la acarició.

—Juan —contesté mientras hacía nuevamente una mueca de dolor al sentir ese dolor de mierda en mi espalda.

Esto es cosa de todos los días

—Era hora. Es momento de que descanse, tiene sus buenos años ya —se encogió de hombros y me miró—. ¿Otra vez la espalda?

—He estado todo el día así.

—Bueno, yo me voy —Keegan carraspeó—. Fue un gusto, señor Hummel —mi chico le dio un asentamiento de cabeza antes de que se marchara.

Acá vamos...

—No me dio confianza —soltó Mikkel.

Reí al conocerlo tan bien, porque sabía que iba a decir eso.

—A ti nadie te da confianza —bufé con gracia—. Ningún guardia va a ser mejor que Joshua, eso está claro. Pero tampoco creo que sea alguien por el que tengas que desconfiar.

—Hablando de Joshua... ¿Ya supiste que Kasia se va a ir vivir con él?

—¿Cómo no lo voy a saber? Hablo las 24 horas del día con esos dos —apoyé mi cabeza en su pecho—. Son muy lindos, ¿no crees?

—Sólo espero que les vaya bien —apoyó su barbilla sobre mi cabeza—. No me gustaría verlos sufrir, menos ahora que Joshua tambien es como un mejor amigo para mí.

—Le tengo muchísima fe a esa pareja. Creo que no deberíamos preocuparnos por nada.

—Eso espero —se acomodó en el sofá para mirarme—. ¿Cómo estuvieron hoy?

—Tuve los mismos dolores de siempre —me encogí de hombros restándole importancia—. Y Destiny ha estado muy traviesa. No ha dejado de moverse.

—¿Puedes dar una patadita para papá? —Mikkel se acercó a mi barriga. Le dio un toque suave y volvió a hablar—. Por favor, pequeña.

—Creo que no tiene ganas —dije mientras acercaba mi mano hacia el cabello de mi chico para acariciarlo.

—No dejaré que tengas pareja hasta que cumplas treinta si no das una patadita.

—¡Sigues siendo el mismo chantajista de siempre, Mikkel! —le di un golpe suave en la cabeza y sonreí con ternura al sentír una patadita.

—¡Já! ¡Gané! —exclamó mostrándome la lengua como un niño pequeño—. Pero de todas formas no dejaré que tenga hasta que cumpla trein... —mazculló mientras se alejaba de mi panza, pero lo interrumpí.

—¿Tú crees que yo voy a aceptar eso? —enarqué mi ceja con una sonrisa burlona—. Pobre iluso.

—Alyssa... —me miró con los ojos entrecerrados.

—La ayudaría a esconder a su chico o chica si así fuera necesario —chasqueé mi lengua—. Y hablo muy en serio.

Capítulo extra 2 1

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