De inmediato, el anciano salió de la habitación a toda velocidad, en dirección de la diminuta cocina y después de tan solo un momento, regresó con un enorme frasco que sostenía entre las manos.
—Mi esposa encontró este hongo reishi en el cementerio… —susurró Camilo, avergonzado, antes de añadir—: Como pueden ver, es más grande que los demás hongos de ese tipo, así que, al notarlo, mi esposa me convenció de que valdría mucho dinero; por ello, decidimos traerlo a casa.
—Si no le molesta, necesito verlo a detalle —respondió Jaime, con voz severa; en efecto, aquel inusual objeto era muy similar a un hongo reishi; sin embargo, se escuchó la voz de Josefina al decir de manera inesperada:
—¡Parece un pedazo de carne en descomposición! —La joven dejó escapar una estrepitosa arcada llena de repulsión.
—Es verdad que parece un animal muerto, pero les aseguro que es una planta —explicó Camilo, que se disponía a tomar la seta entre sus manos; no obstante, antes de que pudiera continuar, Arturo gritó, aterrorizado:
—¡Alto, podrías envenenarte también!
—No te preocupes; te prometo que todo estará bien. De hecho, no sería la primera vez que lo toco y como puedes ver, estoy bien —relató el anciano, con una cálida sonrisa en el rostro.
—Es curioso que mientras no se ingiera el hongo reishi, no hay problema; estoy seguro de que su esposa lo mordió en algún momento… —Al terminar de emitir esas palabras, Jaime tomó el hongo reishi de entre las manos de Camilo para comenzar a examinarlo a detalle; todos lo observaban, expectantes, al tiempo que aguardaban su respuesta. Casi de inmediato, el apuesto hombre advirtió un pequeño agujero en el tallo, casi imperceptible; al verlo, el semblante de Camilo palideció por completo al explicar, incrédulo:
—¡No te preocupes! Estoy seguro de que podremos ayudarla sin problemas, ahora que sabemos la causa de su malestar. —Después de una breve pausa, Arturo continuó—: Señor Casas, dígame qué sucede.
—En realidad, se trata de un tipo de hongo reishi que crece en lugares con niveles de energía muy altos; esta seta es muy especial, ya que posee ojos. De hecho, con el tiempo, aparecen más ojos y en su etapa final, se forma una especie de rostro, por lo que adopta el nombre de hongo aconita; no obstante, es poco inusual encontrar ese tipo de hongos en la naturaleza, pues a menudo, los animales los comen cuando son muy pequeños —explicó Jaime, antes de continuar—: El veneno de este hongo es muy potente; además, una de sus características principales es que absorbe los nutrientes de cuerpos en descomposición, por lo que es común encontrarlos en cementerios. Debido a que no se conoce mucha información de estas setas, no existe ningún antídoto disponible y entre más maduro, más letal, así que tienen mucha suerte de haber encontrado un espécimen joven. De otra manera, me temo que hubiera sido imposible salvarle la vida a su esposa.
Ante las escalofriantes noticias, Camilo comenzó a sentir el corazón acelerársele, pues había planeado preparar una comida con ese ingrediente; si bien el anciano parecía absorto en sus pensamientos, no pudo evitar sobresaltarse al notar a Jaime acercarse a la mujer sobre la cama. De inmediato, el apuesto hombre tomó varias agujas y volvió a insertarlas en diferentes partes de aquel frágil cuerpo; tan solo un momento más tarde, la mujer abrió los ojos.
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