El Hijo Del Millonario © romance Capítulo 27

Capítulo veintiséis

La cama en la que estoy se siente tan suave, me remuevo un poco y subo mi pierna encima de la persona a mi lado, paso mi brazo por su pecho calientito y suspiro feliz.

Un momento.

¿Cómo es que estoy en la cama?

Me levanto de golpe y tomo el lado izquierdo de mi cabeza en mis manos notando que esta parte arde y duele como si te la quisieran a sacar de un tirón, vuelvo a acostarme lentamente y abro mis ojos de par en par.

Su cabello está desordenado, sus largas y envidiables pestañas reposan sobre su párpado inferior, su nariz respingada me guía hasta sus hermosos labios entreabiertos, bajo por su mandíbula hasta su cuello y paso a sus hombros donde un vendaje sostiene su brazo enyesado.

No recuerdo haberle visto eso antes de quedar inconsciente.

Flashback

Estoy preparada, yo lo sé.

La chica de aspecto horroroso corre en mi dirección, muevo mis pies y brazos en posición de ataque y cuando la veo más cerca cierro los ojos tan fuerte como puedo.

No, no puedo.

Claro que sí, no te rajes.*

Abro un ojo y veo que lanza su mano en dirección a mi pecho, velozmente me aparto y junto mis cejas, ¿Cómo logré hacer eso? Agarro su brazo y comienza a temblar hasta caer a mis pies.

Eso fue un poco raro y la verdad me siento con bastante energía.

Dirijo mi vista a la loba negra y sonrío al ver que esta sigue sin ningún rasguño. A la vista todo parece un campo de combate militar donde se lucha con la vida, sin embargo, nosotros no somos militares, somos seres sobrenaturales.

O eso es lo que me ha dicho Amir.

Sus ojos revolotean por mi mente, ¿Estará bien? Al llegar al inicio del problema él solo pudo decirme que corriera hasta aquí y le hice caso, pero no pude descifrar que tan preocupado estaba. Su carácter natural físico nunca me deja ver sus emociones a flote, solo cuando él me las dice y es que tampoco tenemos mucho tiempo.

Algo cae sobre mi espalda y me derribo de rodillas. Eso es jugar sucio. La agarro con mis manos y la lanzo lejos llamando la atención de todas. Eso fue muy mala idea, cada una corre hacia mí con todas sus fuerzas. Las lobas tratan de detenerlas, pero es casi imposible.

Definitivamente estoy muerta.

Tomo mi cabeza entre mis manos y cierro los ojos pensando en cada cosa que he pasado por un par de meses. La mudanza, escuela, Omar, Brianna, la señora Sara, el señor Wade, mis padres... Y finalmente él, Amir.

Respiro profundo y una suave brisa me envuelve, toda mi energía se esparce por mi cuerpo de una manera impresionante, ¿A esto se le llama estar en paz? Junto mis cejas y a lo lejos escucho ramas crujientes.

No estoy muerta.

Abro los ojos de golpe y lo primero que veo son los árboles a mi alrededor, ¿Cómo es que estoy aquí? De toda dirección corren hacia mí distintos demonios y frenan abruptamente antes de llegar, inclinan su su rostro y ladeo mi cabeza, volteo y lo primero que enfocan mis ojos es a un señor vestido totalmente de negro.

En un segundo lo tengo a mi lado tocando mi hombro—¿Tú eres la que lleva a mi bisnieto? —su agarre se intensifica—¡Respóndeme!

—Yo no sé quién es usted—escupo con enojo—y suélteme —un brillo sale de mí y lo obliga a soltarme, corro lo más que puedo por el extenso bosque.

Estoy pérdida.

—¿A dónde crees que vas? —aparece al frente mío y me detengo—te pregunte algo—toma mi cabello y me tira contra la tierra lodosa.

Agarro mi cabeza tratando de deshacer el insoportable dolor, jamás había experimentado este tipo de cosas y ahora cuando no las necesito es que aparecen.

Y así el dice que soy hermosa.

Tal vez también haya quedado ciego y no me he dado cuenta.

Me acuerdo de la última palabra que dijo luego de caer profundamente rendida, giro mi cuerpo en dirección a él y escaneo cada rincón de su cuerpo. Solo tiene un par de arañazos y rasguños junto con un enorme brazo enyesado.

Rodeo su cintura con mis brazos y apego mi cabeza gigante en su pecho —Ya estás aquí.

—Claro que estoy aquí, ¿Qué pensabas? —hace una corta pausa—¿Que me ibas a perder o que unos simples demonios podrían conmigo? —habla dramático y extendiendo sus manos al aire, aprieto mi agarre y el da un beso sobre mi cabellera—Te extrañe, Irina.

—Yo también, ojos azules —mi voz se escucha en un susurro—tenía miedo y estaba asustada. Sabes que esto para mí es nuevo y no sé como logré sobrevivir, pero eso no me dio tanto miedo como lo último que dijiste —sorbo mi nariz—¿un duelo a muerte? ¿En qué estabas pensando?, cabezahueca.

—Tenía que hacerlo, el verte ahí golpeada y maltratada no me dejo opción, tengo que protegerte, aunque sea con mi vida —se agacha, me agarra de la cintura con un brazo y me sube al extenso lavamanos —además te prometí que nada me pasaría, ¿por qué incumplir mi promesa? Un Dhall nunca lo hace.

—No importa, lo importante es que estás bien. Algo aruñado y con un brazo quebrado, pero bien —junto mis cejas, no he visto a los demás desde un buen tiempo—y los otros, ¿dónde están?

—Están abajo siendo atendidos por los doctores, a nosotros dos nos atendieron en la madrugada cuando recién habían llegado, tal vez por eso pudimos dormir un poco.

—Entiendo. Entonces, ¿qué esperamos para bajar? —trato de bajarme y Amir se coloca entre mis piernas, su cuerpo caliente se apega al mío y siento como mi piel se eriza.

—Tranquila, irresistible. Te prometí que te follaría, pero ahorita no podemos —achico mis ojos. Pero si yo no hice nada—tenemos que asegurarnos que todos estén bien y luego portar ayuda a toda la comunidad y más tú con mi madre, por lo general la gente se desahoga con ustedes, porque saben que lo que la luna le pida al Alpha se cumplirá—aprieta mis cachetes y sonríe.

—Ja ja, como si yo quisiera mucho que me tocarás —me zafo de su agarre y bajo de la encimera—vamos que quiero ver a los demás —toco la punta de su nariz y camino en dirección al armario. Mi vestimenta solo consiste en un suéter blanco sumamente ancho. Amir llega y se recuesta del marco de la puerta, me libero y quedo en ropa interior.

Su andar me deja de piedra y congelada, sus ojos reflejan ese brillo característico cuando algo le gusta, remoja sus labios, me jala con su brazo libre y me coloca contra la pared del armario, abre mis piernas con sus pies y toca mi cuerpo e inclina su rostro hacia mi oído —Te dije que ahorita no podemos, pero si me sigues provocando, lo más seguro es que te deje en la cama por más de tres días.

Joder.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Hijo Del Millonario ©