EL ERROR QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS romance Capítulo 38

—Este es mi grano de arena a tu sueño de la fundación, te pondré en contacto con diferentes empresarios del país para que apoyen el proyecto, haremos una subasta, para recabar fondos y destinarlos a todas las etapas, te conseguí asesoramiento legal para el registro de la fundación, y un equipo de administración, también un equipo de trabajo para que le informes como estará distribuido todo esto. Me tomé el atrevimiento y te pido disculpas por extraer de tus archivos del teléfono el proyecto y por eso se acerca a lo que querías.

Ella se quedó viéndolo con absoluta ternura, no podía creer que él tuviera en cuenta sus deseos, sentía una profunda emoción en su pecho, y un nudo en la garganta le impedía hablar.

Conrado se dio cuenta, la abrazó con fuerza, sintiendo la emoción de su amada.

—Sé que quieres no solo llevarles a esas mujeres asesoramiento legal y financiero, brindarle recursos económicos, sino también apoyo emocional para comenzar de nuevo. Por eso como una de las acciones importantes, es que quiero llevarte a una cena que se hará en dos semanas para recibir a uno de los hombres más ricos del mundo y un filántropo se llama Graymond Ballmer, no lo conozco en persona, he tenido algunos negocios en Estados Unidos con algunas de sus empresas, quizás puedas convencerlo de apoyarte en tu proyecto.

Salomé no podía creer lo que estaba escuchando. Conrado había superado todas sus expectativas y más allá. La emocionaba que él estuviera dedicando su tiempo y recursos para ayudarla a hacer realidad su sueño de crear una fundación para mujeres desprotegidas y víctimas de violencia. La ternura que sentía por él se multiplicó por mil.

—Conrado, no sé cómo agradecerte por todo lo que estás haciendo por mí. Esto es más de lo que nunca imaginé posible. Jamás podré compensarte —pronunció con voz entrecortada.

—No hay necesidad de compensación, mi amor. Lo hago por ti, por lo que crees, sé lo difícil que fue para ti lo que viviste cuando te separaste de Joaquín y por eso quieres ayudar a otras a que no pasen por esto. Sé que por eso este es un proyecto importante para ti y solo quiero ayudarte a que se convierta en realidad. Además, eso te hace feliz y a mí me gusta hacerte sonreír.

La tomó por el mentón y besó sus labios, primero con suavidad, pero a medida que transcurría los segundos se hizo más intenso, cuando por fin dejaron de besarse, Conrado le abrió la puerta y regresó con ella a la casa.

Al llegar Salomé abrió los ojos de par en par, al ver todo lo que tenía en frente, Eran ramos de rosas rojas, había más de mil rosas, cubriendo la fachada se sintió emocionada pensando que se trataba de otro regalo de Conrado, pero cuando extendió la vista y vio a Joaquín, no pudo evitar decepcionarse, frunció el ceño con molestia, apenas el carro se detuvo se bajó y Conrado detrás de él.

—¡¿Qué significa esto?! ¿Qué diablo hace este montón de rosas? ¿Es que te gusta tentar a la muerte? ¿Vienes a provocar a Conrado? Te juro que si él decide ponerte más moretones en ese rostro de idiota ni un dedo moveré. No necesito ningún obsequio de tu parte, porque tengo a mi marido que me los da y no deja de buscar la manera de hacer mis sueños realidad y satisfacerme.

»Por ejemplo, hace un momento me acaba de dar cuatro edificios para poner allí en funcionamiento una Fundación para la ayuda de mujeres necesitadas, ese si es un regalo espectacular, porque con eso puedo ayudar a otros, en cambio, tus rosas no me aportan nada, así que quítalas de allí y ve a quien se las da —dijo molesta, pasando la verja y emprendiendo el camino hacia la casa.

Joaquín se quedó viendo a Conrado que sonreía feliz.

—¡Eres un tramposo Abad! Quedamos en que sería yo quien le diera el primer regalo ¡Y qué hiciste tú! Le llevaste y le regalaste cuatro edificios para una fundación, ese no era el trato —expuso con irritación.

—¿Y quién dijo que los cuatro edificios que le di a mi mujer forman parte de un trato? Es un obsequio que preparé para ella hace días… yo aún no le he dado los míos, no tengo la culpa que tengas poca imaginación para enamorar a mi mujer.

—Por si lo has olvidado antes de ser tuya, ¡Fue mía! —exclamó indignado.

—Eso explica por qué el tiempo verbal que usas es pasado, y ya no la tienes, porque seguro que no hacías ningún gesto para enamorarla… vas a observar bien Joaquín y aprende, así quizás la otra mujer que te consigas a futuro la puedas mantener a tu lado —le dijo con burla.

Tal y como se lo prometió ese mismo día en la tarde se llevó a Salomé a la oficina, le pidió acompañarlo a un estadio que quedaba cerca y minutos después vio la presentación más espectacular de todas.

No supo cómo lo hizo, pero unas bandadas de palomas blancas surcaron el cielo, volando de manera ordenada mientras todos sonreían admirados y al final se alineaban para formar la frase.

“TE AMO, SALOMÉ. CONRADO”, encerrada en un corazón formado por aves.

Salomé sonrió, sus ojos brillando de la emoción, se giró hacia él y lo abrazó.

—Mi amor, esto es demasiado hermoso —sollozó sintiendo que su corazón golpeaba con fuerza en su pecho

Conrado la sostuvo con fuerza y besó su cabello. La abrazó con fuerza y la besó apasionadamente, su lengua luchando por entrar en su boca. Salomé se rindió a su beso y le correspondió con igual intensidad, sabiendo que cada día se enamoraba de él. Conrado la levantó en el aire y le dio varias vueltas.

—Quiero que sepas que siempre estaré aquí para hacerte feliz, para hacerte sentir amada y para apoyarte en todo lo que necesites. Eres la razón de mi existir y haré todo lo que esté en mi mano para que siempre sonrías —pronunció mirándola con intensidad.

Salomé se sintió abrumada por la pasión que emanaba de Conrado. Se sentía como si pudiera conquistar el mundo con él a su lado.

*****

Cerca de allí Joaquín los observaba con tristeza, pensando en la manera de poder recuperar a su esposa, no podía soportar el dolor de verla en brazos de otro hombre, se dio la vuelta y subió al auto mientras dejaba que las lágrimas rodaran por sus mejillas, no pudo soportarlo, regresó a su casa.

Entró al apartamento que compartió por tres años con Salomé, se fue a la cama y se tiró allí, tratando de captar su olor, pero ya no había nada, Vio el closet, esperando encontrarse algo de ellas, pero cuando lo abrió, no había ropa ni de ella ni de la niña, no pudo evitar molestarse y caminó hacia la casa grande.

—¿Dónde está la ropa de Salomé y de Fabiana? —inquirió molesto.

Conrado, intrigado, le hizo una seña a los guardias para que la llevaran al interior.

Una vez dentro la mujer se sorprendió al ver a Salomé.

—¿Qué haces tú aquí? —interrogó en tono serio.

—Salomé es mi prometida señora —declaró el hombre tomando a Salomé por la cintura de manera protectora.

—¿Es en serio? ¿Ese es el amor que le tenías a mi hijo? Mientras él sufre por ti, tú andas enredada con otro hombre —mencionó con molestia.

—Disculpe señora, yo soy una mujer libre de rehacer mi vida, por si no lo recuerda su hijo y yo estamos divorciados, no tengo ni pienso tener nada con él. Estoy con Conrado, un hombre maravilloso del que me he enamorado porque me ha hecho sentir amada y valorada, es el hombre a quien amo y quiero estar con él el resto de mi vida —respondió Salomé con sinceridad.

La mujer la miró con desprecio.

—Pobre mi hijo al tener una mujer como tú.

—Señora, Salomé, no es ya la mujer de su hijo, sino la mía, y si su intención es venir a ofenderla, le pido que se vaya, porque no voy a permitir que nadie la insulte —declaró Conrado con firmeza.

La mujer se sorprendió, respiró profundo y se calmó.

—¡Vine a que me busque a mi nieta que me la voy a llevar! —dijo con firmeza, la mujer.

—¡Creo que está equivocada, señora! Ni siquiera Joaquín se ha atrevido a venir a buscar a la niña, usted es quien tiene menos derecho a hacerlo—respondió Conrado con evidente molestia.

—Pues se equivocan, porque si no me entregan mi nieta por las buenas… lo tendrán que hacer por las malas y atenerse a las consecuencias —murmuró la mujer de manera amenazante.

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