El comprador (COMPLETO) romance Capítulo 53

—Nadie amenaza a mi esposa, y mucho menos un criminal —espetó Alexander acercándome a su cuerpo y fijando en aquel hombre una fría mirada  —si tiene algo que declarar dígale a las autoridades que esta listo para colaborar —el maldito de Roger nos miraba de manera alterna y un tanto perdido entre la actitud atrevida de mi marido y la calmada mía pero se veía perfectamente que él sentía que tenía la sarten por el mango, y probablemente así fuera —de lo contrario no vuelva a contactar a mi esposa y menos para mentir sobre su parentesco.

—¡No he mentido¡

Esas únicas palabras detuvieron la retirada que estábamos iniciando Alexander y yo.

Me estaba dejando sacar de allí por él, simplemente porque estaba tan confundida con todo lo que estaba pasando, que era incapaz de reaccionar y mi marido era experto en lidiar con situaciones extremas. Pero aquel hombre que insistía en mentir sobre algo a lo que no le encontraba lógica,nos frenó con su insistencia.

Me había pillado en horas bajas cuando estuve inicialmente delante de él; pero algo dentro de mí se revolvió y me recompuse enseguida girandome hacia él y encarandolo.

—Tú y yo, solo tenemos una cosa en común y es tu hija —me había inclinado sobre la mesa, apoyando mis palmas abiertas sobre la madera puesto que él debía permanecer sentado y esposado a la barra que alli había —si quieres que le de algún recado de tu parte lo haré, pero nada más. No me interesa nada que tenga que ver contigo así que no te equivoques al pensar que podrías tener algo con lo que chantajearme porque no es así.

Había hablado corrido, como si me faltara tiempo para salir pitando de allí. Había algo en el ambiente que me ponía nerviosa. Algo que no sabia identificar pero que no dejaba de exaltar mis latidos dentro del pecho. Estaba un tanto asustada, debía decir.

—Puede que yo no, pero sé de alguien que si lo tiene y se muere por verte. Tiene una sorpresa para tí.

Pretendiendo no caer en su juego, mantuve mi intención de irme de allí con mi marido y justo cuando estábamos a punto de salir de aquel espantoso sitio, expresó dando punto y final a su discurso y punto de inicio a mi calvario...

—¡Está vivo y quiere verte preciosa, le debes el servicio de aquella noche!

La bilis quemó mi tubo digestivo tratando de salir hacia afuera y no pude evitar salir corriendo de allí para buscar dónde vomitar.

No conseguí llegar ni al lavabo, y tuve que usar un cesto plástico de basura que Joseph me pasó, mientras Alexander y Kyle permanecía adentro con la última persona que pensé que me diría algo como aquello, en un momento como aquel y sin motivos aparentes... al menos no todavía.

Cuando me hube calmado, y estaba de regreso a la oficina de mi cuñado, tomé un poco de agua que me había ofrecido nuevamente e inspiré profundamente antes de decir:

—¿Puedo volver mañana y hablar nuevamente con él, quizá traer a su hija y no se... volver a escuchar lo que tenga que decirme ya estando más calmada y serena, siendo un poco mas objetiva?

Viendo la negativa de mi marido, él capitán se apresuró a alzar una mano y la voz para informar su disposición a materializar mi idea.

Necesitaba volver. Pensar también. Pero necesitaba volver y entender que podía estar pasando y quien o quienes podían estar detrás de aquello y sobre todo, por qué.

Asentí a mi cuñado y y mis otros dos acompañantes se dispusieron a salir de allí, una vez me vieron en la misma disposición pero nuevamente el policía con su voz, nos detuvo.

—Detuve la grabación a tiempo Alex...

Su tono al hablar era muy bajo, como si lamentara y a la vez no lo hiciera, el haber infringido la ley. Todo, por proteger a su hermano y por extensión a mí también.

—No quedará registrado lo que dijo sobre tu mujer y la noche del video. No te preocupes —concluyó sereno.

Y mi marido que ya estaba con la mano en la mía para sacarme de allí, se dió un poco la vuelta con un giro de sus caderas solamente y por encima del hombro le dijo :

—Si esperas que te lo agradezca yendo a ver a tu padre puedes denunciarme tu mismo, que prefiero mil cárceles antes que estar frente a él otra vez. No me ayudes en vano si esa es tu intención.

—Hasta mañana Kyle, gracias por todo —le dije, interviniendo en un relación tan profundamente dañada, que no entendía porqué no alcanzaban ni a mirarse a los ojos y dando así, por finalizada la convulsa visita.

En cambio a Joseph, después de salir nosotros, lo ví ir hasta su hermano y palmear su hombro con afecto y apoyo.

Una marcada diferencia de lo que sucedía con Alexander.

Salimos afuera y nos dirigimos directamente al auto y en completo silencio los tres.

Mi marido abrió la puerta de mi lado del coche y cuando entré, él me siguió, obligándome a rodar por el asiento hasta la otra ventanilla. Estaba extraño y pensativo. No conseguía descifrarlo pero notaba a las claras, su profunda preocupación.  Y eso, me preocupaba el doble porque Alexander no solía mostrarse así de turbado casi nunca... por no decir nunca, jamás.

—Vamos al yate Joss, mañana lleva las cosas de Loreine allá y dile a Patricia que vaya contigo para que desde ahí vuelvan a comisaría. Yo saldré a navegar temprano. Cuando nos dejes en el embarcadero tómate el resto del día libre.

—¿Me estás rastreando...?—pregunté en un susurro con el movil cubierto entre mis manos.

—Lo que está pasando no mola nada Loreine y no quiero que te suceda algo y mi hermano me culpe a mí de más cosas. Pero es que te he perdido. Me estaba poniendo inquieto y tu amiguito Christian estuvo aquí visitando al padre de Patricia.

—¿¡QUÉ...¡?

Miré hacia mi alrededor para comprobar que nadie hubiese escuchado el grito que di,y aún seguía sola en cubierta. El bote se movía y yo me preparaba para asimilar que Alex podía tener razón al desconfiar de Christian.  Joder, que mal todo.

—Las cosas se están convirtiendo en muchas, o más bien demasiadas para encubrir y estuve revisando el video y no estoy seguro de que ese hombre esté vivo como dicen. Mis hermanos comprobaron antes de sacar el cuerpo su pulso y Joss es médico, no se confundiría. Necesito que me lleves hasta tu casa para revisar la escena y hacer, tú y yo solos, un recuento de los hechos, Loreine.

—¿Tú y yo solos?—pregunté recalcando su afirmación, porque no veía como sería eso posible debido a mi dependencia de Alexander y su guardaespaldas.  Sinceramente no creía que pudiese hacerse algo como eso.

Toda esta indeterminada historia se estaba haciendo cada vez más grande y segundo a segundo, sentía que me estaba alejando más y más de mi marido. Si tan solo pudiésemos hablar las cosas, no estaríamos tomando caminos tan inciertos y en direcciones opuestas y entre todos, lograríamos mejores resultados; pero, justo eso es lo que provoca la indeterminación, que todo se tuerce cada vez más y pocos logran salir de ella airosos.

—No va a ser fácil escapar de Alexander para verte y hacer todo eso— contesté sincera porque tampoco podía elevar demasiado sus expectativas y que luego se trazaran metas que se volvieran utópicas por mi silencio.

Un suspiro profundo de dos hombres al mismo tiempo me dijo,  que no solo Kyle había inspirado...

—¿Con quién hablas?...

La voz cadente y perfecta de Alexander me caló los huesos y apretando el movil en mi mano, me debatía entre girarme o no girarme a evaluar los daños que ocasionaría aquella acción.

Otra vez la indeterminación imperando.

-¿Con quién demonios hablas?...

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