El Invitado de La Boda romance Capítulo 48

Apenas estamos afuera del bar, pero la música se escucha tal y como si estuviéramos adentro, terminamos de hacer la fila, presentamos nuestras identificaciones y rápidamente entramos al lugar. Puedo notar como los hombres la miran y al contrario de sentir celos, me siento el tipo con más suerte del mundo —ven preciosa. — le digo y la tomo de la mano para así ir caminando entre la multitud de gente que se dio cita aquí esta noche y poder llegar cerca de la barra —¿quieres tomar algo? — le pregunto y asiente.

—Daiquiri de fresa. — me pide y sonrió.

Me acerco un poco más a la barra para pedir nuestros tragos y en pocos minutos el bar tender me los entrega para que así pueda regresar con ella quien ya se mueve al ritmo de la música que suena a todo volumen. Le entrego su copa y una vez que ella la sujeta, con mi brazo libre, la rodeo por la cintura —¿bailas? preciosa — le pregunto comenzando un juego como si no nos conociéramos de nada y ella asiente.

Su cuerpo y el mío comienzan a moverse al ritmo de la música mientras que por momentos le damos un sorbo a nuestros tragos hasta que ambas copas quedan vacías y las dejamos sobre una de las mesas para así poder bailar mejor. —¿recuerdas como bailamos aquella noche o es que el alcohol también borro aquellos recuerdos? — me pregunta al oído y sonrió.

—¿Porque mejor no me lo hacer recordar bien? — le propongo y la sonrisa que me regala en estos momentos me deja saber que en su cabeza rondan muchas ideas.

Ella no responde, simplemente se las ingenia para voltearse y quedar dándome la espalda para después pegar su cuerpo al mío y tomar mis manos para que las lleve sobre su abdomen —así es que bailamos aquella noche. — dice cuando gira su rostro un poco para verme y yo me acerco a su cuello para comenzar a besarla mientras nos movemos al ritmo de la música.

—¿Aquella noche te dije que bailabas muy bien? — cuestiono haciéndola sonreír.

—Lo dijiste de otra manera, pero si…— responde y con mis manos hago que se pegue un poco a mi si es que eso es posible.

La manera que su cuerpo se mueve rozando el mío es totalmente peligrosa, pero me encanta porque es a esto a lo que vinimos aquí… a tentar a nuestra suerte y terminar esta noche tal y como debimos hacerlo aquella vez —¿te dije que me alteras? — le pregunto al oído y ríe.

—¿Quieres que te diga lo que me dijiste? — cuestiona y muerdo su lóbulo.

—Por favor…— le suplico y honestamente me importa muy poco que la gente nos mire.

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